Page 158 - RC_1969_01_N100

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asciende por las gradas y lanza una mhada de asombro a lo largo de sus abimtas y desoladas puertas, se le hace difícil creer que lo que mira frente a él sea la obra de una raza en cuyo epitafio, como dicen los his_ toriadDl es se le llama ignorante del arte, y digan que ha perecido en la ,rudeza de la vid,a s!llvaje Si él e~_

tuviese en estos dlas sobre su esplendIda terl aza arti– ficial en Hyde ParIr o en el JaIdín de las Tunerías, formaría un nuevo Olden, yo no diré que igual, pela no indigno de permanecer lado a lado con las r eli– quias del arte egipcio, griego y romano

Pero había allí una cosa que Pal ecía en extraño contraste con todo lo demás Fué el primer objeto que llamó mi atención en la Casa del Enano, y el que he señalado en todos los obos edificios Ya hice mención

de que en Ocosingo vimos una viga de madera, y en Palenque los pedazos de un palo; en este lugar t~dos

los dinteles han sido de madela, y por todas las 1 UlllaS

la mayor pal te de ellos estaban todavía en su lugar so–

bre las puel tas Estos dinteles eran pesadas vigas de ocho o nueve pies de largo, diez y ocho a veinte pulga_ das de ancho, y doce o catOlce de gl ueso La made– la como la de Ocosingo, ela muy dUla, y sonaba al go'lpe del machete Según nos dijo nuestro guía, ela de una especie que no se hallaba en los alrededol es, sino que procedía de los lejanos bosques cercanos al Lago del Petén PUl eCÍa in~xplicable el por qué se usa– la madera en la constl ucción de edificios que, por aba parte, elan de sólida piedra; pero si nuestro guía no se equivocaba con lespecto al lugar de su desarrollo, ca– da viga debe haber sido llevada en hombros de ocho indios, con los necesarios c;argadores de relev~, a una distancia de trescientas ~lllas; en consecuen9Ia,~ eran raras, costosas y ahactlVas, y por esa lazan s~ .l~s

ha de haber considelado ornamentales La POSIClO n de estos dinteles era de las más difíciles, pues estaban obligados a SOPOl tal' una sólida masa de muro de pie_ dra de catorce o diez y seis pies de altura y de tl es o cuatl o de grueso. En otro tiempo, quizás, selÍan tan fuertes como la misma piedra; pelo ahora se veía que no el an tan durables, Y que llevaban en sí mism,os el gel men de la destrucción La mayor pUl t~, es CIerto, estaban en sus lugares, sanos Y más duros que el gua– yacán' pero atlas estaban peIforados por la cal coma; algunhs 1atas por en medio, y los muros que descan– saban sable ellos iban venciendo con lapidez su resto de fOl taleza; Y otros se encontraban caídos po~ com– pleto En efecto, salvo el} la Casa de las ,MonJas, la mayor destrucción plovema de la decadenCIa "'t rotUl,a de estas vigas de madeta, Si los dinteles hubIeran SI_ do de piedra, los plincipales edificios, d~ esta desola: da ciudad estarían hasta la fecha casr mtactos, al SI los edificios estuviesen todavía. ocupagos .v

a la VIsta del amo cada viga en decadencIa ha~rza SIdo 1 eempla– zada, y' el edificio salvado 4e l~ rl;llna En sus mo– mentos de glandeza y'podeu?, lamas pensaron ~os e– dificadores que llegaua el tiempo en que su cmdad selía una desolación

La Casa del Gobel'nadol' está situada con su Ílen– te hacia el Oriente En el cenho, da~do flente a la gl adería que conduce a la ten az~, estan las tre~ en–

1.1 adas principales La de en med.lO es de o?ho pIes y seis pulgadas de alto; las ohas son de la mIsma altu– ra pelO de dos pies menos de ancho La puerta cen–

ti ~l se abre hacia una habitación de sesenta pies de largo por veintisiete de fondo, que está dividida en dos cOllcdOles por un mmo de hes y medio pies de f'?'spe– sor con una puerta de comunicación enüe ambos de las' mismas dimensiones que la puerta de cnb ada El plano es el mismo qlle el del COlledOl al frente del pa~

lacio de Palenque, excepto que aquí el corredor no se extiende a todo el largo del edificio, y que el corredor de atrás no tiene puelta de salida Los pisos son de piedra lisa cuadlada y los mUlOS de bloques cuadla_ dos primolosamente colocados y pulidos con esmero El cielo folma un arco triangular sin llave, como en Palenque, pero, en lugar de las piedras brutas

e~tel1didas , o de estar cubierto con estuco, las capas de pIedl a estan chaflanadas a medida que se elevan, y

pl€sentan .~na superfic~e plana y pulida En un todo, la colOCaClOl1: y el pulllnento de las piedlas son tan perfectos como si se hubiesen ejecutado de acueldo con las mejores leglas de consb ucción modelna

En este departamento decidimos hacer nuesh o do– micilio, una vez más en el palacio de un monal ca des_ conocido, y bajo un techo tan sólido como cuando gua– lecía las cabezas de sus plimelos ocupantes A dife~

l encia de las l uinas del Antiguo Mundo en donde al_ gunos cícelones charlatanes tratan de ~Xagelar cada flagmento, en esta región en general, la lealidad ex_ cedió a nuestras esperanzas Cuando abandonamos el bel gantín del Capitán Fensley no esperábamos hallar ocupación más que para dos o tres días PelO ante no– sotros se encontraba un vasto campo de labor intere– sante y nos dedicamos a él con las ventajas de la expe_ dencia, la plotección y benévola ayuda del propieta_ l io, y al alcance de comodidades que no se podrían conseguir en :q,ingún otro lugar No estábamos sepuL tados en la selva CQmo en Palenque Frente a nues– tra puelta €lguíase la elevada Casa del Enano, que pa– t'ecía casi realizar la leyenda india, y desde cualquiel parte de la tenaza mirábamos sable un campo de lui_ nas

Desde el departamento del centlo de las divisio_ nes en cada ala se corresponden exactamente en tama_ ño y acabado, cuyos detalles aparecen en el plano, y la misma uniformidad se consel yaba en los Olnamen– tos POI todas pal tes el techo estaba bien sólido, las habitaciones secas, y, pala hablar con claridad diré que unos pocos miles de dólares invertidos en leparaciones lo hablían lestaurado y puesto en condiciones de ser ocupado de nuevo por sUs leales dueños En la habi– tación mal cada A las paredes estaban cubiel tas con yeso muy fino, igual al mejor que se ve SObl e las pa– redes en este país El resto era todo de pierna lisa pulimentada No habían allí pintUlas, Olnamentos de estuco, tabletas esculpidas, ni cualquier otla clase de decolaciones

En la habitación marcada B enconhamos un op– jeto que consideramos de lo más interesante Era una viga de madera, como de diez pies de largo y muy pesada que se había caído de su lugar sobre la puel ta,

y que por uno u ob o motivo la habían alfastl ado ha– cia el intelior de la cámara y dejado en un obscuro tincón POI el frente presentaha una línea de carac– tel es eculpidos o estampados, casi borrados, pelo que nosotros descubrimos que eran jeroglíficos, y, hasta donde pudimos entendellos, semejantes a los de Co– pán y de Palenque Varios indios estaban a TIuestlo ah ededol', con una vana culÍosidad observando todos nuesbos movimientos, Y

l

no queriendo llamaI1es la a– tención la dejamos con un indio en el momento en que se sent~ba sobre ella Antes que hubi~semos salido por la puel ta oímos el sonido de su machete con el cual, al levantalse, impensadamente había levantado una larga astilla a pocas. pulgadas de los car~ctel eS

Sentimos casi un escalofrío pero no nos ah evlmos a ordenarle que la dejala, pu'es podía sel que pOl igno– lancia lecelo o suspicacia, él buscUla los medios de

asegu~ar su desh ucción Inmediatamente detel miné adquhh esta misteriosa viga Compe~i~o a desp,edi,l_ me aplesmadamente a mi llegada a Menda don Slrnon bondadosamente prometió enviármela, junto .co~ una piedl a esculpida que formaba uno de los pl1nc 1 pales ornamentos en todos los edificios Esta última se ha– lla ahora en mi poder, pero la pIÍmela nunca me lle– gó Entle la multitud de pesadumbres lelacionadas con nuestla repentina partida. de estas 1uinas, no pue– do menos que deplorar la desgracia de no haber ase– gUIado la salvación de esta viga ¡Ante cuán débil luz se ha esclito la histOlia amclica:n.a! En Uxmal no hay "ídolos" como en Copán, ni una sola imagen en estu_ co o tableta esculpida como en Palenque, Con. excep–

~ión de e~ta viga de jeroglíficos, aunque buscamos: an-

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