Amnistía No. 16 - Concedida por Pedro J. Chamorro - 1869

Entre los partidarios del expresidente Tomás Martínez existía enemistad contra el presidente Guzmán y hasta había quienes querían derrocarlo.


Tomás Martínez, Máximo Jerez y otros se unieron para derrocar a Guzmán y proclamaron hacer una revolución de carácter republicano liberal, para contribuir a la realización de un cambio político. Máximo Jerez se tomó la guarnición de León y se arrogó la jefatura de un gobierno provisional, frente al constitucional de Fernando Guzmán. Estalló la guerra y Guzmán depositó la presidencia interina en Pedro Joaquín Chamorro, para poder asumir la jefatura de los ejércitos.


Los esfuerzos de algunas repúblicas centroamericanas y del Gobierno de Estados Unidos contribuyeron a recobrar la paz mediante la firma de acuerdos, incluyendo una amnistía, firmados por el presidente interino Pedro J. Chamorro quien, lograda la paz, devolvió el mando a Guzmán el 25 de noviembre de 1869.


Una de las obsesiones de Tomás Martínez era ser el hombre fuerte de Nicaragua y, con tal fin, había buscado y logrado que se creara el puesto de Capitán general del ejército y que lo asumiera él, con el que montó el andamiaje de una buena estructura militar para seguir controlando el poder después de abandonar la presidencia.


Fernando Guzmán, protegido de Tomás Martínez, y llevado a la Presidencia de la República con la manifiesta ayuda del mismo Martínez, no quería que su gobierno fuera una continuación del gobierno de Martínez y, por ésta razón y alguna más, acabó rompiendo con él. Esta ruptura produjo en el presidente Martínez tal congoja que, cinco días antes de que concluyera su período constitucional, renunció a la presidencia para no asistir a la toma de posesión de su “ahijado” político.  


El 1º de marzo de 1867, el mismo día de su toma de posesión, don Fernando Guzmán dio una amnistía absoluta para todos los nicaragüenses participantes en la guerra de 1863 y quienes, dentro o fuera del país, no habían sido incluidos en la amnistía dada el 20 de febrero por el entonces presidente Tomás Martínez. Por tanto, ahora podían entrar en el país, sin ningún problema, cuantos habían sido excluidos en la amnistía de Martínez.



La anulación de la Capitanía general


Desde que asumió la presidencia, Guzmán pensó anular los decretos de la creación de la Capitanía general que capitaneaba el expresidente y general Tomás Martínez. Guzmán era un hombre que quería gobernar más desde lo civil que desde lo militar y; en este aspecto, era totalmente distinto a don Tomás Martínez.


Martínez, sufría de una enfermedad que le producía vértigos y creía que un viaje por mar le aliviaría; deseaba conocer Europa. Tanto Martínez como Guzmán apreciaron que la salida de Martínez del país contribuiría a cesar la tirantez entre el Gobierno y el partido martinista. Guzmán facilitó esta salida ofreciéndole el cargo de ministro extraordinario y plenipotenciario ante el Gobierno de su majestad británica para arreglar algunos asuntos relacionados con la Mosquitia, que aceptó con todo su beneplácito. Se dijo entonces que la misión era un destierro político.


Durante su ausencia comprendió que no debía continuar en el ejercicio de la Capitanía general y mandó su renuncia, que según parece no llegó al conocimiento del gobernante, porque no hubo resolución sobre ella, y antes bien Guzmán logró que el Congreso la aboliera, como contraria a los principios consignados en la Constitución.1



Nueva alianza entre Jerez y Martínez


Cuando don Tomás Martínez cumplió la misión en Inglaterra, regresó a Nicaragua y se dedicó a sus negocios personales. Máximo Jerez, quien era uno de los excluidos de la amnistía de Tomás Martínez del 20 de febrero de 1867, se encontraba exiliado en Costa Rica cuando Guzmán proclamó la amnistía total, que le permitió, libre de cargos, regresar a su patria.


El malestar de los martinistas siguió y algunos lograron que los dos antiguos amigos de la época del Gobierno Chachagua, convertidos después en enemigos cuando Jerez complotaba contra el gobierno de Martínez, se reunieran y se entendieran contra el Gobierno de Guzmán.


Esta alianza era difícil de lograr, pero los martinistas convencieron a Martínez de que la revolución sin él solamente la aprovecharían los liberales y el eterno conspirador, Jerez, y que de todas formas saldría culpado por Guzmán. Le decían:


Guzmán cree que su partido no se moverá en punto alguno sin orden de usted, así como no se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de Dios; tiene la vista fija en usted y dice que un tiro en Nueva Segovia, Matagalpa o cualquier otro punto, le bastará para prenderle y fusilarle.2


El 27 de mayo de 1869, los dirigentes anti guzmanistas, Tomás Martínez, Máximo Jerez, Francisco Baca y Buenaventura Selva, lanzaron el “Programa de la Revolución”, en el que manifestaron que se proponían “aprovechar la primera ocasión oportuna… para contribuir a la realización de un cambio político” y consideraban que para realizar sus ideas era necesario establecer un gobierno excepcional por algún tiempo y, si esto se lograba, desde ya designaban en esa jefatura a Máximo Jerez, uno de los firmantes.3



La guerra de 1869


Un mes después, el 26 de junio, Máximo Jerez se tomó la guarnición de León y lanzó un manifiesto por el que establecía un gobierno provisional que desde ese momento él presidía. Estalló pues, la revolución o alzamiento y volvió la guerra, o mejor dicho, se acabó el habitual corto rato de pausa o reposo en el que Nicaragua periódicamente cogía aliento para seguir la inagotable lucha fratricida. Esta nueva guerra que duró cuatro meses, dañó aún más la calamitosa economía del país y las finanzas del Gobierno. Una vez más el país caminó para atrás, por la ambición de los partidos y de los hombres por el poder.


Al día siguiente de la toma de la guarnición de León, el presidente Guzmán nombró al frente de los ejércitos al general José Dolores Estrada Vado,4  declaró el Estado de Sitio, suspendió las garantías constitucionales y emitió un decreto por el que ordenaba un impuesto forzoso de 100 mil pesos para financiar esa guerra: treinta mil al departamento de Granada; veinte mil al de León; quince mil al de Rivas; quince mil al de Chinandega; diez mil al de Chontales, cinco mil al de Nueva Segovia y cinco mil al de Matagalpa.5


El 1° de julio asciende a General de División al general José Dolores Estrada y el 23 de julio crea otro impuesto forzoso de ochenta mil pesos más, en los mismos departamentos anteriores, pagaderos en mercadería y en ganado a los precios de plaza. Una semana después emite otro decreto urgiendo los pagos de estos impuestos forzosos bajo la pena de subastar bienes de los morosos, incluyendo multas.


La contienda se intensificó y el 12 de agosto murió el general José Dolores Estrada Vado de causa natural y su sucesor, el general Antonio Medina, fue derrotado el 30 del mismo mes en Nagarote.


Esto también aumentó las fricciones entre influyentes conservadores que apoyaban al Gobierno de Guzmán y el grupo llamado “La Montaña”, dirigido por Enrique Guzmán (secretario privado e hijo del presidente Guzmán), acerca de críticas a la conducción de la guerra por los generales que mandaban los ejércitos. La crisis del Gobierno llego al límite. Los hombres del conservatismo propusieron al presidente Guzmán que para acabar con las rivalidades y encauzar la guerra por un mejor derrotero, el propio presidente Guzmán debía ponerse al frente del ejército; que durante su ausencia asuma la presidencia don Pedro Joaquín Chamorro; y que se elimine del gobierno la influencia del circulo de la Montaña, o sea, que Guzmán separe de la Secretaría privada a su hijo Enrique Guzmán. Todo lo aceptó y cumplió Guzmán.


En el campo enemigo también reinaba la discordia y, lo que no conseguían las balas lo arreglaban los celos. No podía haber unión sincera entre Martínez y Jerez, pero solo Jerez no lo comprendía así. El retirado general y expresidente José Trinidad Cabañas de Honduras logró convencer a Jerez de que no valía la pena seguir peleando para que Martínez, y no él, fuera el presidente de Nicaragua. Esto apresuró en Jerez el deseo de terminar la guerra y justificó su cambio de actitud expresando que la revolución “no iba en camino de la nacionalidad”.



