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« Previous Page Table of Contents Next Page »de ~ndllsb ias ele bienes (le consllmo, y ellh'e ellas las eminentemente suntuaI ias, es señal inequívoca de [iue
el ln'oceso illdustl'jal está apenas comenzando y que el
camino a recouer aún es largo y labol'ioso Estc le· quiele, a me(lida que se pretende 1111 g1ado mayor (le
Cl. ecimiento, de bases tanto más fiuucs de \lolítica eco.
nómica y fiu3ndel3 y de un clima tanto más segu. lO para la illvclSión, cnanto mayores y más cOlll]Jiejas sean las eta]laS a CUbl'Ü' en el desall'oUo del país Es como p\anea\ l11\ edificio que, en cuanto más 1li.sOS se
}JretelU1e tenel, cuanto lÍlás profundo y elaborado de_ be ser sU basamento pala sopoltal'lo. Que la jnsegu·
l'idml institucional en el campo del <lesanollo econó· mico lU'oduce idénticos resultados qne la falta de ba.
se en una c(Justl ucción, o ésta no se levanta del todo
0, una vez comenzada; 58 dCll'umbn eshepitosa y fa_ talmente
POI todo lo alltcl'iOl, y habida cuenta que el el cci_ miento almónico (le todos los sectOl'os de actividad de
Un 1mÍs es ]a meta mas deseable entre to(las las altelM nativas apalentcs de política económica, UD (lebe ja–
más un país contO el nnesb'o IU'etendcl' saclifical lo llOCO ya consh liido, ante pel'sllectivas de dudosos calll.
!tíos institucionales que conllevan la iusegm idad a to_
da nueva 1)e\'s11eetiva de inVersióu. La lazón de ello es que los de1'loteros del crecimiento indllst1'ial son,
lJ01' una parte, poco influenciables en el sentido llosi.
Las lclaciones entle los hechos sociales y el pro. ceso económico son cada vez más, objeto de interés Descartada la concepción monista de Marx, pala quien los fenómenos' sociales no S011 más que SUllel estl'uct~l.
ras de los sistemas de producción, las investigaciones
se Olientan ahora a establecer las l'ecílllOcas influen M cías en calidad y cantidad y a (liV01S0S niveles, enb'c la Olganización de ulIa socie(la(l y sus actos económi. cos 'l'Olncmos por ejemplo el caso del libel alismo económico y su conhapaite, el fenómeno capitalista El surgimiento del ]ll'imeio, lué el 1esulta<10 de la a M ceptacjón de las ideas filosóficas en boga en el siglo
XVllI¡ huto a ~\\ ve'l" lle las a}llicaeiones de las teo. lías científicas de Kepler y Newton. Cumulo estos científicos descubl'ielon que los astros se 1egían pOl "leyes natl1lales" que fijaban el movimiento de los a5_
hus, los creadOles de una nueva teoría del Estallo, ere–
ym'olt"' que también él homble debía regitse en su vida social, 1101' un tilJO ~inlilar de «leyes naturales". Así fué posible liberarse del rígido melCantilismo l{
del monolJOlio estatal del comelcio iotal'nacional Pe~
ro asimismo, la oshuctnra social que existía en !Iaísefi
como Inglaterra e11; aquella é]Joca, permitió la acepta_ dón y el desal rolló de este nuevo lJlallteo de las rela_ ciones económicas
Desde otro punto de vista, también }Juede aplecinr~
se esa íntima intell'elacióu entre los hechos económi_
cos y los sociales. TOlnemos por caSo ]a influencia que las ideas l'eJigiosas tienen sobre el comportamienM to económico (le sus Cleyentes. ntencionemos sola. mente como ilt(')!l'acióu, el apOlte de la obla -de We.
ber, lJala quien existe 1111a directa c.onexión entre las
1JI ácticas éticas de una comunidad y el carácter (le
IIn sistema económico \VebCl describió un cuadro tÍ~
lI i co del llío burgués rrdirieiendo sus negocios como si
S~ tiatase de una ,'ocacióll, a quien la Providencia ha seliala(lo como elegillo". Fué p.si posible que, vil'bl
des tan esenciales como la sobriedad, el abOl'! o, el
i~abajo asi(luo, el ascetismo <le vida, se convh Uel'on snnultáncamente, en hábitos c~timulantcs a la fOl1ll3– ción de capital En cambio. oh a rama del cListianisH mo, el catolicismo españOl (lcl siglo XIX, siguió insis_
'l
tivo por la In'esencia de incentivos fiscales lUayores o
meUOles en una dirección determinada; empero tal
el ecimiento es ti emendamente susceptiblo a los ~ÍLbi
tos cambios de dilección iustitucionRl y, e11 g¡ado má–
ximo, cuando di('.hos cambios son en el sentido de anu_
1m, llOl' cual<luiel.' vía, la al mazóll en que ha i\escau.
sado Oligillalmente la decisión <le i.uvcltir. El f1acaM so <le una imlustiia, )lor callsa~ (le esta naturaleza, aca. l"lea la global ]Ialaliznción (le todo el sectol
Si NiCiwagua Ita visto afectado adversamente su
crecimiento in<lush ¡al en los dos últimos años, y si su base industrial es l'elativamente menor que la de los otros paises ele CenhoaméLica es, POI c(JllsiguienM te, el país que llmyOl atención debe prestal al fOl'tale_ cimiento (le este vital sectoríle la economía Esto sólo l)uedc loglalse mediante la supelación de tmlos los obstáculos que Ea oponen al crecimiel1to de la indusM tria, Cuanto más nos rezaguemos en esta canera de competencia tanto más difícil nos será IOg1 al el equi. libl'io con los demás países del melcado comun, PelO 1)ala ello, además de una activa )' cooldinatla acción pública y lU'iva<la, se loquiere, como elemento esencial, Clem o conservar el llamado uclima plopicio" a la in·
veLSión. De oha. manela, en vez de avanzar, entt'a–
I emos en el canllllO del franco \eboceso y autoRdes–
trucción. El no caer en este abismo. es responsabili. tla(l ]Jlunatia de todos los nicalagiielLses REfLEXIONES SOBRE NUESTRA
SOClOlOGlA ECONOMICA
"MILlO ALVAREZ MONTALVAN
Sociólogo Nicaraguense
tiendo en lo pecaminoso de la acumulación de l'ique·
zas, en el valor oel alltol'ital'Ísmo, etc Con palabras
de la Biblia, seguía afh'mando que
U as más fácil que liase un camello por el ojo de una aguja que un lico se salve"
Lo que está pasando ahora con la ayuda econó. mica y técnica de los países jndustlializ3.dos al llama M
do terccr mundo, también pucde SC1'vilnos (le ejemplo, La afluencia (le blencs de capital y de recursos (le la
tecnología, se encllenfl a con qne, en países sub~desa.
!rollados, no pueden dar el 1endimiento deseado, por M que las condiciones de organización social y de l'ecur– sos ]\Umanos, resultan. inadecuados El plan l\'1arshall para EU1'O}la. encontró en cambio, Jos elementos ne· cesarios para sacar provecho de las oportunidades re_ cibitlas. La industrialización de estas naciones plan. tea IJl'oblemas palecitlos. Los enca1gados <le poner en
jJráctica los ajustes neccsa1ios, se resisten, llorqlle el brusco desplazamiento de una clientela l'Ul'al, que da
pl.'~stigio y poder, a un lluevo estalilento social que ya
110 se l'ige pOI' los tl'a<liciollales esquemas de la lealtad, <la mucha inseguridad a los que dhigen el poder lJOM lítico .
Pero tl'ayendo a un plano más inme(liato estas le. Jaciones: socie<lad~econolllía que venimos tiatando, nos encontramos con que organizaciones tan scncillas y
eficaces en ciertas sociedades, como es el cooperati_ vismo, 1\0 lo&ran aURiga en sociedades que sienten
)!rofulUla desconfianza por el trabajo compartido en
grUIJOS, llor la eYperiencia que ticnen dentro de su cul ...
hua, 1101' este tipo de organización, en que la l'cspon–
sabilida(l. se halla compro.. U<la
No obstante todo lo anterior, todavía sigue insisM tiénllose en la lJrimacÍa de las decisiones y facilidades
de tipo económico para asegural el (lesarroUo. Con valÍas razones tratan (le ex]llicar tal posición: al-la
Pl eemincncia de los motivos económicos en la con. (ll1cta humana. b)-el snpuesto <linamismo de las ins. tituciones económicas r<pel' se", 3)-la expansión in. depenlliente de que es capaz, por ella sola, la tecllolo· gia. Sobre el ])1'imer argnmento, debe <lecilsc, que
cada vez es mas claro liara los sociólogos, que en el
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