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« Previous Page Table of Contents Next Page »Nicaragua 12) y en los Documentos para la Historia de Nicaragua reunidos por Andrés Vega Bolaños en dieci– siete tomos (3) Entle Jos primeros documentos se en~
cuent!an la Relación que en 1922 narra las leguas que anduvo o pie Gil González para entrar, con proceden– cia de Costa Rica y Panamá, a nuestras tierrasj el testi· monio original del acta de toma de posesión de la mar dulce (Gran Lago de Nicaragua) hecha por el mismo ca– pitán y firmada el ¡ 2 de abril de 1523 por el es~~ibano
público San Juan de Salmas (4); y las cartas, ding!das
también por nuestro descubridor, una a Carlos V, dán–
dole cuenta del descubrimiento de nuestra provincia _firmada en la Isla Española el 6 de marzo- y la
otra al arzobispo Alonso de Fonseca -escrita en Santo Domingo el 8 de marzo de ese mismo año- informán–
dole de su expedición a Nicaragua En la primera Gil González describe el tránsito y sugiere que se podría cruzar el istmo de Rivas fácilmente:
Vuestra magestad ha de saber -transcribimos al lenguaje actuaI- que en el citado pueblo del caci– qUe Nicaragua que está, tieuR adentro, hes leguas de la costa del Mal del Sur, junto a las cosas hay otro mal dulce y digo porque crece y mengua y los indios no saben decir si por aqueUa agua se puede ir a otra salada, sino que todos los que ellos han andado por esa otra mar es dulce, de un lado a otro. Yo entré a caballo en ella y la probé y tomé pose– sión en nombre de vuestra magestad. Preguntando
a los indios si esta mar dulce se junta con la otra salada dicen que no y cuantos ojos pudieron vel, todo
es agua salvo una isla que está a dos leguas de la costa y que dicen está poblada. No tuve tiempo para saber otra cosa más sino que mandé entrar media le– gua por el agua en una canoa en que los indios nave– gan, para ver si el agua corría hacia alguna parte, sospechando que fuese río, pero no hallaron coniente l' los pilotos que llevaba conmigo certifican que sale a la Mar del Norte, y si es así, es una gran noticia porque habría, de una a otra ·mar, dos o tres leguas de camino muy llano (5).
4 -"EL DIALOGO CON QUE SE INICIA NUESTRA HISTORIA"
Tal es el título que uno de nueshos escritores ha dado al cambio de impresiones que sostuvieron el caci– que Nicaragua --'--que dio su nombre a la provincia- y
Gil González después que éste, en 1523, descubrió y
conquistó el país por la zona del pacifico. Pedro Már– tir de Anglería en los capítulos IV y V de sus Décadas del Nuevo Mundo -De Rebus Oceanicis et Orbe Novo– reproduce minuciosamente este diálogo en 1533 cori los informes que obtuvo en las propias cartas de Gil Gon– zález y por los datos que le suministró el tesorero de la expedición Andrés de Cereceda. Pedro Mártir dirigía sus escritos en forma de cartas 01 Obispo de Creuso para que los entregara al Papa El diálogo que a con– tinuación reproducimos, extractado de Anglería y puesto en estilo actual, se desarrolló mediante un intérprete in– dio.
Nicaragua preguntó a Gil:
-¿Qué sentís en la tierra de aquel Rey pode– roso de quien sóis vasallos, acerca de un cataclismo pasado que anegó toda la tierra con todos los hom– bres y animales, según me lo referían mis mayores? -Allá creemos lo mismo -respondió Gil. --Pensáis que vendrá otro?
