Page 43 - RC_1968_10_N97

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aquella fl ueta que paresce almendras é COI re entre aquella gente por moneda, cón la qual se han é com~

pran todas las otl as cosas que de mucho ó poco pres~

do son, Rssi como el 010 é los cscIa vos é la ropa é

cosas de comer é todo lo demás. Hay mucha copia de miel é cerca, é mucha monteria de puercos é vena–

dos ~ otras snlv~ginas é conexos é otros animales, é

'·muchas é buenas pesquerías, Rssi de la mar como de los ríos é lagunas: mucha abundancia de algodón, é

mucha é buena ropa que deHo se hace, é lo hilan é

teX(lo las indias de la tiCl ra; y es cadañelo, porque cnda uit afio lo !3i~mbian é cogen (1=11)

El primer capítulo trata de muchas generalidades

del r~iho / de la provincia de Nicaraguq y sus anexos,

siendo cada una de ellas memorable y todas ¡untas ne– cesarias para [a historia de las Indias, Hab[a de los

libros o códices que eran "tan anchos como una mano o más, é tan 'iuengos como diez o doce passos, é más 6 menos,' que se encogían é doblaban é resumían en el tamaño é grcmdeza de uno manó por sus dobleces una contra otro"; de los casas de oración llamadas archifo– vos, de las muieres públicas, de los dioses, de los seño– (es princjpal~s --como los cacique de T eocatega, Ny.is–

tega, Nicara.gua y Nicoya-, de sus matrimonios, he–

chic~IOS, fotmas de gobie~no, vestimenta, rriinas de oro, etcétera

En el 'segundo y en el tercér capítulo transclib.e los

diálogos enhe Flay Francisco de Bobadilla y algunos indios ord'én<;ldos pOI Pedral ias Dávila con el objeto de

avctigu~r cuántos cristianos habían antes de su llegada

Iy qué pensaban y sentian de Dios y la inmortalidad

del alma) y adquirir una infolmación, si no completa, al menos veraz de los creencias, ritos y ceremonias de nuesttos indios El primer entrevistado por el padre melcedarib fue el cacique Chicayatonal, a quien bautizó

y lIamá Alonso de Herreta Luego interrogó a Misey-

boy, cacique a quien antes le habían echado agua en la cabeza, pero olvidaba su nombre Después conver– s6 con el cacique Avagoaltegoan, llamado Francisco¡ con TacotE;l:yda, sacerdote de sesenta años¡ y Coyevet, in–

dio viejo de ochElnta pños A estas preguntas, que du– raron tles días, estuvieron presentes el c1érjgp Diego de

Escobal, el capilán Johan Gi) de Montenegro y A[onso

de Herrerq Dávila, además de los intérpretes El misio– nelO, posteriormente, cambió pe táctica en su encuesta: leuni6 a trece caciques y soceldotes e hizo sus plegun– tas que ·fueron ampliamente contestadas

Oviedo cuenta que, recién llegado el padre Boba– dil[a, [Iovió cinco días seguidos en la provincia, lo que

imptesion6 a los indios, 'Pues venían sufriendo una se– quía. Refiere los bautizos que realiz6 en los pueblos de Nicaragua, Oxomorio, Diriá, Bombacho, Massaya, Matapalete, Marinalte, Lenderi ----;-donde puso una cruz

c~rca de la boca del volcán Masaya-, Mangua, Matia– n, Maviatiapomo, Negrande, Al iat, Mobitra, Mahome–

tambo, Maribia y Tecoatega Opinaba que seria de

mayor utilidad dejar a un misionero entre los indios pa– ra q.ue les enseñara y les predicOlo antes que bautizar a mil que después no sabían salvarse ni ser cristianos

y relata un milagro -uno de los primeros que tuvie– ro. n lugar en la provjncia- y un suceso curioso .

