Page 59 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

con las manos levantadas gritaban contra el pueblo de León: "Gente indecente, sin vergüenza" (literalmen– te) Lo habían gritado por las caHes, y había oído ta– les historias del estado del país frente a nosotros, que

queIía regresar a su casa. Yo me encontraba con muy pocos deseos de tener que hacer otro cambio, y particularmente por alguno de los bribones con aspecto de asesinos nue había visto en mi entrada; pero no me gustaba tener la responsabilidad de llevármelo contra su voluntad y le manifesté, que si me conseguía dos hombres hornadas, que podría dejmme. Ya le había adelantado más de lo debido, pm o tenía la seguridad que no me abandonaría por miedo a que se 10 llevaran para el servicio militar. . . Terminado esto salí a dar un vIstazo a la cIudad Esta tenia una apariencia de antigua y aüstocrática respetabilidad, que ninguna otra ciudad en Centro A– mérica poseía Las casas eran gl andes, y muchos de los frentes se hallaban llenos de ornamentos de estu~

ca la plaza era espaciosa, y los patios de las iglesias y ias mismas iglesias magníficos Este era el asiento de una diócesis y se distinguía por lo valioso de sus iglesias y conventos, por sus centros de erudición, y por sus hombres de ciencia. hasta la época de su revo:, lución contra España; pero al andar por sus calles VI

palacios desmantelados y sin techo, en donde los no– bles habían habitado. ocupados pOl infelices mal nu– tridos símbolos de la miselia y de la necesidad; y hacia' un lado un inmenso campo de 1 uinas que cu– bría la mitad de la ciudad

Casi a raíz del. establecimiento de la independen– cia y de la aparición de las grandes líneas divisorias entre los centralistas y federalistas, el Estado de Ni– caragua llegó a ser el teatro de una furiosa lucha En una hora infortunada, el pueblo eligió un gobernador centralista Y un vice-gobernador liberal Una admi– nistración dividida los llevó al derramamiento de san– gre y al más sanguinario· conflicto conocido en las gue– rras civiles. Se disputaron el campo pulgada por pul– gada, hasta que toda la fuerza :fí~ica e impla~able ani– mosidad del Estado se concentró en la capItal Los partidos contendientes llevaron la lucha hasta el mis_ mo corazón de la ciudad; se alzaron bardcadas en las calles,. y durante tres meses nadie podía ttaspasar la línea sin que le dispararan una bala Escenas de horror que sobrepasap a 10 que de la humanidad pue_ de creerse, permanecen frescas en la memoria de los habitantes Los liberales prevalecieron; el jefe cen– tralista fué matado, sus fuerzas asesinadas, y en el fre_ nesi del momento, la pal te de la ciudad ocupada POl' los centralü:::tas fué quemada y arrasada hasta los cimientos; además de la sangre de los ciudadanos asesinados, de las lágrimas e imprecaciones de las viu~

das y de los huérfanos, los victoriosos tuvielon el gra.. to placer de ver un territorio desolado y una capital convertida en ruinas El mismo espÍlitu de crueldad caracteriza, todavía a los ñabitantes de León Los hé.. roes de Tegucigalpa, sin un solo p1Ísionero como mo~

numento de niisericordia~ habian sido recibidos con re_ piques de camp2nas y disparos de cañón, y con otras demostraciones de alegria, y aun permanecían en la ciudad, engreídos con su brutal victoria, y ansiosos de ser conducidos a más triunfos por el estilo Debo confesar que, paseando por las calles de León, sentía cierto grado de inquietud, como jamás lo sentí igual en ninguna ciudad de Oriente Mi cambio de traje no hizo mi presencia más aceptable, y el águila en mi sombrero atraía particularmente la atención En cada esquina habia un grupo de bribones. que me clavaban la vista como dispuestos a armar una penden– cia Para algunos, mi carácter oficial me hacía obje_ to de sospecha; porque en sus vergonzosas luchas pen_ saban Que las miradas de todo el mundo estaban dirigi– das hacia ellos, y que Inglaterra. Francia y los Estados Unidos, estaban contendiendo secretamente por la po_ sesión de su interesante país Tuve la intención de hacer una visita al jefe del Estado; pero, temeroso de