-No vendrá otro -contestó Gil-, sino que así como una vez perecieron todos los animales, excepto unos pocos, en un diluvio de agua a causa de las
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iniqui~ade8 de, los hombres .y principalmente por la carnalIdad, asl, tras una serie de años qUe los hom– bres no co~ocen, ha de sucedel que todo quede redu– c!do a cemzas por llamas de fuego enviadas por el CIelo
Los indios se quedaron espantados al oír ésto y
el cacique preguntó al intérprete: ¿Viene del ci~l(}
esta gente tan sabia? y el intérprete le dijo que sí Volvió a preguntar con cierto aire de inocente senci: Hez: ¿ Raj aron en línea I ecta o dando vueltas en forma de arco? El intérprete repuso que lo ignora– ba, pOlque él había nacido en la plOpia tieua del cacique Nicaragua, o muy celca de ella .•.
-Pregunta a tu amo Gil -le respondió el caci– que- si alguna vez la tierl'a se volteará boca arriba. -Este secreto -contestó Gil- lo sabe única– mente el Criador del Cielo, de la tierra y de los hom– bres
Luego informa el cronista: preguntó el fin gene– ral del linaje humano y de tos paraderos destinados a las almas cuando salen de la cárcel del cuerpo, del estado del fuego que un día ha de enviar el cielo. cuando cesará de alumbrar el sol, la luna y demás astros; del movimiento, cantidad, distancia y efectos de Jos astros y de mucltas otras cosas. Aunque Gil te– nía buen ingenio y era aficionado a manejar libros de romance, traducidos del latín, no había alcanzado tan– ta inshucción que pudiera dar a todo esto otra les– puesta sino qUe la Providencia se reservaba en su
pecho el conocimiento de aquellas cosas.
Otras preguntas difíciles hizo Nicaragua sobre el soplar de los vientos, las causas del calor y del frío, la variedad de los días y las noches, a las que respondió Gil lo mejor que pudo dejando lo demás al divino saber.
-Pleguntó el cacique:
-Puedo sin culpa comer, beber, engendral, ju-gar, cantar, danzar, ejercitarme en las armas? Contestó Gil:
-Es preciso comer y beber; pero se ha de evi– tar la crápula, porque todo lo que se toma fuera de la naturaleza necesita, es dañoso al vigor del esphitu y a la salud del cuerpo, y de allí resultan semilleros de vicios, riñas y enemistades; también es lícito el tIato conyugal, sólo con una mujer, y ésta unida con el vínculo del matrimonio; y hay que abstenerse también de otros géneros de impureza si se quiere agradar a Dios que lo ha criado todo; tampoco está prohibido tener a un tiempo cantares, juegos y dan– zas honestas
Nada preguntó Nicaragua acerca de sus cere– monias paganas ni de la sanguinaria inmolación de víctimas humanas; pero Gil aprovechó la ocasión pa– ra echarle una plática sobre eso.
Esas vuestras oblaciones y sacrificios -díjole Gil- son sumamente desagradables a Dios; y el gran Rey, mi señor, tiene ley que a hierro muera al que a hierro mate a otro; yesos simulacros a quienes ofrecéis sangre humana, SOn imágenes de los delito– nios que hacen prestigios, los cuales, arrojados por su soberbia de sus asientos del cielo) fueron encerrados en los antros infernales, en donde, saliendo de noche, se aparecen las más veces a los hombres inocentes, y con sus artes engañosas los persuaden que hagan lo que se debe omitir en todo orden de cosas, a fin de apartar nuestras almas del amor de Aquel que las crió y mediante la caridad y demás bue– nas obras de esta vida, desea llevárselas consigo, no sea que, arrebatándoles aquellos vestiglos de las de– licias eternas, preparadas para después de la muerte temporal, a los perpetuos tOl mentos y calamitosas desdichas, se hagan compañeras de ella.
Enterado el cacique por medio del intérprete de lo que había dicho Gil "cual predicar de púlpito", dio su asentimiento y pregunto:
-Qué debemos hacer para agradar a aquel Dios que predicáis cual autor de todas las cosas? Gil contestó:
-No de que se maten sus hombres, no de que se derrame sangre alguna se complace al que nos
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