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pero yo creo que en la lengua de los indios de Ux.mal éste no hace referencia ninguna a la historia, tradición

o leyenda, sino que se deriva entel amente de influen– cias españolas Se llama la Casa de las l\fonjas, o El

Convento Está situado sobre una elevación artificial como de quince pies de altura Su forma es cuadran_ gular, y un lado, según mis medidas, tiene noventa y cInco pasos de largo. No era posible pasar por todo su contorno, por los montones de piedras caídas qne lo obstl ujan en ciertos lugares, pero con segúildad puede decirse que tenia doscientos cincuenta pies en

cuadlo Lo mismo que la Casa del Enano, está cons– truido enteramente de piedra tallada, y todo el cxte– liar se encuentra lleno de los mismos suntuosos, com– plicados e incomprensibles ornamentos esculpidos La entrada principal es por una glan puerta que da a un helmoso llatio, cubierto de yel ba, pero limpio de át boles, y todo el interior de la fachada está O1na– mentado más suntuosa y complicadamente que el ex_

teriOI, y en un más pelfecto estado de ·presel vación Hacia un lado la combinación el a en forma de rombos, sencilla, pura y de buen gusto; y en la pro te pI incipal del patio dos gigantescas selpientes, con las ~abe~as

Jootas y caídas, iban rodeando desde opuestas direCCIO– nes a lo largo de toda la fachada

Al frente y en línea con la puerta del convento, se encuentra otró edificio, sable un fundamento más

bajo, de idéntico cal'ácter general, Barnado Casa de

TOl'tugas, por las tortugas esculpidas sobre la entrada Este edificio tenía en varios lugares enolmes lajadu–

1 as, como si hubiera sido sacudido por un teu cmoto

Se encuentra situado casi en el centro de las ruinas, y

la cima domina una vista de todQ el den edor, de sin_ gular pero arruinada magnificencia

Más allá de éste, un poco a la del echa, adonde se puede llegar pasando sobre montones de ruinas, esta– ba otrp ecUficio, el cual a gran distancia llamó nues_ tra atención por sus conspicuos ornamentos Llegamos hasta él ascendiendo dos elevaqas tenazas El edifi– cio principal era similar a los otros, y a lo largo del techo se extendía un elevado muro ornamental que se le llamaba Casa de Palomas, y a clerta distancia más bien parecía un palomar que ninguna otra cosa

Enfrente había una ancha avenida, con una linea de 1 uinas a cada lado, que conducía más allá del mu– ro del convento hasta un gran montón de ruinas, las que probablemente habían sido en otro tiempo un edi– ficio con el cual estaba .conectado; y más allá de éste hay un alto edificio en él fondo, del cual aquél palecía nada más que un vesUbulo o porterla En medio de los dos había un gran patio, con corredores a cada lado y el suelo del patio sonaba hueco En un lugar la su– perficie estaba rota, y descendí a una gran excavación, cementada, que probablemente había sido destinada para granero En la parte posterior del patio, sobre una alta y derruida tenaza, a la cual era dificil subir, habia otro edificio más arruinado que los otros, pero el que, por el estilo de sus restos y su dominante po– sición, que sobrepasa a todos los otros edificios menos la Casa del Enano, y con apariencia de haber estado en comunicación con la distante masa de ruinas al frente, debe haber sido uno de los más importantes de la ciudad, quizá el templo principal Los indios le llamaban el cuartel. Desde alU se dominaban otras ruinas DO contenidas en la enumeración de las que se veian desde la Casa del Enano; y el todo presentaba una escena de exótica magnificencia, que confund.fa enteramente cualquier previa noción con respecto a los habitantes aborígenes despertadas en igual grado por nada de lo que hasta aqui hablamos visto.

