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l1ll0 de éstos En Guadalupe implimió setencientof} vein– tir:'ueve ejemplalcs de un JiblO en octavo que llevaba el título de DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADA– NO CON' VARIAS MAXIMAS REPUBLICANAS y UN DlSCUHSO PRELIMINAR DIRIGIDO A LOS AMERI–
,CANOS Los historiadOles americanos, al estudiar las llamadas causas intelnas y extelllas de la independencia,
110 han analizado estos documentos que tanta impOltan– cia tienen para complender las ideas políticas que circu– laban a fines del siglo XVIll en el nOl te de Sudaméli– ca y plepalUlon los ánimos para las reformas Ubeloles
de comienzos del siglo siguiente Se han detenido, como es notOlio, en las estúpidas disquisiciones en torno a las razas, a los intlascendentes problemas económicoS! y a lns sueños: de imaginados plecurS01'es También han de– cantado la supuesta influencia de la baducción de los DBRECHOS DEL HOMBRE, hecha pOI' Antonio Nariño, qUe no chcl1l6 ni en un solo ejemplar, y olvidan las haducciones y escritos de PícOlnell, por el s,olo hecho de 'ier español Picornell, además, escribió la canción LA CARMAJIlOLA AMERICANA, tlansfolmada por Coltés en CANCION AMERICANA; una plocIama a los libres ha–
~;~hntes de la Amélica española, que incitaba a la lebe tión, un himno a la libertad y la Constitución america– na Estos papeles fueron llevados por espías desde Gua– dalupe a Cnlacas y el gobernador Carbonell se sinti6 hnpresionado por el "veneno" que contenían. Era el mes de diciembre de 1797 A plinclpios de febrero de
1798, Picornell Se hallaba en CU18zao Con el nombre de Mariano Pana fué llevado por el Cal salio II\'"DEPEN– DENCE posiblemente a Martinica o Trinidad. Los es– pías seguían con atención los pasos de Picornell En Caracas Se cleÍa que él y otros complotados invadil'ian Venezuela desde alguna isla próxima En el Archivo de \lidias hay muchas comunicaciones de las autoridades es– pañolas al Príncipe de la Paz que dan cuenta de estos hechos :' En el catáloge> del Archivo, compnesto por To– nes Lanzas, pueden verSe sus titulas Las autoridades españolas suponían que los ingleses estaban decididos a ayudar a los revolucionarios En esta forma pasó el año 1798 En abril del año siguiente se supo que Pi–
cornell viajaba por el Cal ibe, con un nombre supuesto, en busca dé descontentos para invadir Venezuela De– cíase, también, que contaba con fuertes ayudas extran– jera&' Los trabajos avanzaban con aparente seguridad. José María de España desembarcó en La Guaira en el mes de abril de 1799 y fué descnbierto y ejecutado el 8 de mayo Esta muerte desalentó a muchos conspirado– les y los ingleses comenzaron a abandonar a sus protegi– dos Las autOlidades españolas pelseguían con ahinco a
109 conspiradores En enero de 1799, el gobernador d'e Caracas Oldenó ahOlcar a Picornell apenas fuese aple– hendido El 7 de junio ofreci6 doce mil pesos a quien entregase a Picoreell vivo o muerto Gual escribió a 1fuanda, que se hallaba en Londres forjando planes glandiosos Miranda aplOvechó la carta para que el go– bierno inglés apoyase sus sueños Nótese que, en este
~aso, la influencia no parte de Miranda hacia Gual, sino de Gual hacIa Miranda PicornelJ, GuaI y otros segulan conspirando en el afio 1800. En enero de 1801, las auto– lidades españolas supieron que Manuel Gual y Juan Manzanares hablan muerto en Trinidad. Manuel Cortés
se natwalizó ciudadano úancés en la isla de Guadalupe
y olvidó sus ideas 1 evolucionalias Picolnell, agotado PObl e, sin amigos, se Iué a EStados Unidos y vivió e~
Baltimole y Filadelfia desde 18U! hasta 1806. En este tiempo se ocupó en enseñar física y quimica. El emba–
j~do~, español en \Vás.hington, el malqués de Casa hujo,
SIgma los pasos de PIcolnell desde el 1806. En un mo– mento cleyó que foullaba palte de una sociedad de con&– phadOleS
J
pelo no pudo scñalal~ su existencia de un mo–
do pleciso.
La vida tie Picornell es, ~n apaliencia, la de un
1 1le cul'oor de la independencia amelicana No lo es en sus veldadel3s intenciones. Lo es, lepetimos, en su apariencia TIntaremos de exp~icarnos. Un Wsto– liadO! supelficial dhía que fué un precursor 'por–
que luchó POI la fOlma lepublicana de gobielUo. AméIÍca, con el tiempo, se hizo lepública En con– secuencia, quien luchó por la lepública, antel'iormen~
te, se adelantó a ella y fué un plecursor No es exacto. pendencia del Nuevo Mundo. Precisamente por haber luchado por la república no fué un precUl'sor. Como no lo fueron todos los llamados plecursores que combatie– Ion por fOlmas liberales de gobielno, por a.utonomía
J
por los ideales políticos de derribar a determinados gober– nantes y colocar otlos ell sus lugales. A fines del siglo XVIII la independencia no se concebía ni podía conce– bilse. Es un absurdo imaginar que hombre alguno ideó una república en el Nuevo ,Mundo desligada del imperio
español. Lo mi~'mo ocurrió en los pl'imei os años del siglo XIX Mil anda es una excepción, pues imaginó una América lible y unida. Alzaga es o11a gran excepción, pues soñó una pal te de América separada de España. Los otl'OS plócel es no concíbiCl on ninguna 1 uptura del impelio ni la fundación de ningún nuevo Estado. Fue–
1"011 las luchas sórdidas, secretas, de la Corte, primero, y
de la~ alcobas, después, las que pusielon frente a flente a los lepublicanos españoles y a los partidarios de Go– doy y luego a los sostenedores de Fernando VII y a los últimos defensOles del mismo Godoy. Fueron los com– bates de cada ciudad es,rpañola en contia de los f13nceses los que telminalon por sublevar toda España y toda Amélica en contra de Napoleón. Estos hechos, internos
y externos, de la Corte Española y del imperio en ge– nelal, dieron origen a la inmensa guerl'a civil que donde terminó por sUlgir, andando los años, la independencia de las naciones hispanoameIicanas Picornell luchó con fel VOl' por la causa republicana. Podríamos decir que preparó algunos ánimos por la libertad. y la libertad llegó con la independencia o la independencia creyó hacer posible la libertad Por ello la histolia debe co– nocer a fondo sus acciones -yen su tiempo fue un ol– vidado Era conocido como un libelal exaltado, que quería desb.onar a los reyes d_e España y transformar el imperio en una república Las gentes lo miraban como a un excéntrico o a un iluso. Su mejor bióglafo, Harlis Gaylord Wallen, a quien seguimos en esta síntesis de su vida, lefiele que en 1807 el embajador español hizo lo posible por arlestarlo. Embarcó lumbo a Martínica y allí se quedó ha&ta que supo que Napoleón había inva– dido España Entonces se despel tó, más que nunca, el glorioso liberal y republicano Qu.iso embarcarse para Inglaterra y pasar a España para combatir a los fran– ceses invasores. Hizo lo que todo buen español y buen
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