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dderaban ya destitUíd... de lodo favor. y llOCOrro para mantenerse en su infidelidad, e independencia. Añadían también los Indios de los Pueblos Inm..... diatos a las Montañas que los c31"jves de ellas estaban ya muy desmluuidos (gastad" decían) primeramente por motivo de la guerra, que les mzo abandonar sus cortos Establecimientos internarse a la espesura de bosljues incultos, y estérllesl de donde habia resultado, que muriesen muchos de hambre, y que últimamente en Oclubre del año Inmediato pasado las grandes cre– cientes de los ríos, a cuyas márgenes vivían. les habían llevado, y barrido sus platanares, milpas, y árboles dE!: cacao, quedando preolsados a mantenerse con mu– cha escases, y trabajo de sola caza V pesca, de todo

lo cual pude inferir. que era ya llegado el tiempo de

intentar con más esperanzas, que hasta ahora, la re–

(lUoclón de todas las Naciones carives de aquellas mOn–

tañas; y siendo prefel'ible siempre el medio más suave, pensaba yo que se facilltaría en grande manera. entre– gando Jos ganados del Capitán Yarrinse a sus tres hijos llamados. Andrés, Bel'uardo y Margarita (mujer del dicho Balthasar Monloya) y a dicho Miguel Guil, y al hijo de GregOlio Yarlinse los que constan ser su–

y~s. o 10 demuestre el fielfo con que decían estar señalados, distinto del de el Capitán; de este modo se aseg11l aría a mi entender ]a reducción de ellos, sus l)arlcntes, y parciales se podrían poblarse en ~oaco.

como lo estaba dicho Capitán Yaninse. al tiempo de

su prisión; o siendo muchos para agregado. se podrían hocer poblaciones a las márgenes de Jos líos Metapa,

y Oloma Real, donde hay unos campos muy dilatados, que ofrecen bellísima proporción especialmente pa– ra ganados. pues abundan de buenos pastos, que no se aprovechan en gran parte. por el peUgl'o, o riesgo de los carives. no obstante que según se me dijo, no

han tocado, ni hf:cho daño alguno en los ganados de dicho Capitán Yarrinse. aún estando en paraje muy

desabrigado, y expuesto. tal ves por la esperanza que

han tenido de recuperarlos

Se deja comprender que no lia hecho aplicación alguna de estos ganados y bienes del Capitán Yarrin– se. pues se conservan embargados, pelO aún en caso

que por algún deUto los debiera haber pel dido. no se diga bien ni en manera alguna del agrado de su Majestad, naediante su Real Clemencia, y Religiosa Piedad, que por un (JorLo interés. y aunque fuera con– siderable, se dificultase la pacífica reducción, y con– versión de aquellos yltdios, los que destituidoS' de la eSlJeranza, en que hasta ahora parece han estado, no

de que se Jes entregaran dichos ganados, se abando– Rarlan con despecho al l'obo, y ha impedir la reduc– ción de otras parclaUdades

Yo supongo que sería justa. y talvez necesaria para la quietud, y seguridad de aquellos Pueblos, la pri– ,ión del Capitán Yarrinse. pero las consecuencias han

CJIdo lastimosas¡ los Ylldios de aquellos pueblos habla– ban de él como restaurador, o autor de la Paz. y trau– (Juntaad en que han vivido, sin haber sido insultados

dI' los Carives jlesde su tiempo aún antes de haberse reducIdo. pues había perseguido, decían, v procm'aittl

exterminar en todos los tlempos los yntlios Cal'ivcs. que vivían del robo. y haclan cualesquiera dañ" en aquellas fronteras, y que lo miSDlo había hecho su pa– dle, aún que nunca quiso leducirse. y mudó en su infidelidad de modo que los yndios poblados', espe– cialmente los Boacos, de que cuya lengua. y Nación era el Capitán Yarrinse. ban sentido su falta, y los Carjves de su parcialidad, que vivían los más a orillas de dicho Río Oloma Real, se internaron, y alejaron de su reducelón. que se podría esperar próximo.

La mujer e hijos del mismo Capitán. se hanaban viviendo bajo de campana en dicho Pueblo de Boaco. se !luUeton luego a la montaña, como era de recelar. no habiéndose tenido la precaución de intcrnallo e11

aba Provincia al tiempo (le In prisión; además de re– sultar, y en desquite de ella, Gregario Yarrinse her– mano del mismo Capitán. sorpremlió, y se llevó a la montaJia dos mujeres casadas del Pueb~o de Muitnui. con cuatro hijos cada una. según me 1 dirieron entre otros, sus pi opios maridos, Can rara sencilles en tono de demanda, el uno suponiéndome Corregidor. o tra– táll{lome de tal. y pidiendo ambos. que obligal a a di– cho 01 egolio Yarrinse a la entrega de sus bijos. tmes de ras dos mujeres, la una logró hUÍl'se, y Se hallaba viviendo con su marido, y la otra se ilecía habe,. mue,"– to, pero de los ocho niños. O jóvenes a.presados eon

ellas, no había vuelto alguno. ni se tenía nM~c(~ n~

ellos; al fin no habiendo yo podido averiguar si no

que el dicho Gregario Yarl'inse era va muerto. de1A muy encargado al Capitán de Boaco, yndio racional.

y sagaz, que hiciera toda diligencia pal a saber donde, como y en poder de quien se hallasen dichos ptistone– ros. y tratara de su pronta restitución por vía de

rescate o como fuese más accequible..

Hallándose en el Pueblo de Toisitapa, cabecera de Boaco, advh que comenzaba ya con alg{m rigor el

ivieroo, por lo que hube de retirarme a esta Capital, con sentimiento de no seguir la visita como habia pen– sado. por toda la cordUlel a, hasta el Fuerte de San

Callos. e Isla de Solentiname, o a lo menos para Ja Villa de Acovapa: y por no omitir diligencía al~unl1

para dlsponel Jos ánimos de los Carives, a que se redujesen, después de haber dado unos COl·tos <lone–

cillos a los que saliNon a hablarme, lesolví escrib\, del modo y en los terminos más persuacivos, según me paleció conveniente en las circunstancias a un yndl..o

1 esidente en lo intelior de la Montaña.. fiue por encal·.

go del Gobernador sambo, encaminó pala Matagnh.m el PI isionel'o y los cuatro negros, que he dicho. y djó

aviso por carta que saldría Doña Mal ía Mannela R~­

dríguez con otros prisioneros a Granada; ele este yndio tuve uoticia en Muimui. que era nacic10 en la mon– taña, y le había educado. y enseñado a leer, y eSCt ibil

Fray Faustino Robleto. del Orden de Nuestra Señora de la Merced, Cura de aquel Pueblo. y que despues se había vuelto a la montaña, sin que nadie diera razón (lel motivo; pel () estando yo para salir de YuisltelJe deSlmes de liaberle escrito, y ofrecido toda segurhlad, pal a que se 1 edujera, y persuadiera a oh os a lo mis– mo, me dijelon se había huido muy adentro (le la

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