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« Previous Page Table of Contents Next Page »ta era muy científica. Yo tenía que~ dirigir a lús in-~
dios para abrir lineas rectas a través de la selVa, hacer que Bruno y Federíéo colocasen sus sombreros sobre palos para marcar las distancias, y tamal' las niedidas correspondientes. El segundo día nosotros estábamos
en la mejor disposición para ejecutarlo.
Ese ctía don José María rehusó la ejecución del
contra.to. Don Gregario era la causa. Había cesado de entre~etel'se con nosotros, pero 'a la idea de nues–
tro 3naigo en la vecindad no pudo contenerse y per–
suadió a dOn José María que se, vería envUelto en
dificultade$' por tener algó qué arreglar con nosotros; hasta le'dijo 'que el pasaporte del General Cáscara no
valía nada, y que el General. Cáscara se había pasado
al partido de Morazán. Por el momento logró su ob– jeto, peto' al fin le ganámos 'y 'el contrato se llevó a
efecto. '
Después 'de tres díásdemuy difícil pert? muy in–
ter~sante' trabajo, terminamos, el desUriqe, con cuyos detalles yo intentO" mólestar al lector; pero antes de hacerlo, haré mención de' lo' poco que se sabía antes de estas' ruihas. - ,
JualTCis, el hí'storiador, de', Guatemala, dice: "Fran– cisco' de Fuentes, quien esc~ibió las CróniCas del Rei– no de Guateniaia,:nos asegura que en su época esto es, eh el año, ~ 7QO, el gran circo cie Copáll aún perma–
necí~ ' entero.' Este e;ra un espacio circular rodeado de pirámide's de piedra como de seis y.ardas de alto, y muy bien constru,idas. En lqs baSes de estas l?irá–
mid~s"había"figuras de hombres y mujeres" d~"muy
excelenteescultuni,' que a: la s~z6n conservaban los colores con' que habían sido esmaltadas, y, lo que no era menos notable, tpdas éllas se e;ncontra,ban atavia– das A !,A USANZA DE CASTlIJLA. En el centro de esta área,,'elevado sobre una graderí.t;t,qued~ba el lu– gar. dél sácrificio. El mismo autor a:fi~rtla q.ue a ~or'
ta distancia del circo se encontraba un portal cons– truido de piedra, sobrt¡í, cuyas c,ollllllna$ había. figuras de. hOli.1Í:>res ,así ,mismo r~presentados con TRA,TES
ESPAÑO;LES, . con medi~s, y lechuguillas alrededor del cuello, espada, gorro y capCl. 'corta., ,A la entra~a
se. encuentran dos bella$ pirámides de piedra, mode-.,; radamente grandes y elevadas, de las. cuales está sus– pendida una hamaca .. que contien,e dos. figuras huma– nas una de cada' s.exo, ataviad~s al estilo indígena. El~sombro sé excita pod~rosamentea 1,\ vista de p.sta estructura, porque, grande ccmw es, no, hay señales (le que s,1,.lS partes. Gwnpollcnt.es hayan sido soldadas, aunque de
,una sol~ piedra ,'y, de" ~n eno~me p~so,
puede ser pue~ta en mOVlffilE!nto' con el mas leve lln-
pulso de la mano"" , . , Desde este tiempo, esto es, desde el año 17DO, no existe relación de estas ruinas hasta la visita deL Co– rpneL Galindo en 1836, a la que ya me he referido, quit:!n }as examinó comisionado por el g<;>biernp de Centro América" y cuyas comunicaciones sobre el a– sunto fueron publicadas en las actas de la Real So– ciedad Geográfica de París, y en la Gaceta Literaria de Londres, El es el-único hombre en ese país que ha prestado alguna atención, EN MODO ALGUNO, al asunto de las antigüedades, o quien ha presentado a Copán a la consideración de Europa y de nuestro propio país. No siendo él un artista, su narración es necesariamente poco satisfactoria e imperfecta, pela
no es exagerada. En: verdad, él se queda atrás del maravilloso,relato dado por Fuentes ciento treinta y cinco años antes, y no hace mención de la movible harrit.ca de piedra, con las figuras sentadas, que fué nllestro gra'n alicjente para visitar las ruinas. Nin– gunos planos ni dibujos se han publicado jamás, ni nada que pueda dar siquiera una idea de aquel valle de rom"llce y maravillas, donde, como se ha expre– sado, los genios que ásistieron al Rey Salomón pare– cen haber sido los artistts'.
