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DESARROLLO INDUSTRIAL
ENRIQUE DELGADO
Economísta y Banquelo Nicmaguense
A NicJragua se h~ presentan, dentro del cuadl'o de
la Integración Económica Centroamericana, similares dudas en cuanto al camino del desan-ollo industrial,
a las 'que afrontan todos los demás países de menor desarrollo relativo en el Continente Esto es, el cons~
tanté medir de las ventajas o desventajas de produch' su propio desenvolvimiento a través de una política industrial dirigida al fomento de la industria en gene_ ral· o, en forma más restringida, al fomento preferen~
te de una rama de actividad industrial; o, por contra~
posición absoluta, al desarrollo agrícola con prescin~
deucia del industrial, dejando a éste para etapas más avanzadas del desarrollo del país.
Esto es ante la escasa disponibilidad de recursos, tan~
to huma~os como financieros, para provocar un ópti~
mo crecimiento armónico de todos los sectores de la producción, salta la constante duda de si tales recur_ sos limitados deben aplicarse en forma concentrada a provocar un desarrollo acelerado de un sector en re– lación con el otro. Y dentro de un sector, como el industrial, cuále-;; de las actividades pueden responder en forma más positiva, de manera que Se cumpla el principio de maximización de beneficios en .Jos resul. tados a obtener
Pero la maximización de beneficios, en términos prácticos8 'es difícil de determinar por ,la constante pre.~
sencia de influencias ajenas al juego de factores de producción 'No puede eUa determinarse por la sim,;
pIe orde.nación, de mayor o menor, de las rentabilida~
des económicas del sector, prescindiendo de esa~ o· tras influencias de caráct~l' muchas veces política, o~
tras históricas y, en no menor grado, dé inmanentes aspiraciones que conforman la conducta de los :mdi– viduos y que proyectan su influencia en el conjunto social.
De ahí parte la dificultad de hacer un uso excln~
sivo de las técnicas conocidas de programación para la determinación de politicas viables. !le desarroIl«;l, sin que los resultados de la programaclon sean analI. zados y sopesados a la luz de los otros factores que in–
fluyen sobre el comportamiento de las sociedades Es ante este innumerable conjunto de factores extl"a.económico'S que las teorías del desarrollo se pro– liferan, dando pOi· resultado que no se cuenta con una fÓl1:llula de desarrollo aplicable a todos los países en similares grados de desarrollo, ni a un mismo país ell distintas situaciones de tiempo No obstante lo ante~
liar, pareciera que en el proceso de industrialización hay un comportamiellto común en todos los países de América Latina. La industrialización toma su p10_ pio derrotero, muchas veCes con independencia de lo que es más deseable desde el. punto de vista nacional, obedeciendo ellas al juego de las (lecisiones indivi– duales dentro de un régimen de libre competencia ¡(~~
lativa y actuando dentro de pre..establecidos marcos eS..
tl'uctur-ales,
En este sentido, las políticas activas de fomento
de determinadas actividades industriales, considera.
das teóricamente como deseables, han tenido en la práctica poco resultado. Ello se debe generalmente
a que los instrumentos corrientes de incentivos indus– triales, como han sido las leyes de fomento basadas en rebajas o exoneraciones fiscales, han sido notoria– mente insuficientes para modificar los cuadros más amplios en que Se mueven las decisiones de inve1sióll, tanto en el orden de competencia de recursos interna. cionales como en el orden interno.
En el orden internacional, poco efecto tiene el que
B
un país establezca un determinado grado de incentivos fiscales para el establecimiento de illdush'ia, si 110 co~
existen en el mismo país ventajas manifiestas para el desalTollo dinámico de tales industrias Asimismo, dentro del propio país no puede esperarse un desarro– llo industrial, con base en los instrumentos conocidos de fomento industrial, si no coexisten elementos o motivaciones propios de crecimiento que hagan atrac– tivo el riesgo de la inversión en e[ campo de la indus– hia en general, y de la rama indus.trial deseable en lo particular
Por otra parte, sometidos nuestl'os países a fuel_ tes presiones sobre sus: balances de pagos, que dan ori~
gen a un fl'enamiento de las impol'tacionespor diverM sos medios, al tiempo que los ingresos fiscales descan– san desproporcionadamente en los aforos de importa– cióu, se crean en eUos estructuras desarticuladas de precios internos que vienen a tene1' mayor influencia en las decisiones de inversión en el campo indushial que todos lo&' mecanismos de incentivos Ol'íentados al fomento de determinadas ramas industriales Es por ello que si bien tollos los paises de poco desal'rollo aspiran a la creación de industrias bási. cas;, algunas, veces llamadas de bienes intermedios, como eslabones necesal"Íos en la cadena de lU1 dinámi_ co proceso indu'strial, los resultados verdaderos han sido con harta frecuencia -desalentadores, Factores (le insuficiencia de consumo por la falta de un merca_ do inteIno amplio, así como la ausencia de industrias menores de transformación que absorben la produc– ción de [os bienes intermedios, a la parque la arrolla– dora influencia de la estructura general de precios ya 1efelida, o :peor aún,. inestabilidades políticas, hacen llugatollos los esfuerzos realizados en esa dirección. De ahí que el crecimiento industrial se Vea usual,. lriente auto.dirigido a la producción de bienes de con~
sumo final que tienen mercado relativamente sufi– ciente; y que, denÍl'o de la gama de este tipo de ma– nufacturas, la de artículos suntuarios sean l&s más a. hactivas, cuando el consumo intelllo es suficiente pa. ra soportar Ima industria de poca inversión, La con~
junción de todo esto, con la presencia de altos y a ve– ces crecientes afmos a la importación de esta clase de bienes, colocan a la producción de artículos no e– senciales en e[ mercado doméstico,. en ~ituaciones más favOl'ecidas que al resto de los bienes (le consumo co_ nientes
Tal crecimiento industrial encuentra la natural o pO&ición de los ;demás segm~ntos de la población de. dicados a otras actividades que Ven favorecidas a la actividad industlial, a través de las leyes de incenti– vos fiscales, mientras las prollias carecen de tales o comparables beneficios
PelO la corrección de este desajuste demanda, co–
mo todo esfuerzo de modificación de las estructuras de las economías nacionales, de esfuerzos positivos en todos los órdenes de la vida nacional Por una par. te8 no puede ni debe corregÍlse el desajuste echando marcha atrás mediante la supresión de los incentivos, porque Se corre el riesgo mayor de quedarse sin 11in.. gnua industria. Ello seria fatal pal'a el crecimiento ordenado del país, ya que el proceso industrial es e" minentemente acumulativo: una industria acairea a la
otra y sin la base m·imaria de indusilias meROles de tl'anSfOlmación no puede ni siquiera pensarse en es– tahlecer en el futuro las industrias básicas de bienes intermedios y de capit~J. .
'follo lo contrario, la pI esencia en grado maY0l"
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