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« Previous Page Table of Contents Next Page »fondo de todo ilctO económico hay una "motivación" que no está necesariamente ligada al hecho económi~
co de la posesión Los psicólogos y psico-sociólogos nos prueban hasta la saciedad, que existen comporta. mientos de diligencia, perseverancia, etc., que produ.. cen dinero es cierto, pero que no son más que expre– siones de mecanismos compulsivos, obsesivos. para quienes el trabajo no es más que una derivación de a. gresividades no derivadas.
En cuanto al dinamismo inherente de las institu– ciones económicas, si éstas no están afirmadas dentro de la trama de un tejido social receptivo, que han calUbiado sus va lores o los ha adaptado a las nUevas circunstancias, no pueden lograr mucho aquéllas Y con relación a la tecnología, resulta evidente que sin la adquisición de unuevos valores socio_culturales" que hagan al grupo social permeable a las innova. ciones, la técnica no es incorporada a la vida nacio~
!DaJ.
Se está operando pues. una verdadera revisión de la postura tradicional y vemos ahora a los' industria. les, preocupados por la exploración de los gustos y
preferencias del público consumidor; por conocer los "canales mentales" por los cuales habrá de penetrar el deseo de adquirir lo que se vende. Toda una nUe~
va técnica de la propaganda del uso de métodos au. dío.visualea, PSIcológICOS, eío está desarrollandose Si penetramos .ahora en la intimidad de una oficina, de un taller, de una empresa, de un Consejo, saltan más a la vista la importancia del estudio del medio so– cial, como elemento indispensable para procurar una mayor productividad. La dinámica de grupos: los e· quipos de creatividad; los sociogramas; el clima de opiníón y de aceptación o rechazo, son aho't'a instru– mentos de que se vale la moderna técnica para ase. gurarse un mayor rendimiento del negocio, tratando si se quiere. de manipular, de moldear, el medio so– cial en que aquella debe desenvolverse
Lo que sí podemos afirmar en términos generales, es que resulta imposible pasar de un tipo de empresa de producción a otro más eficaz o moderno, sin que previamente Se produzcan ciertos cambios: en la men– talidad, en la organización y en el comportamiento sociales, frutos a su vez de [a adquisición de nuevos sistemas de valores, sean éstos éticos, o morales, que le sirvan como umareo instituCional" a los nuevos es. quemas de producción económica.
En Nicaragua, cuando se habla de desaIrolla eco– nómico, sin integrar este concepto con el desarrollo social se está distorsionando la realidad Nuestro país es todavía fundamentalmente, una sociedad tradicio.~
na!. Esto quiere decir, que formalllos parte de un sistema de 6rganización cerrada, en equilibrio pre. cario si se quiere, pero que todavía guarda el mínimo de integración Sin embargo, como veremos luego, em.piezan a sentirse los empujes de los agentes de cam– bio sobre todo los demográficos y la acuJturizaeión, pro'ducto esta última del acelerado proceso de comu– nicaciones y la influencia de los grandes intere~es in– ternacionales
Sin embargo, cuando intentamos concretar, cuáles son los ragos característicos de nuestra cultura, nos hallamos en dificultades.. Resulta paradójico com– probar que, mientras a diario se publican estudios so– bre los diferentes aspectos de la vida económica de nuestro país: cifras del producto nacional bruto; la tasa de inversión nacional anual; producción de algo– dón y café; capacidad de ahorro; nivel de vicia, etc, etc., no existe prácticamente nada
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sobre investiga~
ción sodal. Se nos dirá que de este último instrumen. to no tuvieron necesidad las: naciones adelantadas, para llegar donde están ahora Pero ¿acaso ignora~
mas que tenemos que recuperar el tiempo perdido y
que el abismo entre naciones industrializadas y las en desarrollo. se profundiza cada vez más y que una conducta más racional y científica es lo que corres_
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ponde, para ponernos cla10 en los obstáculos que se nos ponen por delante?
