Page 122 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

ClOD parecía aumentar a medida que podía responder

Cl na hay"; pel'o nuestra infortunada pregunta por pan aumentó su ira Inocentemente, y sin pehsar en ofen.. der1o, revl;'lsmos nuestro disgusto; y Juan, por su plO· pia conveniencia, dijo que nasabos no sabíamos comer tOl tillas· Esto le vino a ]a memoria, se lo repitió a sí mismo valias v€'ces

J

y a todo iel que llegaba le decia, con singular éntasis: :ellos no 'pueden comer tortillas Plosiguiendo dijo que había un, horno en el lugal, pero que no 'había harina, y ,que el panadero Se habia marchado rlesde haC-Ía siete ;años; que la gente al11 podia pasarla :::in pan Para cambiar de asunto, y dis– puesto' a llO quejarme, proferi la expresión eonciliato_ ,da: que, df! tPrlo~ m!>dos, nos consideuábamos dichosos de escapar de la lluvia en la montaña, a lo clial res. pondió preguntando que :si espe1ábamos algo mejor en Palénque, y LE~pitió con gran.satisfacdótt una f~ase muy

común eli. boca de los palEmquianos: "tres meses de agua, tres meses aguacelo, y seis meses del norte", es decir "tres meses de 'lluvias, tres' meses de chapal ro_

nes, :y seis mt:ses de vie~to nOlte". el que en aquella 1egiÓn produce fl'Ío y lluvias

f '

Encontrando que era imposible dar en un punto débil, mientras que los criados apilaban el equipaje me fui a casa del prefecto, cuya recé~ción. en aquellos c1'íticos momentos, fU~ de lo más agradable y alenta_ dora Con In Rcostumbrada -cortesía me

ofl'eci6! una siBa y un puro, y tan propto como vió mi pasaporte dijo que· me hubfa estado ésperan~o por algún. tiempo EGto me sorprendió; y él añadió que don PatricLO le ha–

bía refel1do que yo estaba para llegar, lo que me sor_ prendió todayía m~$, pues yo no recordaba a ninf3:ún amigo de tal nombre; pero pronto supe que este ;lm.. ponente sobrenombre queria decir mi amigo Mr. Pa_ tric Wallter, de lleUce Esta era la primera noticia de Mr Walkü y del' Capitán Caddy que yo había recibi– do desde Que el Teniente Nicols llevó a Guatemala el infOIme '(lÚe ~ellos: habían sIdo alanceados por los In· dios Habían llegado a Palenque por el Rlo Belioe y el Lago del Peten, sin ninguna otra dificultad más que lo malo d::- los <,aminos, habían permanecido dos se·

mimas en las ruinas y salido por la Lagupa y Yuca_ tán Esta fué 'a más satisfactoria noticia, primero, porque me daba la seguridad de su salvaéi6i1, y segwt. do, po;rqu~ deducia de ella que no habría impedimen..: to para nuesfra visita a' las ruinas El temor de en– contrarnos al fin de nuestro penoso viaje con una pe. rentoria prohibición, nos había perturbado más o me_

nos constantemep.te, y a,lgunas veces'.pesado Sobre nool

sotI"üS como Dlomo ' HábíamoS"' deterrninad.o no hacer referencia

i a ias ruinas, hasta que tuviésemos una o· portunidad de averiguar, cómo se presentaban Ifls CO'– sas Y'~ hasta e¡::¡e moménto, aún no me había desengaña. do si touo nuestro trabajó sería inútil Para colmo de rol sat¡sfaecl~n;' el prefecto nos dijo' que el luga1' era completamente tranquilo; que' ~ra un rincón retira_ do 'hasta uortde las' revoluciones y convulsiones políti_

cas nunca llegaban El había desempefiado' su ¡empleo dU1'P,nte veinte afias y reconocido otros' tantos diferen· tes gobi~rnos -, - .

Regresé' para ,dar mi~ infQrmes¡ y con respecto al vieio alc~lde, en eLlenguaje ~e un manifiesto"de jun"l ta de ban lo d~terminé no pedir nada que no fUera razonable. ni someter'me a nada que me paleciera in_ Justo En este espíritu hiéimos una intrépida solici_ tud de maíz Los "no hay" del alcalde eran dema$ia. do verídicos; la cosecha, de maíz había sido mala y ha. bia hambre t"D· el lugar. Los indios, con su habitual imprevisiun, qabfan sembrado apenas lo suficiente pa· ra la temv0l2ña jr como ésta habia resultado mala, se vieron re(luci(lo~. a frutas, plátanos y raíces en vez dé tortillas Cada familia de blancos tenia más o menos lo suficiente rara su propia subsistencia, pero nada de SOh1 a La esra<;ez de la cosecha de maíz hizo que to– do lo dem~s t'>scaseara, pues se vieron obligados ama. tal' sus gallinas y HU!: cerdos por carecer de lo nece.