15

ser insultado o de ser metido en alguna dificultad que pudiese detenerme, legl'esé a la casa

Por medio de los cliados, Nicolás había hallado dos hombres que querían acompañarme, pelO no me agradó su aspecto, ni aun el que supieran cuándo in– tentaba yo pal tir Apenas acababa de desembarazar– me de ellos cuando llegó mi guía a avisalme que no saliera al día siguiente, porque quinientos soldados, que habían pstado haciendo sus pleparativos dUlante varios días, estaban para marchar a la mañana siguien_ te sobre San Salvador Esta fué una noticia de lo más desagradable Yo no deseaba viajar en su compañía, ni lnenos enconh arme con ellos en el camino; y calcu– lando que su marcha sería más lenta que la mía, le encargué al guía que se indagara del tiempo en que saldrian, y le dije que nosohos emprendelíamos el viaje dos hOlas antes que ellos. Nicolás se fué con él para darle agua a las mulas; pero legresaron con gran precipitación con la noticia de que unos piquetes de soldados estaban recorriendo la .ciudad en busca de hombres y de mulas, y que habían penetrado al patio de un, padre en la vecindad y tomado ttes de sus an.i· males La señora de la casa mandó cerrar todas las puel tas y que le llevaran las llaves, y una hora antes de obscurecer ya estábamos todos encerrados, y mis pobres mulas se quedaron sin agua

Como a las ocho de la noche oímos el tropel de la caballería en las calles, y reuniéndose en el interior del pOl tal vi como seiscientos hombres alineándose para mal chal'. Allí no había música, ni aclamaciones, ni ondeal de pañuelos, para animarlos como a defen_ sores de la patria o como aventureros en' el camino de la glOlia; sino que en la obscuridad y deScalzos. sus pisadas parecían furtivas; el pueblo los miraba con te– mor; y más bien parecía la salida de una banda de conspiradores que la marcha de los soldados de una república.

rvIi aniero no volvió sino hasta el amanecer al día siguiente Por fortuna para nosotros, él había sabido que las tropas estaban destinadas a otra, pero aún más ignominiosa, expedición. -Habían ocurrido gastos para el envio de tropas a Honduras, de los cuales Gra– nada rehusaba pagar su pal te, basada en que, según la constitución. ella no era responsable, salvo por los gastos ocasionados en defensa de los límites de su propio Estado Se admitió esto; pero los gastos se habían hecho; León había peleado la batalla y poSeía los mismos materiales con que la había ganado para obtener por la fuerza la contribución A fin de que Granada pudiese ser tomada inopinadamente, se di_ vulgó que las tropas estaban destinadas para San Sal– vador, y ellas estaban realmente saliendo por el ca– mino de San Salvador;. pero a media noche dieron la vuelta y tomaron la ruta de Granada La guerl a en– tre los diferentes Estados era bastante mala, pelO aquí la llama que habla antes convertido en ruinas la capi~

tal, estaba de nuevo encendida dentro de sus propios confines Nunca supe cuál fué el resultado de esta expedición; pero probablemente, tomada de implovi– so y sin almas, Granada sería compelida por las ba– yonetas a pagar lo que, según la constitución, no es– taba en la obligación de pagar

Ya fuela de León y una vez más sobre el lomo de mi macho, 1 espil é más libremente Nicolás fué indu– cido a continuar por haber oído que había un buque en Realejo para Costa Rica, y yo esperaba hallar uno para Zonzonate La gran llanura de León era aún más hermosa que antes; demasiado bella pala el des~

graciado pueblo a quien la generosidad de la Provi_ déncia la había dado Hacia la izquierda estaba el mismo bajo arrecife :,?eparándola del Océano Pacífico,

y a la derecha la gran fila de Cordilleras, tel minada por el volcán de El Viejo

Ya había yo pasado por el pueblo de Chichuapa cuando oí el grIto de "caballero" dehás de mi. y vol– viendo la cal1eza, vi varias gentes moviendo las manos. y una mujer corriendo casi sin aliento. con un pañuelo de bolsillo que yo habia dejado ~n la casa donde me

Page 59 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »