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« Previous Page Table of Contents Next Page »nes de COl tés, Flancisco de Maria apareció en el cam~
po sobre un caballo rucio picado, y que era ~no de l.os santos apóstoles, San Pedro o sto Jago (Santiago), dIS~
frazada bajo su peI sana Yo digo que todos nuestros trabaios y victorias son guiados por la mano de Nues~
tro Señor .Jesucristo, y que en esta batalla había t~n~
tos enemigos para cada uno de nosotros, que podlan habernos sepultado bajo el polvo que pudiera,n h.,aber contenido en sus manos, pero que la gran mISerIcor_ dia de Dios nos ayudó durante todo el encuenb o Lo que Gomala asegura puede babel sucedido, y a mí, pecador como soy, no me fué permitido vello Lo que yo vi fué a Francisco de Morla en un caballo castaño caminando en compañía de Cortés y de los oh?S I:e–
ro aunque yo, indigno p~cador como soy, haya sIdo lI}~
capaz de contemplar a nmguno de estos apóstoles, mas de cuatrocientos de los nuestI os estaban present~s Su testimonio debe ser tomado También debe ave~'lguar~
se cómo aconteció que, cuando se fundó la vIlla en aquel sitio no fUé designada con el nombre de uno u abo de ~stos santos apóstoles, l~amá!ldola Santiag? de la Vittoria o San Pedro de la VIttOl'la, como lo fue
Santa María, y no se erigió ni se dedicó una i~le,sia a
uno de estos benditos santos Hal to malos crIstIanos fuimos nosotros, en verda.d, según el r~lato de G~ma
ra, puesto que, cuando i2.IOS nos mando a sus ,aposto– les para pelear a nuestra cabeza, no reconocl~os la gran merced que nos hacía ni le dimos las gracIas por tan gran misericordia!"
Yendo de camino en su marcha para México, lle–
garon a Cempoal, en cuya entrada dice é~:" H~u~?amos
sorprendidos de la hermos~ra de los e~ifIclOS Nues– tra guardia avanzada, habIéndose dirIgIdo a la plaza principal, cuyos edificios habían sido recientemente blanqueados Y enyesados, en cuxo arte esta, gente. es
muy experta, uno de nuestros JInetes 9ue<!0 tan Im– presionado con el esplendor de su apal'lencla a la luz del sol que regresó a riendasuelta adonde estaba Cor_ tés pa{a decirle que los muros de las casas eran de plata"
'Ofendido Cortés por la abon~Jr:able c?st,umbre de los sacrificios humanos, determmo suprImIr por la fueIza su culto idoláttico y destruir sus -falsos dioses Los caciques ordenaron al pueblo que Se armase en defensa de su templo; "pero cuando vieron que nos estábamos preparando para ascender por la gran gra..
dería", dijeron que "ellos no podr!an defenderse a. sí mismos' y apenas acabaron de decIr esto
l
cuando ClU–
cuenta de nosotros, subiendo con tal propósito, del'li–
bamos e hicimos pedazos los enormes Idolos que, hal~a
mas en el interior del.templo:' Entonc~s <;ortes d~~
puso que se reuniese cIerto numero de ((IndIOS, alb~lll_
les con la cal, que abunda en aquel lugar, e hIZO lIm_ piar de sangre los muros Y, l'epellarlos d~ nu;evo" ,
A medida que se aproxImaban al terntorlO de Me–
xico continúa: '1Las apariencias demosttaban que ha–
bía~os enh ado en una nueva 1 egión
l
pues los templos eran muy elevados, y, juntamente con las viviendas con azoteas, y las ca~as dE;l cacique, que estab~n r~pe_
lIadas y blanqueadas, teman mu~ buena apal1ensl~J y semejaban algunas de nuestlas clUdades en Espana Más adelante dice: "Llegamos a una especie de fOl tificación, construida de cal y canto, y de naturale_ za tan recia que nada sino heIramientas de hien o po– dI ían hacer algún efecto en ella La gente nos infol– mó que había sido constl uida por los tlascatecas, en cuyo tenitolio se encontlaba, como una defensa con– tra las incm siones de los mexicanos"
En Tehuacingo, después de una sanglienta bata– lla, en que los indios "se reth aran dejándoles el cam_ po a ellos, que estaban demasiado fatigados para se_ guir", añade "Tan pronto como nos vimos libres de ellos, dimos gracias a Dios por su misericordia, y, en– trando a un macizo y espacioso templo. curamos nues– has heridas con unto de los ilidios"
Al llegal a" Cholula, COl tés inmediatamente "en,. vió algunos soldados a un gran templo inmediato a
nuestro campamento, con órdenes de tlaer tan pací– ficamente como pudiesen a dos sacerdotes" En esto acel taran Uno de ellos era una persona de rango y autoridad sobre todos los templos de la ciudad Ade– más: "dentro de los altos muros de los patios donde estábamos acuartelados" Y otra vez dice: la ciudad de Cholula "se parece mucho a Valladolid" Ella "te_ nía en aquella época arriba de cien tOlres blancas ele· vadas, que eran los templos de sus ídolos El templo pIincipal ela más elevado que el de México, y cada uno de estos edificios estaba situado en un espacioso patio"
Al aproximarse a la ciudad de México, prorrumpe en un lapto de entusiasmo y dice: "No pudimos com_ pmarla con nada sino con las encantadas escenas que
1 abiamos leído en Amadís de Gaula, por las grandes tOlles, templos y otros edificios de cal y canto que pa– recían sm gil' del seno de las aguas"
"Fuimos recibidos por grandes señores de aquel país, parientes de Montezuma, quienes nos conduje_ Ion a nuestros alojamientos en palacios magníficamen– te constI uidos de pIedra, cuyo maderaje era de cedro, con espaciosos patios y aposentos amueblados con do– seles del más fino algodón Todo se hallaba Olnamen– tado con obras de arte pintadas, y admirablemente en_ lucidas y blanqueadas, y Se hacían más deliciosos por la multitud de hermosos pájat os",
"El palacio en que fUImos alojados era muy claro, alegI e, limpio y agradable, teniendo su entrada a tra_ vés de un extenso patio"
Montezuma, en su primer entrevista con Cortés le dijo: "Los tlascaltecas os han contado, yo lo sé, que yo soy como un dios, y que todo cuanto me rodea es
010, plata y piedras preciosas; pero ya veis ahora que no soy más que carne y sangre, y que mis casas son semejantes a otras casas, de cal, piedra y madera". "En la gran plaza nos quedamos asombrados de
la multitud de gente, de la regularIdad que alll rei– naba y de la inmensa cantidad de mel caneías" "La plaza entera estabá cercada de portales" "Desde la plaza nos dirigimos al gran templo; pero antes de entrar en él hicimos un recorrido por unos grandes patios, el más pequeño de los cuales me pare– ció que contenía más terreno que la gran plaza de Sa_ lamanca, con dobles cercados, construidos de cal y can. to y los patios pavimentados con grandes piedras blan_ cas talladas, y en donde no, estaban I evocados y pull– dos"
"La subida hasta el gran templo se hacía por cien–
to catorce gradas".
Desde las plataformas, en la cima del templo, to– mando Montezuma de la mano a Cortés , le señaló los clifelentes puntos de la ciudad y sus ahededores, todo lo cual se dominaba desde aquel sitio" También ob_ sel vamos los templos y adoratorios de las ciUdades cil cunvecinas, edificados en forma de tones y fortale~
zas, y atlas sobre la calzada, todos blanqueados y ad– mil ablemente brillantes"
"El I umor y bullicio del melcado podía oírse casi a una legua de distancia, y los que habían estado en Roma y Constantinopla dijeron que por su convenien– cia, regulalidad y población, jamás habían visto nada semejante"
Durante el asedio él habla de estar aclla! telados en un elevado templo; que avanzaIon por las grada:s del templo"; de "algunos elevados templos que ahora batimos con nuestra artillería", de "los elevados tem. plos donde Diego Velásquez y Salvatierra estaban a– pastados"; de "las brechas que habían hecho en las murallas"; de "piedra tallada quitada de los edificios y de las azoteas"
Llegados al gran templo, instantáneamente lo in– vadielon más de cuatro mil mexicanos, quienes por al– gún tiempo les impidieron la subida "Aunque la ca– ballería varias veces intentó cargar, los pétreos pavi– mentos de los patios del templo eran tan lisos que los caballos resbalaban y ca:fan Su número era tal qu~
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