sario para su manutenci6n. El alcalde, que a sus otras ofensas agl egab3 la de ser rico, era el único hombre

d~l iug81 que tenía algO de sobra, y lo estaba retenien– do para cuando hubiera mayor necesidad En Tum... balá habfarrto~,("'bmprado buen maiz a treinta mazo!"..: cas pOl lin real~ aquí, Con gran dificultad, pudimos lograr que el alcalde nos reservara un poco a ocho ma–

ZOI cas por dos reales, :y éstas estaban tan mohosas y

comidas ele gOl gajo que las mulas apenas queLÍan to– carlas. Ai. principio nos sorprendió el que ningún a.

tl evido capitalista efectuase importaciolles de Tumba– lá por valer de varios dólares; pero al profundizar en

el asunto nos hallamos 'COn que 'el valor del transpor_ te no dej~ba mu('ha ganancia. y, además, que el curso del cambIO e~taba erl contra -de Palenque Unos po_ cos quintales habrían atestado el me1cádo, pOlque co– mo' cada Iami'ia blanca tenIa provisiones hasta para la

p~'<?xima c(\se<:ba~ los indios eraiL las únicas personas que desea han comprar y no tenían díne'ro para ello

El golpe de 1& carestia cay6 sobre nosotros y en parti. cular soble nuestras pobres mulas Por fortuna. sin embalgO, aHi habia buenos pastos, y no lejos. Les d<:!satamos las bridas en la

r

pue1 ta y las dejamos suel–

tas:~rt 'las calles; pero, después de dar una vuelta, re–

gresaron :tod~s juntas e introdujeron 'sus' cabezas en ]a puerta impJe)lando maíz con ]a mirada

, Nueshas peT.!¡pectivas. no eran muy brillantes, no obstante esp, habíamos legaqo a, Palenque, y por']a no– che se desE'n('adenó la tempestad¡ con tl;!rríficos true– nos y 1 elá.rnpp.go~. lo que hizo que nos slntiéra,mos de–

masiado df~hosos de que nuestro viaje hubiese termi– nado La casa ~ue nos asign6:el alcalde estaba inme– diata a la suya y era de, su pertenencia Tenía con_ tigua una c~('inera (cocina), y dos mujeres indias qlle

uo se atI¡E::Vi~1 al!. a mIral nos sin permisp del alcalde

El piso de ésta era de ti.erra, tenia tre$ camas hechas de cañas. v h..>cho de bálago, muy bueno; salvo que ~o"'l

b1'e dos de las cama~ se goteaba Debajo del punt!a. gudo tech" y a través del remate de las paredes de ado.

be, había un piso construido de palos, que servía de gl;anero paJ'S el mohoso maíz del alcalde, habitado por indl&strlosos ~'atones, que rascaron, royeron, chillaron

y esparcieron polvo sobre nosotros toda la noche Sin embargo, hablamos llegado a Palenque y dormimos bien .' , .

El dia siguiente tué domingo y lo celebramos co– mo día. de CfescariSi)' Anteriormente. en'todos mis via_ jes, .yo habíá hecho el esfuerzo. de guardarlo como tal, peto·en éste país'Émcontré .que era ~mposible Ellugar era tan tranquilo, y.páre.cíg eJ.1tal estado de reposo, que cuando.ei vielo ,alcalde :pasópol' la ilUe~ta nos aventu_ ramos n dj:!ci!le·buenos 'dlas; pero'otra vez' se había le· va'ntado UC ,tt:J,al hum'or;' y, sin corresponder a nuestro Saludo, se' paró para d:e'c:lrnos que nuestras mulas Se habían pel'dido, y, ·como esto no nos perturbó lo' sUfi– ciente, añadió que probablemente 'se las habrían roba_ do; pero cuándo' nos vi6 c6mpletaníente excitados y a punto de salir a buscarlas. nos dijo ql\e no habíá peli– gro; que s<\lo habi'lan ido a beber agua y que vOlverlan ellas mism~8 '

El puebla de. Pplenque, según supimos por_el pre. fectó, fué en otra época" un! lugar de considerable im. portancia; l>a~ando por el todas "las mercaderías impor– tadas para Guatemala; pero Beliée, había. desviado eSe tráfico y destruido su ,comerclo,'r muy] pocos afias an_ tes más de h mitad de la: poblaCión habla 'sido barrida

por el 'cólera, :Famil'as ~nteras hablan perecido, y SUs casas se hallaban desoladas 'y convirtiéndose en' ruinas La 'iglesia estaba, al extremo de la calle. en el centro de una herb~sa plaza A cada 'lado de la plaza habla casas con la selva d.itecta~ente encima de ellas; y, en_ contrándonós Un poco elevados en la plaza, nosotros nos hallábnm("ts en línea con las copas 'de los árboles La casa rll~s' grande' de la plaza se' encontraba desier_ ta y convett!dá en '1 uinas. Hab~a una docena de otras casas ocupadas por familias blancas, con quienes, en

78

Page 122 - RC_1969_01_N100

This is a SEO version of RC_1969_01_N100. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »