Amnistía No. 26 - Concedida por Adolfo Díaz - 1915

El doctor Madriz, prominente ciudadano, liberal doctrinario, fue llamado por el partido liberal para ocupar la Presidencia de la República y el Congreso lo eligió para terminar el período de Zelaya y ejerció esa presidencia durante 9 meses (21 diciembre, 1909 al 20 de agosto 1910) bajo los continuos ataques de la revolución conservadora que seguía con vigor y no se conformaba solo con la caída de Zelaya, sino que ahora también quería la caída de todo el liberalismo.


El doctor Madriz tuvo que renunciar el 20 de agosto de 1910, entregando el mando presidencial al liberal José Dolores Estrada Morales (no el de San Jacinto), para traspasarlo a su hermano, el jefe revolucionario general Juan José Estrada Morales, cuando este llegara a Managua desde los campos de batalla del interior del país.  


El doctor Madriz, igual que Zelaya, salió al exilio y se embarcó en el muelle del lago Xolotlán hacia puerto Momotombo para viajar por ferrocarril hacia Corinto. En el trayecto fue sorprendido por una barcaza artillada de los conservadores que le disparó irrespetando su dignidad, la de sus acompañantes y de la tripulación y poniendo en peligro su vida. Salió al exilio en México donde murió el 14 de mayo de 1911 a la edad de 44 años.       


 
Pactos Dawson


Al gobierno del general Juan José Estrada (28 agosto 1910 al 8 mayo 1911) no lo reconocieron ni los gobiernos de Centroamérica ni el de los Estados Unidos. Estrada quiso normalizar estas relaciones y Washington envió a Thomas C. Dawson para mediar en la pacificación del país. Entre el 27 y 30 de octubre de 1910 los cuatro hombres que dominaban la situación política, generales Juan José Estrada (liberal), Luis Mena (conservador) y Emiliano Chamorro (conservador), y el civil Adolfo Díaz (conservador) firmaron cuatro convenios conocidos como los Pactos Dawson: 1) Acuerdo Político; 2) acuerdo sobre reclamos de extranjeros; 3) acuerdo financiero; y 4) proscripción de los zelayistas.

Acuerdo político - El acuerdo político llamaba a elegir de inmediato una Asamblea Constituyente para que nombre un Gobierno pro témpore de dos años de duración (1911-1913) y redacte una nueva constitución; y que al final de ese gobierno se deberán realizar elecciones para el siguiente período constitucional (1913-1917). La Constituyente nombró a Juan J. Estrada y Adolfo Díaz, presidente y vicepresidente pro témpore, respectivamente, y convino que el general Juan J. Estrada no podrá ser candidato para el siguiente período del pro témpore, porque no se permitirá la reelección.


Acuerdo de proscripción de zelayistas - En el cuarto acuerdo de los Pactos Dawson se convino en que después del Gobierno pro témpore de dos años (1911-1913), en el siguiente Gobierno Constitucional (1913-1917) no se deberá “permitir bajo ningún pretexto al elemento zelayista en su administración”, y que el presidente elegido en los comicios populares de 1912 deberá “representar a la Revolución y al Partido Conservador”. De esta manera, expresamente, eliminaron la candidatura de Juan José Estrada, pero no la de Adolfo Díaz. A continuación se presenta el Primer Acuerdo de los Pactos Dawson:


Pactos Dawson: Primer Acuerdo


Después de numerosas conferencias, los abajo firmados han convenido en las siguientes bases políticas y económicas para la reorganización del país.


1.- Convocatoria de los pueblos de la República para proceder a elecciones con el objeto de elegir los miembros de una Asamblea Constituyente, en noviembre próximo, y que se reunirá en diciembre siguiente y elegirá un Presidente y Vicepresidente, para un período de dos años, bajo la base de una Constitución democrática.

2.- Prestar todo apoyo en la dicha Asamblea Constituyente a la candidatura del general Juan J. Estrada para Presidente pro témpore y a la de don Adolfo Díaz para Vicepresidente por el referido término de dos años.

3.- La Asamblea Constituyente adoptará una Constitución encaminada a la abolición de los monopolios, garantizando los derechos legítimos de los extranjeros y además convocará al pueblo para la elección del Presidente constitucional correspondiente al período siguiente del ya señalado.

