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Los peligros que el ciervo y la lieblc esquivan con su pie veloz

los salva con taimados ardides y bUllas a su

decIal ado enemigo,

el sagaz coreopit,heco, gala del campo, dueño principal

de In selva, mañoso de ingenio, perenne gloria de

las fieras.

Muchas veces envuelve BU cuerpo de negla vestidlu8, cubdéndoJo todo con pelaje desgreñado;

su vientre, piernas, brazos, ijares, acra. cabeza y manos, no carecen del pelo negl cante.

PeLO si es Nicnlagu8 pródiga la que en don te ofrece el simio

Que nutre en una isla feracísima orlada pOI las aguas de un lago,

con toda seguridad lleva éste el vientre, el pecho y la CRra albeantcs.

Tendrfa una fígUl8 semejante a la del hombre, si su cola leíorcida hacia abajo con una vuclta desllrOporcionada no le afeara el cuerpo.

Se ha visto algunos alcanzar tal estatura, que a ptimela vista

Cl cedas contcmplar un etíope de diez años.

Está dotado de las podelosas fuelzas y vigor del homblc,

suficiente para 18ptarse a las mujelcs según lo acos~

tumblft a menudo (3)

5 -INTRODUCCION DE LIBROS

Respecto a la introducción de libros en Nicaragua durante la colonia, se ha dicho que hubo un comercio indirecto de libreros peninsulares, cuyas remisiones partian de Cádiz, con algunos de la ciudad de Grana– da por lo menos en los siglos XVII y XVIII. Es indis– pensable recordar que dicha ciudad -"una de las más ricas que hay en toda la parte septentrional de Amé– rica" según Gage, y la "joya más preciada para la co– rona de Inglaterra", como decía Francis Drake– manteníb un activo comercio con Cartagena, Guate– mala, San Salvador, Camayagua, Panamá, Porto Be– lio, Limo, Jamaica y Cuba Aunque lo que se ha afir– mado sobre ese comercio de libros pQrece ser verdad, todovio no se han descubierto datos suficientes para reforzar esa afirmación.

Al INFLUENCIAS DE LOS LIBROS DE ROMANCES

Y DE CABALLERIA

Uno célula de 1531 decía "Pasan a las Indias -y probablemente hacia nuestra provincia- muchos libros de Romance, de historias vanas y de profanidad Como son el amadis y otros desta calidad". Otra cé– dudo, la del 13 de septiembre de 1542, expresaba

Por llevarse libiOS de Romance y materias pro– fanas y fabulosas, como cl amadís y otros desta cali– dad de mentirosas historias. se siguen muchos in~

convenientcs, porque los indios que 6upiercl\ leer, dejarán los libros de sana y buena doctrina, y Icyen~

do los de mentirosas historias aprenderán en ellos malas costumbres e vicios y demás de esto podrían per'der la antoddad a las Sagradas Escrituras y Doc~

tores santos, creyendo como gente no arraigada en In Ce que todos nuestros libros erAn de una autoridad )' manela.

Estas leyes restrictivas respondían únicamente al "intesés político del momento". La Corona, como dice Demetrio Ramos Pérez, no trataba de mantener con los ojos cerrados a los habitantes del Nuevo Mun– do porque la política restrictiva que se siguió aqur era la misma que se aplicaba en España. Pero cuando esto dejó de ser necesario tanto la obra literaria, como

la científica, entró esporádicamente en las Indias

y particularmente en, nuestra provincia Así tenemos que gran parte de la primera edición del Quijote surcó el Océano rumbo a América y que a Nicaragua IIega– garon Los Doce Pares de Francia y Pedro Urdema/es

entre otros libros.

De esta clase de obras, llenas de "materias pro– fanas y fabulosas" _ntre los cuales, salvo en Nica– ragua, el más propagado fue el "Amadís de Gaula"– se originaron los caribes gigantes y la fuente de la eterna juventud que buscaba para bañarse en ella Ponce de León, el Cacique Dorado y la Casa del Sol, las Siete Ciudades Encantadas de Cibola --cuya exis– tencia era asegurada por el visionario Fray Marcos de Niza- y el oro derretido que Fray Bias del Castillo, incitado por Fray Juan de Gabalda -franciscano que vivía en el Convento de Granada- creyó encontrar en el cróter del volcán Masaya y otras ocurrencias de lo más poéticas y fantasiosas que trastornaban la mente de los férreos conquistadores.

B) LOS DOCE PARES DE FRANCIA

Aquí el libro de caballerio que prevaleció en el pueblo con sus relatos fantásticos fue el titulado Los Doce Pares de Francia, perteneciente al cícla carlovin– gio Muy conocida es la anécdota del indio de carác– ter reposado que un día, entrando a la casa de don Vicente Cuadra a fines del siglo pasado, le dio por hablar con mucho énfasis y al ser preguntado por qué hablaba así contestó'

POi no perder la arrogancia

pOI que voy a haccI de Rey Moro en Los Doce Pales de Flancia

C) EL PEDRO URDEMALE5 DE SALAS BARBARIO

Después de éste, establece el doctor Carlos Cua– dra Pasos, el libro de mayor influencia sobre la imagi– nación popular fue el de Pedro Urdema/es de Salas Barbario Sus capítulas volaron de ciudad en ciudad, de aldea en aldea Sus relatos sufrieron transforma– ciones hasta en el apellido del personaje central Las campesinos lo llamaban Ordimales El pueblo de las ciudades decía Pedro Urdemales. Casi todos los ni– caragüenses de la primera parte del siglo XX deleitá– ronse oyendo en la infancia los conflictos permanentes entre Juan Dundo y Pedro Urdemales La víctima y el victimario, el sufridor y el inquieto Y luego apunta el doctor Cuadra Pasos

Manuel COlonel !tIatu8, muy a principio de este siglo, con el seudónimo de fiEl Bachiller Sansón Ca– rrasco", trató de restablecer el verdadero apellido de este personaje de conseja probando con amenos razo– namientos que se debía decir Uldemnlas y no Ulde– males Decía Coronel que eran malas, es decir, malas pasadas, travesuras, burlas, y no males, o sea, inju~

rias o crímenes. las que urdía de continuo, para di– vertirse a costa de Juan Dundo, el muy travieso Pedro

de la Leyenda (S).

Sobre este mismo personaje especíe de Ulises mes– tizo, el pueblo construirá, como veremos luego, toda una serie de leyendas y cuentos aventureros y pica– rescos. De ahí la importancia del libro de Salas Bar– bario en la literatura popular de la colonia.

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