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de este hecho, a Costa Rica, la cual, siendo la p~'(jvm
cia más atrasada y miserable no pudo crear y alm~en
tal' grupo preponderante alguno. En 1815 el ObISPO de Nicaragua dictó pena de excomunión mayor contra sus infelices habitantes que no pagaban -porque no podían materialmente hacerlo- los diezmos de la Igle–
~ia.
Ya con el examen de los diversos factores direc– tos e indirectos, geográficos, administrativos, económi– cos religiosos y políticos, internos o externos al Ist– IDO: que hemos hecho, estamos en disposición de ~fi~'
mal' que la producción en Centro América casi se lImI– tó a las necesidades de los consumos locales aislados,
y su comercio al irregular e incipiente que se ejercía con recuas de mulas por caminos fragosos que atra– vesaban extensísimas y despobladas comarcas. Es de– cir que en Centro América el desarrollo económico no' se operó orgánicamente, envolviendo y uniendo a los diversos pueblos, sino en forma seccional y l'udi– mentaria, alejándolos más bien.
Los ingenieros José María Alexandre y Joaquín Isasi, que en 1779 recorrieron estas tierras de Guate– mala hasta Granada en estudios topográficos, informa– 1"on posteriormente que los caminos eran intransita– bles aún en la estación más favorable del año y que en muchas partes habían necesitado abrir veredas pa– l'a poder avanzar. