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« Previous Page Table of Contents Next Page »veinte pies de anchura, para una superficie cuadran~
gülar de doscientos cincuenta pies en cuadro, en cu– yos dos lados hay sólidas pirámides de ciento veinte pies de altura sobre el declive.
Al pie de estas construcciones, y en diferentes partes del área cuadrangular, existen numerosos res– tos de esculturas. En el punto marcado E se en–
cuentra un monumento colosal ricamente esculpido, caído y arruinado. Detrás de él fragmentos de es– culturas, derribados de su lugar por los árboles, es– tán esparcidos y yacen sueltos a un lado ele la pi– rámide desde la base hasta la punta; y entre ellos
nuestr~ atención fué atraída' fuertemente por unas fi–
las de calaveras de proporciones gigantescas, todavía colocadas en su lugar como a la mitad de la attura
de la pirámide; el efecto era extraordinario. El gra-bado N9 4 representa a una de ellas. . En la época de nuestra visita, nosotros no duda– bamos que estas eran calaveras; pero Se ll1e ha suge– rido que el dibujo eS más parecido al crAn,eo de un
mono que al de un hombre. Y, en conexIOno ~on .este reparo, yo agrego lo que atrajo nues~ra atenclOll, aun– que no con tanta fuerza en aquel tlempo. Entre l~s
fragmentos de este lado estaban los r~stos de un enor~
me mono o cinocéfalo, con viva semeJanza en los co:r:– tornos Y la apariencia a los cuatro monstruoso~ an1– males que en un tiempo estuvieron enfrente ,Uludos a
la base del obelisco de Luxar, ahora en Fans, y que con el 1l0lubre de cinocéfalos , eran adorados en Te– bas Este fragmento tenía. como seis pies de alía. Le
falt~ba la cabeza. El tronco yacía a un lado de la pirámide,y lo bajábam~s rodan?o varias,g'radas cuan– do cayó entre un montan de pIedras, de donde :r~o lo pudimos sacar. En aquel tiempo no ten~amos ta\ ]de~,
pero no es absurdo suponer qve los craneos esculpl: dos significaran las cabezas de lYl;0nos, y que esto::. animales fuesen adorados como deIdades por el pue-
blo que edüicó a Copán. . .
Entre los fragmentos que yacen en tIerra, cer– ca de este lugar, figura un interesant~, retrato, ,del
cual el grabado NQ 5 es una r~presentaclOn., Probap:,e– mente es el retrato de algun rey, caudIllo, o s....– bio. La boca está dañada, y parte del orname~to
sobre la guirnalda que corona la cabeza. La ~xr:le
sión es noble y severa, Y todo le retrato lnam-flesta una fiel imitación del natural.
En el punto marcado D del grabado N9 1 se yer-;:– gue una d~ las columna~ o "ídolos': que d~n el peculiar caracter de las r:Ulnas de Copan, cuyo frente forma el frontis grabado de e~te libro, y al que ya~'
ticularmente suplico la atencion del lector. Esta SI– tuado con la cara hacia el oriente, con10 a seis pies de altura, cuatro pies de _frente, y tres de fondo, esculpido en los cuatro c05!ad~s desde la base~asta
la punta, y es uno de los ~.as neos y dct::llados eJ~n~
pIares en toda la extenslOn de las rumas. OrIgI– nalmente estaba pintado, siendo olaramente visible aún las señales del color l'OjO. Frente a él, a una distancia como de ocho pies, se encuentra un gran bloque de piedra esculpida, al que los indios dan el nombre de altar. El sujeto del grabado NV 8
es una imagen de cuerpo entero, de rostro sin barba y de aire femenino, aunque el traje se p3–
lece al de un hombre. Sobre ambos .costados hay lí-–
llcas de jeroglíficos, que probablemente refieren la historia de este misterioso personaje.
Como los monumentos hablan por sí mismos, yo me abstendré de cualquier descripción verbal; JI es tanto lo qUe tengo que presentar al lector, todo can muy grandes diferencias de detalles, que sería impo– sible, deniro de los límites razonables, dar a conocer nuestras propias especulaciones con respecto a su ca– rácter. Solamente haré notar que, desde un princi– pio, nuestro principal objeto y esfuerzo fllé conseguir copias verídicas de los originales, no añadiéndoles na-–
da para su efecto como dibujos. MI'. Catherwood hizo
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los diseños de todos los dibujos',con la oámara lúcida,
y dividió su papel en sgcciones, para así preserval.' la mayor exactitud de proporción. Los grabados -fueron hechos del mismo modo con respecto a la fidelidad, de dibujos reducidos por el mismo Mr. Catherwood, cuyos originales se encuentran también en manos del grabador; y considero pertinente el manifestar que una parte de ellos, de los cuales el frontispicio era uno, fueron enviados a LondIes, y ejecutados por grabado~
l'es en madera cuyos nombres figuran entre los pri~
meros en Inglaterra; no obstante, aunque hechos con exquisita habilidad, y del mejor efecto como dibujos, fallaron en dar el verdadero carácter y expresión de los originales, y, con alguna considerable pérdida de
tiempo y de dinero, todos fueron hechos a un lado y regrabados en acero. Se le proporcionaron a lVlr.
Catherwood las pruebas de cada plancha, quien hizo las correciones que fueron necesarias' y, en mi opi-– nión, son ellas copias tan fieles como puedan ser pre– sentadas; y, con excepción de las propias piedras, el lector no puede tener mejores materiales de especu– lación y estudio.
Siguiendo la muralla, en el lugar marcado C del
glahado NQ 1, hay otro monumento o ídolo del mismo
tamaño, y similar en muchos respectos. El grabado
N9 9 representa la parte de atrás. El carácter de, esta imagen, como se halla al pie de la muralla piramidal, con montones de piedras caídas descansando junto a su base, es sublime; y sería difícil exceder la riqueza
de ornamentos y la delioadeza de la escaltura. Este, además, estaba pintada, y el rojo todavía Se distingue claramente.
'roda el cuadrángulo está lleno de árboles, en~
tremezclados con fragmentos de fina escultura parti~
cularmente hacia el lado oriente, y en la esqui-:"a nor~
eleste hay un estrecho pasadizo, que probablemente era una tercera entrada.
A la derecha se encuentra una confusa ringlera
de terraplenes perdiéndose entre la selva, orllamenta~
dos con calaveras, algunas de ellas todavía; en su Iu-'–
gar, y otras yaciendo alrededor como han caído o como han sido derribadas. Volviendo hacia el norte, la fila a mano izquierda sigue siendo una elevada y maciza estructura piramidal, con árboles creciendo en ella hasta en la· misma punta; A corta distancia se halla una pirámide separada, medianamente perfecta, mar~
cada en el plano Z, del grabado N9 1, como de cin– cuenta pies en cuadl'o y treinta pies de alto. La fila continúa por una distancia como de cuatrocientos pies, descendiendo algo en altura, y a lo largo de ella no existen sino muy pocas ruinas de esculturas.
La hilera de construcciones se torna en ángulos rectos hacia la izquierda, y se dirige al río, juntán– dose con el otro extremd de la muralla, en donde co~
menzamos nuestro deslinde. La ribera se elevaba ca...; mo unos treinta pies arriba del rio, y había sido pro~
tegiela P011 un muro de piedra, cuya mayor parte es~
taba caída. Entre los fragmentos que yacen sobre la tierra en este lado se encuentra el grabado N9 6.
El trazo era complicado, y, -estando todo el terre– no cubierto ele árboles, difícil de llevarlo a cabo. Allí no había pirámide completa, sino, a "lo más, dos o
tres lados piramidales, y estos unidos sobre terraple·· nes a otras construcciones de la misma especie. Mas allá de la nl:uralla del cercado había murallas, terra– plenes, y elevaciones piramidales pasando por entre la selva, 10 que algunas veceS nos confundió. Pro– bablemente todo no fué edificado al mismo tiempo,
sino~ que le hicieron adiciones y se erigieron estatuas por diferentes reyes, o quizás, en conmempración de importantes acontecimientos en la historia de la ci.u– dad. A lo lal'go de toda la línea había graderías. con elevaciones piramidales, probablemente coronadas en la punta con edificios o altares ahora en ruinas. To– dos estos escalones y lados piramidales estaban pin– tados, y el lector puede imaginarse el efecto cnando
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