Firmados tres de un tenor, en Managua, el 27 de octubre de 1910.- (f) Juan J. Estada.- (f) Adolfo Díaz.- (f) Luis Mena.- (f) E. Chamorro.-

Firmado en mi presencia.- Managua, 30 de octubre de 1910.- (f) Thomas C. Dawson.- (f) Thomas P. Moffat.-1



Caída de Estrada


Este acuerdo venía ejecutándose tal como se acordó. Sin embargo, ocurrió que en la nueva constitución la Asamblea Constituyente, de mayoría conservadora, oficializaba la religión católica (artículo 6) y, en cuanto a la enseñanza del estado, se suprimía la palabra “laica” (artículo 8), una palabra repetida en las constituciones de 1894 (la Libérrima) y 1905 (la autocrática), ambas de la época de Zelaya. También se incluyó un artículo de “voto de censura” que fue interpretado como “hecho a la medida” contra las aspiraciones presidenciales del general Luis Mena. Al presidente Estrada no le agradó este salto atrás que daba la Constituyente y consideraba que se había traicionado un acuerdo hecho en Bluefields con el general Emiliano Chamorro y don Adolfo Díaz, en el que estos conservadores se comprometieron a restablecer la constitución “Libérrima” de Zelaya.2  El 5 de abril de 1911 Estrada disolvió la Asamblea “manu militari” con uso de la Guardia de Honor Presidencial y de esta forma la esperada constitución no nació, quedó redactada y aprobada por la Asamblea Constituyente, pero no fue sancionada por el poder Ejecutivo y, por tanto, quedó “non nata”.3


El presidente Estrada, temeroso del fuerte poder militar del ministro de la Guerra (Defensa), general Luis Mena, trató de arrinconarlo y se alió con el liberal, general José María Moncada, ministro de Gobernación y destituyó de su cargo a Mena y entregó esa cartera al propio Moncada a quien ordenó capturar a Mena. Sin embargo, las fuerzas armadas, fieles a Mena, no reconocieron al nuevo jefe y exigieron que el depuesto general volviera al ministerio. Ante esta realidad, el presidente Estrada, sintiéndose rechazado y desprotegido, el 9 de mayo de 1911 entregó la presidencia al vicepresidente pro témpore, Adolfo Díaz, y junto con Moncada, salió al exilio.4



El truco de siempre


Don Adolfo Díaz, como vicepresidente pro témpore, asumió la presidencia pro témpore el 9 de mayo de 1911, en momentos difíciles dado que políticamente quedaba supeditado al ministro de la Guerra, general Luis Mena y las finanzas estaban agotadas.


Luego, se instaló una nueva Asamblea Constituyente que repuso a la disuelta por el presidente Díaz el 5 de abril, y el 10 de noviembre entregó redactada la nueva Constitución que promulgó el presidente pro témpore, Adolfo Díaz, el 21 de diciembre de 1911 y se publicó en La Gaceta No. 13 de 17 de 1912. Esta Asamblea no tomó en cuenta algunos aspectos firmados en los Pactos Dawson como, por ejemplo, que, después del gobierno pro témpore, se debían realizar elecciones populares para escoger al futuro presidente para el período 1913-1917).


Es cierto que la Constituyente escribió con una mano en el artículo 103 que “La elección de presidente y la de vicepresidente de la República será por voto popular, directo y público”, pero, con la otra mano borró ese precepto al escribir en artículo 170 de las “Disposiciones Transitorias”, que “por esta vez” no tomaban en cuenta el artículo 103 y determinaban que se respetaría el nombramiento del futuro presidente que, con anterioridad, había realizado la misma Asamblea Constituyente al elegir al general Luis Mena. Por lo tanto, desde el 21 de diciembre de 1911, este general ya estaba elegido, de futuro, por la Asamblea Constituyente, presidente de la República para el período 1913-1917, incumpliendo el compromiso del pacto Dawson de convocar al pueblo para la elección del presidente constitucional correspondiente al período siguiente al del “pro témpore”. No obstante, la elección del general Mena que eliminaba la aspiración de cualquier otro a la presidencia de la República, aunque incumplía lo acordado en los Pactos Dawson, era un hecho jurídicamente legal por haber sido dictado por la Asamblea Constituyente.



Surge el antinorteamericanismo


El 1° de marzo de 1912 entró en vigencia la nueva Constitución (la de 1812) que acentuó la inquietud política: por un lado, la de los partidarios de Mena que temían que se desconocería su elección anticipada, y por el otro, la de los que aspiraban a esa presidencia y, por lo tanto, buscaban cómo apartar a Mena. El tema presidencial era el que dominaba el ambiente sobre el que se desarrollaron los conflictos de 1912.


Ante el agotado estado económico-financiero del país, el presidente pro témpore Díaz, contrató un empréstito con la compañía “Brown Brothers and Seligman”, de Nueva York, y dio en garantía las rentas del ferrocarril y las de aduaneras. Además, el saldo de un millón ciento noventa y cinco mil (US$1,195, 000) dólares, del préstamo del sindicato bancario de la Ethelburga de Inglaterra, que había contratado Zelaya para la construcción del ferrocarril al Atlántico, también lo usó Adolfo Díaz para pagarle a unos banqueros americanos. Esto causó gran descontento en la población.


Basta referir —dice Jorge Eduardo Arellano— que el producto de ambos empréstitos se destinó para realizar la conversión monetaria, cumplir con otras obligaciones y crear el Banco Nacional de Nicaragua, Incorporado…5


Díaz fundó, pues, el Banco Nacional de Nicaragua, autónomo, regido por los banqueros ingleses que lo financiaron, porque Nicaragua no inspiraba confianza ya que por su dilapidada condición financiera solo podía tratar de pagar sus deudas revolucionarias con emisiones de papeles sin valor, despeñando aún más la moneda. El Banco Nacional de Nicaragua administrado bajo principios financieros, ayudó a fortalecer el córdoba y a introducir la confianza en la disciplina fiscal en el país.


Ciertamente los liberales zelayistas seguían resentidos por la Nota Knox, resentimiento que incrementó el sentido anti-norteamericano por lo acordado en los Pactos Dawson, en los que se estipuló que el gobierno posterior al pro témpore no debía permitir bajo ningún pretexto el elemento zelayista en su administración. Bajo esta perspectiva, los zelayistas y algunos conservadores eran fuertes opositores al gobierno de Adolfo Díaz, porque suponían que Díaz permitía al gobierno americano control sobre Nicaragua.


En esa Nicaragua convulsa —desde su nacimiento a la vida independiente— los empresarios estadounidenses que reclamaban orden para la seguridad de sus inversiones y concesiones, influenciaban a su Departamento de Estado para que les ayudara a obtener reglas claras, estabilidad monetaria, seguridad personal y, en general, paz. Esto creó en el Departamento de Estado percepciones geopolíticas sobre Nicaragua y la región, que los indujo a creer que su injerencia en demanda de reformas era una misión redentora en beneficio de Nicaragua.


No tardó en manifestarse abiertamente el anti-norteamericanismo y la ocasión propicia llegó cuando el propio Knox vino a Nicaragua en marzo de 1912 y se dieron intentos de atentado contra su persona poniendo bombas en los rieles del ferrocarril en León y en la Ceiba por donde pasaría él. El 7 de marzo de 1912, el presidente de la Asamblea Constituyente, don Gregorio Suárez, dijo ante Knox:


Dura condición la de los pueblos débiles, tratándose de su amistad con pueblos grandes y fuertes. El mismo augusto fundador de vuestra próspera unión, que todo lo veía a través de sus excelsas virtudes, dijo al despedirse de la vida pública, en un mensaje trascendental dirigido al Congreso: “Para una nación débil, o pequeña, el afecto hacia una grande y poderosa equivale a convertirse en su satélite.6



La guerra de Mena o “la guerra contra Mena”


Las claras movidas políticas de aspiración presidencial del conservador, general Emiliano Chamorro, motivaron al general Luis Mena (también conservador) a preparar un golpe de Estado contra el presidente pro témpore por temor a perder la presidencia que le había prometido el poder legislativo. A la vez, el presidente Díaz nombró el 29 de julio (de 1912) a Emiliano Chamorro “general en Jefe de las Fuerzas Militares de Nicaragua” con instrucciones para que a las doce del mismo día, procediera a destituir al general Luis Mena del cargo de ministro de la Guerra, pero al intentar hacerlo, Mena huyó hacia Granada y así se dio inicio a la llamada “guerra de Mena”. A la larga, la guerra de Mena inició como una lucha entre conservadores por ambiciones de poder y terminó con gran violencia contra liberales.


El 1° de agosto la Asamblea Nacional reunida en Masaya con la presencia de Mena decretó la destitución de Adolfo Díaz, nombró a Marcos Mairena en sustitución, y ratificó a Mena para asumir la presidencia a partir del 1° de enero 1913.


El general Mena juntó sus fuerzas con el general Benjamín Zeledón (liberal) a quien nombró jefe militar y en las batallas de Tisma y de Tipitapa derrotaron a las fuerzas del Gobierno. En León las fuerzas de Mena cortaron el tránsito del ferrocarril, hecho que causó que Estados Unidos desembarcara un contingente de infantería de marines para proteger las rentas del ferrocarril hipotecadas por Nicaragua a banqueros estadounidenses. El tránsito quedó abierto sin acción militar. El ministro americano, Weitzel, pidió al USN Annapolis, anclado en la bahía de Corinto, cien marines para cuidar la seguridad de la embajada en Managua y Adolfo Díaz informó a los norteamericanos que no podía proteger sus propiedades, por lo que desembarcaron más marines y para el 1° de octubre ya guardaban la seguridad del ferrocarril desde Corinto hasta Masaya.


Zeledón movió sus fuerzas de Tipitapa a la fortaleza de El Coyotepe y obstruyó el libre tránsito del ferrocarril, pero los marines lograron abrirlo con acción militar. El 4 de octubre se produjo un insensible ataque conservador a Masaya saqueando e incendiando casas de liberales. Zeledón abandonó El Coyotepe y marchó con su tropa hacia Masatepe para reagruparse con fuerzas que operaban en ese teatro, pero cerca de Catarina chocó con una caballería conservadora y perdió su vida en un intercambio de fuego.7


Ese mismo día Mena fue capturado y enviado vía Corinto al exilio a Panamá, y así terminó la guerra de Mena o guerra contra Mena.



Decreto de amnistía de 1915 otorgado por Adolfo Díaz — No. 26


El decreto de amnistía referido a los sucesos de 1912 se dio hasta en 1915, porque las heridas de los recuerdos de las crueldades practicadas contra los liberales durante esa corta pero violenta guerra, tardaban en mitigarse, especialmente en Masaya por lo ocurrido el 4 de octubre de 19912. El 14 de agosto de 1915, Adolfo Díaz emitió el siguiente decreto de amnistía:

 

 

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El Presidente de la República,


En uso de la facultad que le confiere el inciso 7º del Art. 111 de la Constitución , y con el propósito de promover el olvido de pasadas disensiones y de fomentar la concordia entre los nicaragüenses,


Decreta:

 

Art. 1º.- Concédese amnistía, amplia e incondicional, de todos los delitos políticos y de los comunes conexos con aquellos, que hubiesen sido perpetrados durante el movimiento revolucionario de 1912.

 

Art. 2º.- El presente comenzará a regir desde su publicación en La Gaceta, y comprende las causas pendientes, cualquiera que sea el estado en que se hallen; pero no se extiende a las responsabilidades civiles ya declaradas en sentencia firme.

 

Comuníquese.- Palacio Nacional.- Managua, 14 de agosto de 1915.- ADOLFO DÍAZ.- El Ministro de la Gobernación, ALFONSO AYÓN.-9

 

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1 Memorias de Relaciones Exteriores 1911-1913, p. 286

2 Cuadra Pasos, Carlos, Obras, Managua, Editorial PINSA, Fondo Cultural Banco de América 1976, pp. 620, 621. Disponible en clic aqui

3 Esgueva Gómez, Las constituciones políticas y sus reformas en la historia de Nicaragua, Editorial IHNCA-UCA, 2000, tomo 1, documento N°83.

4 Antonio Esgueva Gómez, Historia Constitucional de Nicaragua, Editorial LEA, 2003, p. 55-56.

5 Jorge Eduardo Arellano, La Pax Americana en Nicaragua (1910-1932), (Fondo Editorial Cira, Managua Septiembre, 2004), p109

6 Cabos sueltos de mi memoria, en Obras Históricas completas, Banic, 1976, p. 390. Disponible en clic aqui

7 Carlos Cuadra Pasos, Obras (Fondo de Promoción Cultural del Banco de América, 1976), pp.401 a 434. Disponible en clic aqui

8 Este decía: Las atribuciones del Poder Ejecutivo, son las siguientes: …7º.- Proponer a las Cámaras, cuando lo exija el bien público amnistías, indultos o conmutaciones de penas a los reos, y conceder las primeras en receso del Congreso.

9 La Gaceta, órgano oficial del Gobierno de Nicaragua, No. 186, martes 17 de agosto de 1915.