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« Previous Page Table of Contents Next Page »ctió a nosotros y todas ln8 cosas; lo único en que se gozo. es en el amor fervOloso que le tengamo~; los al canos de nuestro COl8zón est{m llatenLes pura El; las
aspiraciones de nuestro corázón desen solamente; no
se alimenta de carne ni de sanglc; nada hay tanto
que le in ite que la matanza de los hombres, de quie– nes desea Ser alabado y glorificado. A Jos qUe son
enemigos suyos}' vueshos, :llrojados a Jo ploful1do del infiel no, cuyas imágenes veneláis aquí, les gus· tan estos aaCI ¡ficios abominables Y asimismo todas las maldades, pala IlevDlse consigo a la perdición eter–
na vucst] as almas cuando salgan de aquí. Eliminad de vuesb as casas y templos estos simulaelOs vanos
y peluíciosos; abrazaos a esta ('LUZ, ('uya ¡mage!t Cds– to-Dios bañó con
Sll s8ngle por la salud del linaje humano, que estaba perdido, y POdléis plometeloS años felices y una etel nidad de dicha pal a VUestras
almas. También abolrece las gUCU:lS el cleadol' de
las cosas y ama la paz entlc los vecinos, a los Clla·
les nos manda a amal como a nosotros mismos Pe~
ro sí, viviendo vosohos tlanquilamente, algUno os
ofende, le cs lícito n todo hombre evitar la injusticia
y dcfcndcl.se a si mismo y SUB cosas; mas, al plOVO~
cal a· otro pOI ambición o avaricia, cstá prohibido, y
el hacel eso es contra las buenas costumbles y la vo~
luntad del mismo Dios (6).
Hecha esta explicación -se lee en el capítulo V de los Décadas- Nicotagua y sus COItesanos allí presen– tes, con lo boca abierta, mirando de hito en hito a Gil, dielOn asentimiento a todas las demás proposiciones, y solo hicieron mal ges10 a eso de la gl.,lerra, preguntando que adónde iban o tirar sus daldos, sus yellT},os de oro, sus arcos y sus flechas, sus elegantes aneas bélicos y
sus magníficos estandartes militares Dalemos todo es– to a las muieres para que ellas los manejen? ¿Nos pon– dremos noso1ros a hilar con los husos y las lUecas de ellas, 'y cultivOIemos nosotros la tierra rústicamente? Gil no se atlevió a replicOl o ésto, conociendo que lo ha~
bian dicho medio alborotados Pela a la pregunta que le hicieron del misterio de la cruz y utilidad de adorar– la, les respondió: "si mirándolo con sincelo y pUlO co~
razón y acordándoos piadosamente de Cristo, que en ella padeció, pedís algo, 10 conseguiléis como sea cosa justa lo pedido Si os proponéis alcanzar la paz, la vico torio contra enemigos soberbios, frutos abundantes, aile tranquilo y saludable u otlOS peticiones semejantes, los conseguil éis"
Preguntó asimismo -refiere Gómara del cacique NicQlogua- si moría el santo padle de Roma, vicario de Cristo ; y cómo Jesús, siendo Dios, es hombre, y su madre, virgen pariendo; y si el emperador o rey de Cas· tilla, de quien tantos virtudes, proezas y señolÍos con– toban, era mOl tal; y para qué tan pocos hombres que– rían tanto 010 como buscaban" Gil, concluye Anglerío, les alzó dos CI uces, una bajo el techo del templo y otoa 01 raso, en una alta mole hecha de ladrillo Refiere Cereceda que, cuando llevaban a poner lo cruz, iban delante ponlposarriente los sacetdotes y detrás Gil, a<;ompañodo del cacique y sus súbditos Mientras la estaban {¡¡ando, comenzOlon a tocar las tlompetas y ata– bales; y cuando lo hubieron asegurado por los eslabo– nes que pusi~ron subió ptimero o lo base Gil, con lo cabezo descubierta, y arrodillándose, hizo allí olación
en silencio, y al acabar, ablazándose al pie de la cruz la besó El cacique, y a ejemplo suyo todos los demás, hizo lo mismo Así los dejó imbuídos de nuestros litas Ante tal cantidad de pregunias inteligentes, que provocClon pláticas y disputas entre Gil González y los religiosos con el viejo Nicafagua, no hay otro remedio que concluir que nuestro cacique "aguda era y sabio en
6
ritos y antigüedades" "Gil González y todos los suyos -agrego Gómata- estuvielon atentos y mOlavillados v','endu 1alcs piegulltas y palabtas o un hombre medio desnudo, bárbalO y sin letlas, y cieltamente fue un ad~
mi rabie el IOzonamiento el de Nicaragua, y nunca indio alguno, a lo que alcanzó, habló como él d nuestros españoles" Por eso Pablo Antonio Cuadra comento que el cacique Nicaragua tenía un conjunto de mitos elaborados por la antiquísima cultura nClhuatl, que eran 18spuestas ya fOlmulados con las cuales podía quedar satisfecha uno mentalidad primitivo estética Pero él, con inquietud clÍtica, buscaba "conocel lo causa de to– das las cosas"; esa feliz meto del alma contemplativa o filosófica cantada por Vitgilio, que en su geórgica "Elogio de la Vida del Campo" hoce parecidas pregun– tas, dignas de un interesante y significativo paralelo
Apl0vechar la llegada de una gente que le pa·
1 ecía avanzada en cultura y en ciencia --continúa
Pablo Antonio- para buscal resllUcsta a una sede de
impOl tautes o fundamentales intellogaciones es buena
111 neba de que, quien esto hacía, encal aba la vida con actitud filosófsica y que, seguramente, se Jlabía plan~
teado con los suyo::; y con frecuencia pLObletnas como los que uboldan sus plcgulltas acerca del origen )'
causa del univelso, o sobre la llatulaleza del mundo
c6smic(), sobre el destino del hombre, sobre el proble–
ma del espacio vel tical -eoncellcióll cosmogónica que no enteudió Gil González según se desplendc del co–
mentado quc hace el clonista Pedro Mártir-, o sobre los atributos de la Humanidad, etc. (7).
5 -LA PROVINCIA Y LOS CRONISTAS DE INDIAS
Ahora daremos una ligero noticia sobre los princi. pales ctonistas que se ocuparon de Nicaragua y citare–
mos algunos párrafos ilustrativos entresacados de sus obras Estas, entle otros características, demostraban un sentimiento ingenuo ante lo naturaleza americana, una no disimulada admiración hacia el indi.o --a pesar de que algunos, como Oviedo, censuraban sus sacrifi· cios humanos- y un explicable entusiasmo
AlOVIEDO
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez (1478-1557), el primer cronista oficial del Nuevo Mundo lo fue tamo bién de Nicaragua, a la que visitó en 1529, pues escri· bió _la historia de su descubrimiento y conquista deto· liadamente Su Crónica de las Indias está dividida en tles partes La primera, que contiene diecinueve libros, se imprimió en Sevilla en 1535 y se reimprimió en Sa– lamanca en 1547 El resto solamente constituye la fa· masa Historia General y Natural de las Indias, Islas y
Tierra Firme del Mar Oceano, que en 1871 se encontra– ba rr:tanuscl ita en la liqrería Colombiana de Sevilla, pu– blicada por don José Amador de los Ríos en 1885 La crónica correspondiente a Nicaragua, no lo rel.ativo a su descublÍmiento y conquista sino toda aquello que. en ella le pareció notable, forma el libro cuorto de la ter– cera parte, o sea el cuadragésimo segunda de la obra total Oviedo, de quien Mejía Sánchez dice que era un "hombre de mu~ha observación e intrepidez, aunque miedoso o los demonios y hechicerías", se limitó o ex· poner con amenidad y en formo viva el espectáculo que le ofre:c.ía nuestra tiella De ahí la primera cil6banza que recibió la provincia:
Es de las más hermosas e aplacibJcs los llanos de Nicaragua que se puede hallar en estas Indias,
porque es fertilíshna de mahizales é legumb¡es; de fésolcs de diverssas fluctas; de mucho eacao, ques
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