'Está situado en la región del país ahora conocido como el Estado de Honduras, uno de los más fértiles
valles e~ Centro América, y hasta ~l día famoso por la superioridad de su tabaco. Mr. Catherwood hizo varias tentativas para determinar la longitud, pero el horizonte artificial que tomamos expresamente para tal propósito resultó inclinado, y! lo mismo que el barómetro, fué, inútil. Las ruinas Se encuentran en la márgen izquierda del río Copán, que desemboca en el Motagua, y así llega a la Bahía da Honduras cerca de Omoa, a una distancia quizás de trescientas millas
del mar. El río Copán no es navegable; ni aun por canoas, salvo por un corto tiempo en la estación de lluvias. Saltos de agua interrumpen su curso antes de desembocar en el Motagua. Cortés, en su terrible viaje desde México hasta Honduras, de cuyas penali– dades, aún hoy, cuando ,el país se enclientra compa– rativamente abierto y libre de masas de enemigos, es dificil formarse un concepfo, debe haber pasado a' dos días de camino de esta ciudad.
La extensión a 10 largo del río, como lo confir– man los monumentos que aún existen, es de más de dos millas. Hay un monumento hacia, el lado opues– to del río, a una milla de distancia, sobre la cima de una montaña, de dos mil pies de elevación. Si en
algún tiempo la cÍudad' cruzaba el río y se extendía hasta ese monumento, es imposible decirlo. Yo creo que no. En el fondo Se encuentra una selva inexplo-'– rada, en donde puecÍen haber; ruinas.' 'No existen res– tos de palacios o de edifiCios privados; y la parte prin– cipal es la que se extiende sobre la orilla del río, y la que puede, quizás, con propiedad ser llamada el templo.
Este t~mplo'es {¡n cercado oblongo. El frente o muro del río se extiende en linea recta de norte a sur seiscientos venticuatro pies, y es de :;;esenta a no– venta. pies de altura. Es hecho de piedras iall2.das,
des4~' tres a seicS' 'pies de largo, y de pie y medio de ancho. En muchas pa.rtes, las piedras han sido derri~
badas por los arbl,lstos que crecen entre las grietas, y en. un lugar hay una 'pequeii.a abertura,por lo que las rumas algunas veces son llamadas por los indios LAS VENTANAS. Los ()tros tres lados se cornIlonen de hileras de grada,s y estructuras piramidales, que' Se e– levan desde ,treinta hasta c~entoeuarenta pies sobre el declive. Toda Ja línea de Qeslinde es de dos mil ocho– cie:ptos sesenta 'ji seis p'ies, la que, aunque gigantesca y extraordinaria ¡jara una construcción arruinc:da de los aborígenes, p<;i.ra que la imaginación del lector, no se vaya a ,engañar,', creo necesario 'dedr que .11:0 es tan larga como la bas.e de la gran pirámide de Ghizeh. El grabado NQ 1 muestra el: plano de acuer– do con nuestro deslíJ;lde, cuya r'eferencia ayudará a! lector a comprender la descripCión.
Principiaremos por ,la derecha: cerca de la es-" quina sudoeste de la murf;llla del río y, de la ffiqra– 11a del sur hay un retiro que' probablemente en un tiempo fué ocupado por un colosal monumento frente al agua, del cual ninguna parte es visib.le ep l.a ac– tualidad; probablemente se habrá caído y quebrado,
y los fragmentos habrán sido enterrados o al'rastra~
dos por las aguas en la estación de lluvias. l\1ás allá están 'las ruinas de dos pequeñas estructuras pirami~
dales, y agregada a la más grande de ellas hay una muralla que se extiende a 10 largo de la margen oc– cidental del río; ésta ps.rece haber sido una de las principales murallas de la ciudad; y e,p. medió de las dos pirámides parece que existió una puerta de en~
trada. principal desde el agua.
La muralla del sur Se extiende en ángulos rec– tos en dirección al río, principiando con una hilera de gradas como de treinta pies de altura, y cadagrq.~
da como de diez y ocho pulgadas en cuadro. En la esquina sudeste hay una maciza estructura piramidal de cientoveinte pies de altul'a sobre el declive. A la derecha se encuentran otros restos de terraplenes y
de construcciones piramidales; y aquí probablemente también hubo una entrada, por Un pasaje como de'
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