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« Previous Page Table of Contents Next Page »modo de patas Sobre éstas colocamos nuesttos pello,. nes y armas de agua¡ o sea nuestras armaduras de cue– ro contra la lluvia, y encima nuestros petates Esto evitó el que nuestros enemigos nos invadieran por en– tre los palos Nuestras sábanas estaban ya cosidas en forma de sacos Les rasgamos un lado, cortamos pa– los y los encOl vamos en tres arcos como a dos pies de altura sobre la armazón de las camas Sobre éstos ex– tendimos las sábanas, y las cosimos por debajo en to– do el rededor, con un pequeño espacio abierto en la ca– becera, de modo que tenían toda la apariencia de fére– tros Por la noche, después de un penoso día de tra– bajo, nos metimos allí Los huéspedes nos estaban es_ perando adentro Cerramos los lugares abiertos, y
cada unó, con un cabo de candela encendido, les dimos caza y los matamos, y con un altivo sentimiento de de_ safío noS echamos a dormir No teníamos más que un par de sábanas para cada uno, y esta fué una nueva moda de dormir debajo de ellas; no obstante eso, a más de la victoria que nos dió sobre los zarlcudos, tuvo otra ventaja el calor era tan intenso que no podíamos dor_ mir con nuestra ropa encima; nos fué imposible colo– car las camas enteramente fuera del alcance de la 110– mua, y la cubierta, sóstenida a un pie o dos arriba de nosotros y mantenida húmeda, refrescó la calurosa at_ mósfera del interior
Vivíamos de esta manera: los indios llegaban por la mañana con las provisiones, y como las tortillas las hacían en la propia cocina del alcalde, para no pertur_ bar sus arreglos domésticos, rara vez llegaban sino hasta pasado el desayuno
Mientras tanto el trabajo avanzaba Como en Co_ pán, era mi ocupación el preparar los diferentes obje– tos para que los dibujara Mr. Catherwood Muchas de las piedras que tenían que ser restregadas y limpia-das; y como era nuestro obieto obtener la mayor exac... titud posible en los dibujos, hubo que levantar anda... mios en. varios lugares para poner encima de ellos la cámara lúcida PayUng me relevó en gran parte de este trabajo Para que el lector pueda conocer el ca... rácter de los objetos ~n que tendríamos que interesar~
nos, procederé a dar una descripción del edificio en que vivíamos denominado el palacio
En el grabado (fig N9 9), aparece una vista del frente de este edificio Esto no quiere decir, sin embargo, que se dé con la misma exactitud de los otros dibujos, ya que el frente se halla en más derruida condición Está situado sobre una elevación artificial de forma o– blonga, de cuarenta pies de altura, trescientos diez pies de frente y fondo y doscientos sesenta pies a cada lado Esta elevación se hallaba antiguamente cubier– ta con piedras, las que habían sido derribadas por el mecimiento de los árboles, y su forma es apenas dis– tinguible
El edificio se yergue con la fachada halia el Orien_ te, y mide doscientos veintiocho pies de frente por cien~
too ochenta de fondo Su altura no es más que de vein– ticinco pies, y en todo el rededor tiene una ancha y saliente corniza de piedra El frente contiene cator_ ce puertas, como de nueve pies de ancho cada una V
las pilastras interpuestas Son de seis a siete pies 'de ancho Sobre la izquierda (aproximándose al palacio) ocho de las pilastras se han caído, lo mismo que la es_ quina de la derecha, y la terraza inferior está llena de escombros; pero seis pilastras permanecen completas
V el resto del frente se encuentra descubierto El grabado de enfrente (fig NQ lB), representa el plano horizontal de todo Las líneas negras represen– tan los mUlos que aun están en pie; las líneas desvane_ cidas indican solamente restos~ pero, en general tan claramente marcados que no hubo dificultad en c¿nec– tarlos unos a otros.
El edificio estaba construido de piedra, con una ar_ gamasa de cal y arena, y todo el frente se hallaba ell_
biedo de estuco y plntado Las pilastras estaban Of–
namentadas con vívidas imágenes en bajo relieve, una de las cuales se .representa en el grabado del frente. En la palte de alriba tiene tres jeroglíficos hundi~
dos en el estuco Se encuentra guarnecida por un ri– bete ricamente ornamentado, como de diei pies de al,. to y cinco de ancho, del cual ahora solo queda una par– te El personaje principal está de pie y de perfil, exhi_ biendo un ángulo facial extraordinario como de cua– renta y cinco grados La parte superior de la cabeza parece haber sido comprimida y alargada, quizá por el mismo procedimiento empleado: sobre las cabezas de los indios choctaw y flat~head, de nuestro propio país La cabeza lepresenta una especie difelente de cual– quiera de las ahora existentes en aquella región del país; y suponiendo que las estatuas fuesen imágenes de pel sonajes vivos, o creación de los artistas según sus ideas de las figuras perfectas, ellas indican una raza de gente actualmente perdida y desconocida El tocado es con certeza un penacho de plumas Sobre los hom– bros lleva un pequeño abrigo decorado con tachones y un peto; parte del ornamento del cinturón está quebra_ do; la túnica es probablemente una pH~1 de leopardo' y todo el atavío no hay duda que exhibe la usanza de es: te desconociqo pueblo Sostiene en la mano una vara o cetro, y frente a sus manos están las marcas de tres jeroglíficos que se han gastado o han sido quebrados A sus pies se encuentran dos figuras desnudas senta– das con las piérnas cruzadas, y aparentemente' en ac– titud de súplica Una fecunda imaginación podría ha– llar muchas explicaciones para estas extrañas figuras, pero a mí ninguna interpretación satisfactoria se me representa a la mente Los jeroglíficos sin duda re– fieren su historia. El estuco es de admirable consis– tencia, y duro como la piedra. Había estado pintada y por distintos lugares alrededor de ella descubrimo~
restos de color rojo, azul, amarillo, negro y blanco Las pilastras que todavía permanecen en pie con– tienen otras figuras del mismo carácter general pero desgraciadamente, están más mutiladas, y por ei decli~
ve de .la terraza era difícil colocar la cámara lúcida en una p'Ostura apl'opiada para dibujarlas. Las pilastras que se han caído no cabe duda que estaban enriaueci– das con los mismos ornamentos Cada una tenía un especial. significado, y el todo probablemente represen_ taba alguna alegoría e historia; y cuando se hallaban enteras y pintadas. el efecto que- producirían a\ subir por la terraza ha de haber sido hermoso e imponente
~ La entrada principal no se distingue por su tama–
1,10. o por algún adorno superior, sino que está indicada umcamente por una gradería de anchas piedras que conduce hacia ella en la terraza Las arcadas no tie–
~en puer tas, ni existen los restos de ninguna En el mterlOr, a cada lado, hay tres nichos en el muro como
~e o~ho o diez pulgadas en cuadro, con una piedra ci–
hndllca como de dos pulgadas de diámetro fijada a plomo, por medio de la cual, quizá, se aseguraba una puerta A. 10 largo de la corniza en el exterior que sobresale ahededor de un pie fuera del frente. había hoyos barrenados a intervalos a través de la piedra' y nl}estra impr esión fué, que una inmensa tela de algo– d?n, que correría 'por todo el largo del edificio, quizá pmtada en un estIlo que correspondiese con los orna_ :nentos, sería atada ti esta corniza, para subirla o ba– ]arla como una cortina, de acuerdo con las exigencias del sol y de la lluvia Tales cortinas se usan ahora fr ente a los COl redores en algunas haciendas de Yuca– tán
Los remates dé las arcadas estaban todos arruina~
dos Estos evidenteIllf!nte habían sido rectangulares y arriba de cada uno habían grandes nichos en el mu~
ro a cada lado, en los cuales habían estado colocados los dinteles Todos estos dinteles se hábían caído, y las piedras arriba formaban arcos naturales rotos A-
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