Había una rara circunstancia relacionada con es– tas ruinas Jamás se habia descubierto nada de agua, ni existía allí un solo arroyo, fuente o pozo conocido por los indios, que estuviese más cerca que la hacien. da, a mma y media de distancia. Las fuentes que a_

bastecían de este elemento de vida habían desapaleci– do¡ las cisternas se habrían roto o secado las corrien– tes Esto:, como más tarde supim~s por don Simón, fué un aSlmto de gran intel és para él, y le hacia estar particularmente ansioso de una completa explOlación de las ruinas El suponia que la superficie de la re– gión babía cambiado, y que en alguna parte bajo tierla deberían existir glandes pozos, cistelnas o de– pósitos, que proveyel an de agua a los primitivos ha–

bitantes de la ciudad El descubrimiento de estos po_ zos o fuente en el desiel to, o, más poéticamente, co– mo el hallazgo de dinero. La plovisión de agua sería ilimitada Innumerabels luneros podlían sacarla de allí, y la antigua ciudad se vería repoblada sin ningún nuevo gasto pal a hacer pozos o tanques

Mientras yo estaba haciendo el reconido de estas ruinas, MI'. Cathel wood prosiguió hasta la Casa del Gobernador, cuyo titulo, según el nomble que le dan los indios, indica el edilicio principal de la antigua ciu– dad, la residencia del gobernador o casa leal Esta es la más grandiosa en apariencia, la más soberbia en ar_ quitectUla y proporciones, y la más perfectamente con_ sel vada de todas la.s eso ucturas que quedan en Uxmal El g~'abado del flente (fig N9 35), lepresenta el pla– no hOl'lzontal, con las tres clases de tenazas en que está situado La pI imera teu aza de seiscientos pies de lalgo y cinco de alto Está ammallada con piedra tallada, y en la supeIficie una plataforma de veinte pies de ancho, de la que se ele·va otra tenaza de quin_ ce pies de alto En las esquinas esta tenaza está sos– tenida por piedras talladas, que tienen las caras le– dondeadas como para darle un mejor acabado que en

ángulos agudos La gran platafol ma de arriba es pla– .:.la y limpia de árboles, pela abundante en toconet verdes del bosque recién despejado, :el cual estaba aro_ la semblado, o, mejor dicho, dada su inegularidad, legado con maíz, que hasta el día solamente se levan_ taba a un pie del suelo En la esquina sudeste de es_ ta plataforma hay una fila de columnas 1 edondas de diez y ocho pulgadas de diámetro y ti es o cuatro pies de alto, que se extiende más o menos a cien pies a lo largo de la plataforma; y éstas fuelon las más aproxi– madas semejanzas a pilares o columnas que nosobos vimos en toda nuestra exploración de las ruinas en aquella región En medio de la tenaza, a lo largo de la avenida que conduce a una graderia, estaba una co– lumna redonda, rota, inclinada y cayéndose, con árbo;.. les creciendo en su alrededor Era parte de nuestro propósito el hacer una excavación en esta plataforma, por la impresión que tenfamos que debajo se hallaría una bóveda, que formarla parte de los inmensos de– pósitos que abastecían de agua a la ciudad

En el centro de la plataforma, a una distancia de dos– cientos cincuenta pies desde el borde fronterizo, hay una gradería de piedra de más de cien pies de anchu– ra, y de treinticinco gl adas, que asciende a una terce– ra terraza, quince pies del suelQ, casi igual a la altura de la City Hall (Casa del Ayuntamiento), la que, como estaba elevada sobre un plano desnudo, gozaba de la más dominante posición S610 la erección de estas terrazas ha de haber sido un inmenso trabajo Sobre esta tercera terraza, con su entrada principal dando frente a la gradería, está situada la magnifica estruc– tura de la Casa (lel Gobernador. La fachada mide 320

pies Apartada de la región de las temibles lluvias y del exuberante crecimiento de la selva que ahoga las ruinas de Palenque, se sostiene con todas sus paredes elguidas, y casi tan perfectas como cuando quedó aban_ donada por sus habitantes Todo el edificio es de pie– dra, liso hasta arriba de la moldura que corre a lo lar_ go de los remates de la entrada, y por encima cubier– to con las mismas suntuosas, extrañas y complicadas esculturas, entre las cuales sobresale particularmente el ornamento ya mencionado como la greca No exis~

te tosquedad o rudeza en el diseño o proporciones; por el contrario, el todo revela un aire de simetría arqui~

tectónica y de grandeza; y a medida que el extranjero

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