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esponernos menos á la influencia de los vaporés pu""" tridos que despedian las cienagas 6 pantanos. Si se a– briera. un canal que condujese estas aguas al mar, que está bien inmediato} Omoa podria ser un lugar de re–

sidencia mui agradable AlU hai una fortaleza edifi– cada de piedra, de una forma 1 egular i rodeada de un foso. Un oficial negro que vino a bOldo de nuestra goleta, nos dió una idea bastante triste de la plaza El nos pE!dia dinelo con pretestos frivolos, tomó una de nuestras botellas de vino de una manera vergonzosa;

i aun nos ofreció introducirnos a las señOlitas si le da– bamos otra. El comandante de la plaza que tenia las

mas dE!licadas maneras, nos compensó bastante el dis~

guª(o que hablalllos tenido por la conducta de aquei despreciable negro .

Et 28 á las 11 de la mañana, salimos para Isabal i al· amanecer del 29 llegamos a la boca del rio que

vi~ne del Golfo dulce i desemboca en el mar habiendo navegado 22 leguas Continuamos el mismo dia en el

lÍo.. El país es pintoresco en esta corta jornada En–

tl amos luego al Golfo pequeño, i crusando un esh echo, qué está lesguardado con 'el castillo de San Felipe, nos háUamos en el Golfo dulce

El día 30 llegamós á Isabal, pueblo pequeño ha– bitadq por negros, que comenzó á ser habitado de nue–

vo hace un, año solamente. El clima es saludable La distancia de la boca del 1'io para Isabal es de 18 lefuas

El 2 de mayo salimos de Isabal á las 5 de la ma–

ñana i llegamos al Mico á las 2 de la tarde La jorna–

da es solamente de 7 leguas, i el camino pasa por una montaña llama del MICO o montaña de Guatemala El camino que hisimos ese día fue estremamente malo i con frecuencia nos hundimos en el lodo En el tiempo de aguas las mulas perecen á menudo, en los fangos ó

Jodasales. Algunas veces el viajelo pasa á la orilla de

lOS precipios en donde es necesario cerrar los ojos pal a no aterrorisarse á la vista de peligros tan espantosos

El dia 3 salimos del Mico á las 8 de la maüana El camino está en la cima de la montaña bello i 1 egu~

larmente cornada; pelO la vajada es algo molesta El constante glito de; los tigres resonaba en nuestros oí~

dos Estas montañas están cubiertas de pinos i abun– dan en buenÓs pastos E~tonces atravesamos por una

deliciosa arboleda de palmas; i es imposible desclibiI la impresión que produjo a nuestra vista; el efecto fué como magico. La perspectiva de estos arboles i lo en– trelazado de sus 1 amas el an á cada paso tan bellos i fantasticos que Tasso podia mui bien haber elejido uno de estos lugales para habitación de su Auuida Pela atlas lugmes inspiraban tanto horror que Bilon podia haber puest.o mas fiero á su misantrop~co Manfredo Llegamos como á la Ullq. de la talde a los Encuentlos en donde hai una casa de calleas i aduana aunque mUl pocos habitantes Este insignificante pueblo está si– tuado en la misma orilla del rio de lVlotagua que atIa– vesamos po;r el vado, aunque allí se le llama rio gi'ande de los encuenhos La distancia entre el mico i los encuentros es de cerca de seis leguas

El dia 4 á las 8 de la mañana salimos de aquel lugal,; i á la una de la tarde llegamos á Guana El ca– mino sigue constantemente sobre montañas i es agra– dable i bueno, pero seria mas breve si se hubiese cor– tado á un lado de la montaña Aqui no se oyen ya mas

los gritos de los an'imales salvajes La vejetación es crecida ó alta, abundante i vigorosa; por el contrario las cosas animadas, como por ex. los euadl upedos sil– vestres, aves, insectos cet, son pequeños i escasos De

los Encuentros á Guana hai un camino de 4 leguas A

las 3 de la tarde salilllos del ultimo punto. El camino es agadable: pasa sobre pequeñas montañas i por me– dio de bosques. Entramos á Gualan a las 8 de la no– che hasta cuyo Jugar contamos desde Guana 4 leguas– Gualen es un país que contiene 40,000 almas El dis-'-– hito crece diariamente en propiedad i pob1acion por

1 azon del rio de IVIotagua qUe pasa por sus inmediaclu· nes por cuya corriente se transportan todas las merca– derias desde Omoa pala Guatemala.

El día 5 á yas 9 de la mañana comenZamos de nuevo nuestra jornada; i descanzamos en San Antonio cerca de dos leguas distante A las 4 de la tal de se– guimos: el camino es escabroso i pedregoso; i el rio de Motagua se ve· á una pequeña distancia; se nos in– formó que alli Se hallaban lagartos o cocodrilos. A cada paso encontl amos atajos de mulas cargadas de mercadelías El derecho de propiedad en el suelo co– mienza á ser inarcado de una maneI a particular Vas– tas porcíones de tierra cercadas en que pastan pOlcio– nes de caballos, bueyes i vacas indican suficientemen– te un derecho de propiedad El país está todavía sin agricultura El camino está mas trillado que antes, lo que anuncia que el país comienza á ser mas habita– do

Vimos algunos indios cuasi desnudos i cargados' como las bestias Un caminante al pasar por estas sO–

ledades i obsel val' el estado de abandono en que se ha dejado aquel virjen i fel'til suelo no pUL<1e menos de

llenalse de indignación contra los reyes de España Treinta naciones habitaron esta' parte de la America antes de la conquista de los españoles; i todas ellas han sido cuasi destruidas por los mand31ines de aque– llos por el vano placer de añadir un nuevo titulo á Su su langa i por llamarse "Reies de las indias" El fa– natismo católico auxilió á estas desvastaciones Ale– jando VI tiró una linea sobre el mapa del mundo pala fOlmor los limites designados al dominio de los reyes de España en America Con aquella pI ueba documen– tada de prosperidad en sus manos, la conquista se lle– vó adelante á sangre i fuego; i 21?,OOO leguas cuadta~

das de tiena (que es el espacio superficial de la Repu– blica de Guatemala) vinieron á ser una vasta soledad Los necios titulas que toman los· despotas del Asia, co~

mo de emperadores de la Luna, helmanos del Sol cet, no costaron á la humanidad tantos tOlrentes de sanglc como se dell'amaron los titulas de "Rei de Jerusalen i de las Indias" se ploclamaron en el mundo España impuso tlibutos á sus colonias, pero nunca lecivió plO– vecho alguno del Reino de Guatemala Los eclesiásti– cos, soldados, i personas empleadas en los asuntos pu– blicas, consumian todo el tributo que se ecsijia de a– quellos misCl ables habitantes

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