Un Convenio de paz y promesa de amnistía


Así las cosas, el representante oficial de Honduras, don Manuel Colindres, el 25 de septiembre de1869 logró la firma de un Convenio de Paz con el representante del Gobierno de Guzmán, don Tomás Ayón. Acordaron algunas bases, como la reforma de la Constitución; la elección de diputados a una asamblea constituyente, que se instalaría el 1º de enero de 1870; la exclusión en la Constitución de 1858 de la necesidad de tener un capital en dinero o bienes raíces para poder ser senador; la aceptación de los principios liberales del sistema republicano; la necesidad de nombrar personas representativas para la reconciliación real de los partidos; y el reconocimiento de la deuda de ambas partes “bajo un pie de igualdad”.


En cuanto a la amnistía, se ponía la base para la futura e inmediata amnistía cuando en uno de sus artículos decía: “Este arreglo causará un olvido general de todos los hechos políticos de la revolución y no deja más responsabilidades que las que en sus cuentas puedan resultar a los encargados del manejo de las rentas o caudales públicos (Artículo 10). Buenaventura Selva, como Comisionado del Gobierno provisorio, subscribió las bases de ese Convenio de Paz.



La amnistía del 21 de octubre de 1869 — Amnistía N° 16


Tres días después, el 21 de octubre, el presidente interino, Pedro Joaquín Chamorro, aprobó el acuerdo en que se concedía la amnistía general a cuantos hubieran participado en esta guerra y, además, se prometía pagar un dinero a los soldados rebeldes que desertasen. Deseaba, pues, que los sublevados no tuvieran temor a represalias y dejaran cuanto antes las armas. (Vea Anexo 16).6



La mediación norteamericana


Pero, además de los gobiernos de Centroamérica, un nuevo actor entró en juego: Charles N. Riotte, ministro residente de Estados Unidos, quien había recibido amplios poderes de los jefes de la revolución para firmar un convenio de paz, que debía tener efecto sin necesidad de la ulterior aprobación por parte del que ha sido llamado “Gobierno Provisorio”. Esto pudo realizarse, con más facilidad, después de haberse acordado la citada amnistía del 21 de octubre.



La amnistía en el Convenio de Paz de Pueblo Nuevo


El 24 de octubre de 1869, a los tres días de otorgada la amnistía de Chamorro, los contendientes representados por el ministro americano, Riotte, en unión con Francisco Zamora, y Fernando Guzmán, comandante en jefe del ejército de la República, el 24 de octubre de reunidos en Pueblo Nuevo,7  firmaron las bases de una capitulación que contenía, entre otros:


• Un olvido general (amnistía) de todos los hechos políticos y de guerra.
• El Gobierno nombrará al general Sebastián Gutiérrez, gobernador militar de León.
• Convocar las elecciones para un congreso constituyente, el que resolvería sobre el reconocimiento y pago de la deuda contraída por la revolución, desde el 25 de junio hasta la fecha, de la que el general Guzmán deseaba que se considerase en igualdad de condiciones con la del Gobierno Constitucional.
• Acordaron la entrega de armas de los revolucionarios y prometían perfecta libertad en las elecciones que debían verificarse.


Esto no creó una nueva amnistía, sino que reforzó la firmada el día 21, porque también fueron aceptadas por el presidente interino, Pedro Joaquín Chamorro, cuando al día siguiente firmó su ratificación en la Casa de Gobierno de Managua.8


Así acabó la guerra iniciada el 25 de junio de 1869. Junto a los nicaragüenses, estampó su firma el representante de los Estados Unidos, siendo este acontecimiento el primero de su género en la historia de Nicaragua.



Fernando Guzmán retomó la presidencia


Los esfuerzos externos de algunas repúblicas centroamericanas y del gobierno de los Estados Unidos contribuyeron a sembrar un poco de calma en el país. Y entonces, don Fernando Guzmán, que el 12 de septiembre de 1869 había abandonado la presidencia de la República para dirigir los ejércitos en defensa de su Gobierno, regresó a la Presidencia de la República el día 25 de noviembre de 1869. Desde ese momento, el presidente Fernando Guzmán no tuvo muchos contratiempos y pudo continuar en el poder hasta finalizar su período constitucional, el 1 de marzo de 1871.


 
Fernando Guzmán, un ciudadano civil


Al final del mandato provisional del senador presidente, Chamorro, en nombre del Supremo Gobierno, condecoró a Guzmán con el grado de General de División de las armas de la República. Pero, según lo expresado en su discurso o Manifiesto de la toma de posesión, Fernando Guzmán se sentía un presidente civil y no un militar, aunque aceptara ese honor con cierta diplomacia y lo conservaría hasta el final de su gobierno. Por eso, el mismo día en que entregó la presidencia de la República a don Vicente Cuadra, su sucesor, renunció oficialmente al alto grado militar, imponiéndose sus ideales civilistas sobre los militaristas. Tal renuncia no era un acto usual en aquellos ni en ningún otro tiempo.

 


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Anexo 16
Octubre 21 de 1869
Amnistía No. 16
Otorgada por Pedro Joaquín Chamorro A.

Nota: Se preserva la grafía original
El Senador Presidente de la República a sus habitantes,


Creyendo que, no obstante los gloriosos triunfos obtenidos por el ejército de la República sobre las fuerzas rebeladas, los caudillos de la revolución, en la ceguedad de sus pasiones, querrán llevar adelante una guerra, que a la notoria injusticia, une la crueldad de sacrificar al infeliz soldado que derrama su sangre sin más resultado que la orfandad y miseria de sus familias.

 

Queriendo demostrar su benignidad a los pueblos, y principalmente a los nicaragüenses que empuñan el arma contra la autoridad constituida, ya por la fuerza de sus opresores, ya por ignorancia de los innobles fines que éstos se proponen por medio del trastorno; y en el propósito de terminar la presente revolución con los menos sacrificios posibles de vidas e intereses y evitar ruinas y desgracias a la hermosa ciudad de León y su próspero departamento, cuya suerte pesa en el ánimo del Gobierno con todo el interés a que son acreedores,

 

Acuerda:

 

Art. 1º.- Concédese amnistía general sin excepción ninguna, a todos los que en la presente guerra civil han tomado armas contra la Autoridad Constituida, con tal que se presenten al señor general en Jefe del Gobierno o al Ministro de la Guerra dentro de diez días.

 

Art. 2º.- El soldado que desertare de las filas de los facciosos, además de la amnistía, tendrá cinco pesos sencillos de gratificación, si se presentare con el rifle.

 

Comuníquese.- Managua, octubre 21 de 1869.- Pedro Joaquín Chamorro.- El Ministro de la Guerra.- Antonio Falla.9


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1 Pérez, Obras históricas completas, op.cit., p. 729-730. Disponible en clic aqui

2 Ibid, p 739. Disponible en clic aqui

3 Chamorro Zelaya, Pedro, En Revista Conservadora, No. 4, Managua, Enrique Guzmán y su tiempo Tomo I, p.9. Disponible en clic aqui

4 Decretos y Acuerdos Gubernativos de 1869, Acuerdo 27 junio 1869 nombra general en jefe del ejército. Disponible en clic aqui

5 Decretos y Acuerdos: Año 1969, Decreto 27 junio 1869 derrama empréstito forzoso de $ 100,000. Disponible en clic aqui

6 Decretos y Acuerdos: Año 1969, Decreto 25 septiembre 1869 ratificando convenio de paz. Disponible en clic aqui

7 Posteriormente, en honor a este tratado, Pueblo Nuevo cambió de nombre a “La Paz Centro».

8 Decretos y acuerdos gubernativos 1869, Decreto 25 octubre 1869, Base de capitulación. Disponible en clic aqui

9 Escobar, Esteban, Pedro Joaquín Chamorro – Biografía, p 13. En: Revista Conservadora, mayo 1968, No. 92. Disponible en clic aqui