Page 161 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

teta de Mr Cathel\yood (fig NQ 36) El asunto de la

derecha~

se ton16 de un lado del glBn monumento de Te_ bas conocido como el vocal Meronon, el cual nunca ha

sido grabado antes de ahora. El otro representa la

parte supel'ibr del obelisco caído de Carnae; y yo juz– go, por comparación con los grabados antes plesenta– dos, que no se hallará semejanza de ninguna clase Solo hay una por cierto impresionante, y esta es que las figuras se encuentran de perfil; pero esto es igual– mente cielto en toda buena escultura en bajonelieve. No existe, por consiguiente, semejanza alguna en– tie estas ruinas y las egipcias; Y, faltando aquí, es en vano que busquemos en cualquier otra parte Estas son diferentes de las obras de cualquier otro pueblo conocido, de un nuevo orden arquitectónico, y entera

y absolutamente anómalas: son únicas en su género .. Invito la atención especial hacia esta materia, de quienes estén familializados con las aItes de otlos países; porque, a menos que yo esté en un elror, te– nemos una conclusión mucha más interesante y admi_ rable que la de quienes relacionan a 1QS fundadores de estas ciudades con los egipcios o con otro pueblo cual· quiera Tal es el espectáculo de un pueblo diestro en arquitectura" escultura y dibujo, y, sin duda alguna, en abas artes más perecederas, y que poseía la cultu– ra y el refiriamiento qUé las acompaña, no derivados del Viejo Mundo, sino originados y desarrollados aquí, sin modelos ni maestros, con una existepcia distinta, separada e independiente; indígena, como las plantas y los frutos ~e la tieiTa. ".

No intentaré investigar el origen de ~ste pueblo, de qué país procede, ni de cuándo o de cómo haya ve_ nido; me ceñiré a sus obras· y a las ruinas.

Me inclino a pensar que aquí nO hay campo sufi_ ciente para la creencia en la gran antigüedad que se ha atribuido a estas ruinas; ni menos que ellas sean las obras de un pueblo desaparecidQ, y cuya historia desconocemos; s1no que por el contrario, opuesta co– mo es mi idea a todas las teorías establecidas, creo que dichas 6bras: fueron construidas por las razas que ocupaban el país en la época de la invasión de los es· pañales, o pOr algunos no muy lejanos de sus ploge. nitores.

y esta opinión está fundada, en primer lugal', en la apariencia y condición de las mismas ruinas El clima y luJuriosa exuberancia de la tierra son de lo más destructor para todos los materiales perecederos Expuestos durante seis meses cada año al diluvio de las lluvias tropicales, y con árboles creciendo por en_ tre las puertas y por encima de los edificios, parece imposible que, después del transcurso de dos o tres mil años, pudiera mantenerse en pie ni uno solo de ellos. .

La existencia de vigas de madera\ y en- Uxmal en perfecto estatlo de preservación, l'atiflca esta opinión. La duraci6n de la madera depende de su calidad y dei lugar que ocupe. En Egipto, es la verdad, se ha des_ cubierto madera sana Y per~ecta, y ciertamente de tres mil año$ de antigüedad; pero aun en aquel clima seco no se ha encontrado ninguna en situación del to– do expuesta a la intemperie. Ha ocurrido esto solo en los ataúdes de las tumbas y en los sepulcros de la~

momias en Tebas, y en grapas de madera para juntar dos piedras, y siempre completamente encerradas y a· partadas del aire.

En segundo lugar, mi opinión se funda en relatos históricos. Herrera, quizás el más fidedigno de los historiadores españoles, dice, refiriéndose a Yucatán: "Toda la región se encuentra dividida en diez y ocho distritos, y en todos ellos habla tantos y tan soberbios Edificios de Piedra que era asombroso, y la más gran· de Maravilla es, que no haciendo Uso de ningún Me_ tal, ellos fuesen capaces de erigir ttlles Estructuras, que parecen haber sido Templos, pues sus Casas eran siempre de madera y techadas con paja. En esos Edi. ficios estaban esculpidas las Imágenes de Hombres

desnudos, con Z.al cilIos al modo Indígena, Idolos de

~odas Clases, Leones, Ma'r~itas o Jarros", &c:; y ade–

más, udespués de la paI Uda de estos seiíores, por es–

pacio de veinte años buba tal abundancia en la Re– gión, y la Gente se multiplicó tanto, que los Viejos decían que toda la Provincia parecía una sola Ciudad,

y entonces dedicáronse ellos mismos a edificar más

'remplos, lo cual pl adujo un tan gran número de eUos"

De los nativos dice: UEllos se aplastan la Cabeza y la Frente, se pel foran las Orejas y se ponen en eUas

Anillos. Sus Caras el 3D generalmente buenas, y no

muy morenas, pelO sin Barbas, pues se las chamuscan cuando son jóvenes, pl;lla que no pueda~ crecer1es. Sus cabellos eran lalgos como los de las Mujeles, y en Trenzas, con las cuales se forman una Guirnalda alre_ dedor de la Cabeza, y les cuelga una pequeña Cola por detrás". "Los Hombres principales llevaban un Ta... parrabo de ocho Dedos de ancho ceñhl0 alrededor en vez de Calzones y que les daba varias vueltas en la cintura, de modo que un eXtre~o de él les colgaba por delante y el otro por detrás, con primorosos tra– bajos de Plumas, y tenian grandes Mantos cuadrados anu(lados sobre sus H.Qmbres, y Sandalias o Borceguíes hechos de Pieles de G.a~o"" El lector casi ve aquí, en las cabezas aplastadas y en los trajes de los nativos. un rehato d~ las im4genes es~iJ.lpitlas y estucadas en Palenque, el que, ·8tl-nque .un ·poco más allá de los ac– tuales limites territoriales de' Yucatári, formaba qui– zá en ou'O tiempo una parte de esta provincia. A uiás d~ las 1uminosá~ y familiares descripCiones dadas por Cortés del esplendor que ostentaban ios e_ dificios de México, tep,gb .a mi alCance la autolidad de nada menos que un testigo· ocular Esta es la· de Ber_ nal Díaz del Castillo, un seguidor: y participante en to... das las expdiciónes que 'acompañáron a la conquista de Méxicó.

Empezando con l~. primera expediCión, dice así:

"Al aproximarnos a Yucatán, pelcibimos un gran pue~

blo a la distancia de dos leguas de la costa, el cual, por su tamaño, exced~a a .cualquier puebl.o de Cuba, denominamos Gran eairo". .Invitados por un caci–

qu~. que salió en una canoa, se fueron a tierra, y em~

prendieron la marcha turrtbo al pueblo, pero en el tra_ yecto se vieron sQrprendidos por los nativos, a q.uie– nes no obstante, ellQ~ repelieron, matando a qumce. "Inmediatos al lugar de esta embqscada U

,

di~e él, Clha~

bía tres edificios de cal y cantQ, en donde habia ído– los de balro con seml;)lantes diabólicos"; &c. Los e_ dificios de cal y canto, y el oro,· nos dieron una alta idea del pafs que habíamos descubierto".

A los quince días de navegar más adelante, des... cublieron desde los barcos un gran pueblo, con una entrada, y bajaron a tierra para hacer aguada Mien~

tras llenaban sus tonelés llegaron cincuenta indios a saludarlos, "vestidos con mantos de algodón", quie~

nes "por señas nos invitaron para ir a su pueblo". Prosiguiendo hacia aquel lugar, "llegaron a algunos grandes y bien constrUidos edificios de cal y canto, con figuras de serpientes y de idolos pintadas en las pa– redes.

En la segunda expedici6n, navegando a lo largo de la costa, pasaron por una isla baja, como a tI es leguas de la costa, en donde, al bajar a tierra hallaron "dos edificios de cal y canto, ambos bien construidos con gradas, y un altar colocado frente a elertas horribles imágenes, representaciones de los dioses de estos in_ dios"

Su tercera expedición se verificó bajo las órde– nes de Cortés, y en ésta, su respeto a la verdad y la confianza que se puede tener en él, están felizmente demostrados en la lucha que sostuvo entre sus profun_ dos sentimientos reltgiosos y el dar crédito a la evi– dencia de sus sentidos, según aparecen en su comen– tario sobre la relación de OOmara de su primera bata_ lla HEn su relato de esta acción, dice Gomara que, antes de la llegada del gl'ueso del ejército a las 6rde.

Page 161 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »