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figUI é que mis enojos

han sido tantos y tales

a la ciara

que si no os vieran mis ojos la creciente de mis males se l)aSara.

Mas, como siempre tus mañas

han sido darme pasiones

y serán,

quieres tú que mis entrañas siemple estén hechas carbones

y estarán,

pues porque contra un cautivo tu merced su fuego atiza, pues sahl éis

Que aunque parezco estar viYo es un poco de ceniza

10 que véis.

y si piensas que es victoria poner contra un sien·ecillo furia tanta,

ten memoria, ten memoria cómo tienes tú el cuchillo a mi garganta;

que si de esto tú la tienes, yo confío en tu gl andeza

y en mis daños

Que no quell ás que Jilis bienes se convierten en ti isteza tantos años

No querrás Que mi tormento, pues, señora, a tí me di sin defensa,

dé lugal al pensamiento pal a que haga de mi lo que piensa;

que le hallo tan extraño que solamente en pensallo creeláa

Que ya es tan gl ande mi daño {iue aunque quieras remediallo no IJOdrás.

Porque ya. desventurado, ya tan 1ata mi pasión de esta vez

que de blanco soy tornado muy más negra que el carbón

y la pez

l\1i1 a. señora, cuán plcstO de sano volví doliente de tal son

que las muesb as de mi gesto te dirán bien lo Que siente el corazón.

Que, si pudiese quejarse. de sus males y despecho, sé decirte

qUe jamás podrían contarse los pedazos Que está hecho

POI sel virte

Pues tu merced ya despierte a ver cómo ando penando tan de veras,

y verás cómo la muerte cOntra mí va desplegando sus handel as.

y el dolOl que a mi se me un im» a tal punto me ha traído )'8 en mis días

que si el mal que me lastima lastimase tu sentido morhías;

donde POdl ás conocel que mi vida se adelgaza pOr tal vía

que, señOl a. has de creer que el tormento me amenaza cnda día.

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Y, por ser que en mis pasiones te descuidas no queriendo remedinllas,

la muerte con sus pendones continuo me está pidiendo mil batallas;

mas yo. como buen guerrelO Que contínno he guerreado en tal conqulsta, no temo ser prisionero porque estoy aprisionado de tal vista

La cual ha hecho venir en mi tan grandes desmayos

y tan plesto Que no pude resistir a los cIaruicos layos de tu gesto,

que, por sel tan iluctrantcs con muy terrible violencia me cegaron,

y fueron tan penetrantes que de mi misma potencia me privBlon.

Ven, scitora. ya a valctme pues que tiencs el poder

y es razón

que si venciste en vencellUC no pienses que fue vencer un león;

pUl que estaba tan vencido al tiempo que me yenció tu beldad,

(jue antes que hubiese nacido ya te había rendido yo mi libertad

CompatR y Aplica Cuando el siervo esté hel ido

y la yerba va sintiendo que le hiele,

pensando ser socon ido

y allí muere. Así yo, desventurado, desde que herido quedé sin concierto

fuí a tí sel remediado y en llegando que llegué quedé muerto.

Duele de que estoy enfermo y no tengas en tan poco nú cuidado,

que jamás velo ni duermo sino que estoy como un loco desvelado,

rodeado de tOl mentos, aguejado de pesares y histuras.

pues que ya mis mandamientos no son sino mil millares de amarguras

Cabo

Acaba, acaoa. señOl a, de acabar mi vida apriesa pOlque amanse

la congoja que en mí mora,

y méteme ya en la huesa do descanse;

que con esto sClé rico y lo demás ya concluyo con mis daños Solamente te suplico que te acuelrles Que fuí yo muchos años (2).