A pesar de todo, algunas líneas generales de nUes~
tro "pattern cultural" pueden trazarse. Tenemos por ejemplo la motivación que llamamos "por prestigio" basada en hábitos de comportamiento, que no son ni funcionales, ni auténticos La lealtad a la familia, co~
mo extensión del espíritu paternalista y protectivo, resulta muchas veces incompatible con las bases de una organización eficiente. La hospitalidad y la a– mistad, son todavía valores intrínsecos y no medios, para conseguir otros fines. La poca separación entre lo cultural y lo utilitario, que con frecuencia aparece mencionado en las llamadas sociedades primitivas, es otro ejemplo en nuestro medio.
Pongamos sobre esto último algunos ejemplos: en muchas fiestas patronales de Nicaragua en que se celebra la feeha de un santo lugareño, lo religioso (cul. tural) aparece íntimamente mezclado Con lo utilitario Qué otra cosa significa esos convites populares donde "el mayordomo'# reparte alimentos, como parte de su obligación aceptada de antemano? Las reuniones al aire libre, en un ambiente de intenso intercambio so~
cial, durante las celebraciones de la fiesta de Santo Domingo en Managua; el clima pastoril y festivo de las vaquerías, donde se juntan campistas vecinos pa~
ra ayudarse en la selección de las reses de sus res. pectivos dominios, para una vez tenninada la faena, acercarse alrededor de una hoguera a comer y echar tragos? Y en política, no es acaso un número obliga– do, después o durante el intercambio de planes, el contemplar el paso de las horas consumiendo licor y
alimentos?
La formación educacional en nuestro ambiente, sigue todavía los cartabones de la España colonizado. ra. Todos sabemos cómo en 1680 casi dos siglos des_ pués de fundada la Universidad, seguía enseñándose como únicas cátedras, la Teología moral y la Gramá~
tica Latina Y ahora. seguimos empeñados en fabricar letrados, o en acelerar la 'formación de economistas y
altos administradores de negocios, cuando ]0 que más necesitamos es el adiestramiento técnico de nivel me– dio, donde los alumnos aprendan habilidades, no pa– ra la ciudad, sino para el campo, en donde ]a agri. cultura sigue siendo el 60 por ciento del quehacer ha~
bitual de los nicaragüenses.
MEmcionemos ahora algunos de los factores del cambio socia], específicamente el demográfico. Nues~
tro país sigue creciendo a un ritmo promedio anual del 3 2%, como cifra neta ,Si ya estuviéramos indus. trializados, tal fenómeno sería favorable, pero con una producción baja y barata de proveniencia agrícola, el nivel de vida no pueele elevarse. Ese incremento aH
nual de 50 mil habitantes (por más que nuestra poblaR ción relativa sea todavía bajo), demanda cada vez más, servicios, que el Estado no puede con sus escasos re. cursos, dispensar adecuadamente.
Sin embargo, la propuesta planificación familiar, tal como se la Jleva- a cabo en nuestro medio, sin in– veEtÍgación social preliminar que la oriente, será un desperdicio de dinero.
De todos modos, el impacto del fenómeno social de la explosión demográfica comjenza a manifestarse. Managua) nuestra capital, crece a. un ritmo casi el do~
ble de la media del país En el período comprendido de 1950 a 1963, su población se acrecentó a la tasa promedio anual de 4- 9 %, cuandd para todo el país
t
ese índice fué de 29% En el Censo del último año, la población nacida en otros depa1·tamentos, estaba re~
pi esentada en Managua por 86,000 personas, la inmen– sa mayoría de la mi~ma (65%) proveniente de los de_
partamentos COn los cuales Managua tiene fronteras: Masaya, Carazo LeQ.!1. Seg(m esos mismos datos, el 28% de la gente que vive en Managua no nació aquí. Este proceso de urbanización acelerado de la capital, está llamada a ser U11 foco de tensiones sociales cada vez más agudas, al aumentar la demanda de trabajo, educación, vivienda, sel'vicios sanitarios, alimentos y
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