Cuando el padre Babadilla caminaba de Matiari

a Mavitiapomo se le acercó ~na india con un niño gra– vemente enfermo, de tres años, en los brazos y le dijo

que le echose agua El le preguntó que si deseaba que su hi¡o fuera bautizado y ella [~ respondió que sí,

para que se fuese arriba, al cielo A lo que el misione-

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1<>" insistiendo, volvió q preguntarle si quería que su hijo fuese cristiano y ella le dijo de nuevo que sí En–

tonces el padre, con el agua bendita que traía en una cplabaza, bautizó al niño quien, en los brazos de An– drés de Garavito, "dio una voz que paresci6 que ql;!cío

cruz, e luego espiró, que estaba muy malo" Luego la

madre quiso también bautizarse¡ recobi6 el nombre de Mpría Y, acababa de bautizar, "comenzó a dar voces,

diciendo que vía a su hijo yr al cielo derecho" El frayle predicó, el milagro a los indias y enterr6 a[ niño con

pompa al,modo de EspañOl motivo por el cual bautiz6~

ranse muchos indios pOI su propia voluntad .

El suceso curiosq tuvo de escenado un luego de ca~

ñas que hubo en 1.0 ciudad de León Oviedo relata que,

mientras dc;>s bandos enmascarados estaban jugando -uno de moros y oh o de cristianos-, presenció lo si– guiente: un capitán moro, junto con otro, arremetió ha–

cia donde estaban unas mujeres españolas mirando Ja

fiesta y les dijo~ ~~SeñolOs, tornaos moras: que todo es

burla sino ser moros" y otras palabras s~mejantes A

la tercera vez se cayó del caballo y nunca más habló

palabra El cronista recomendaba esia historia a los padtinos para enseñanza de sus ahijados indios, ya que "enseñalÍa la fé, pues que negándola en alabar la sex–

!a condenada de Mahoma, lel capitán) murió súbita–

mente"

En el CUalto capítulo informa sobre el lago de Ma– nagua, a quien llama laguna como al Mar Dulce {"la

que está mós cerca de la mar del Sur en la provincia

de Nagrando, a par de la qua[ está la ciudad de León"}

y le calcula cincuenta leguas de circunfetencia¡ del Gran

Lago "que está más adelante hacia el Norte" -a la par de la ciudad de Granada- y cuya ,i1cunferencia

supone de ciento cincuenta leguas; de la laguna de Iti..

pitapa que en verano era tan baja que un hombre la

qtravesoba de costa a costa "dándole el agua a los pe–

chos o más abaxo" y tenía "muchos é buenos pescados en todas paltes della", tiburones, lagartos y cocatrices¡

de la de Lenderi, [lomada actualmente de Masaya, a la que llegó el 25 de julio de 1529, día del ppóstol San–

tiago, y durmió en la estancia de Diego Machuca¡ de

la de Tiscapa, situada un tiro de ballesta ó poco

más o menos: de Managua", que era, como lo sigve siendo, "muy hermosa é cuadrada que paresce alher–

ca"; de la de Apoyo, que Oviedo llama de Diriá y ob–

serva que "es mayor que la que se dixo de susso Len– deri: esta es de agua salada como la mesma mar, é tiene mucho pescado é muy bueno

l

que hace ventaja en

el gusto é bondad á todos [os otros pescados de todas las otras lagunas dulces ya dichas"; y finalmente de las

de Teguacinabie y Tecuañavete, situadas a dos y cuatlo léguas de León respectivamente. .

En la costa del Mar Dulce el autor del Sumario de

la Naturaleza y General Historia de las Indias encontr~

a un pe?: siena muerto, lo que le confitm6 su opinión

de que el lago era comunicable con el mar. Aunque

era pequeño -tenía "más de doce pies de luengo" y su

s'ierra "no mayor que palmo é tres dedos, é no más ancha en lo más ancho 6 en sLi nac!miento que dos

dedos"- llamó la atención al sagaz cronista español qU,ien dijo que lIamábanle pe"e vigüelá y que traía por h",ico olla en el extremo de la mandíbula superior ;'aquellci lerocíssima espada llena de co[millos muy qgudos len ambos filos} puestos a trech"s",

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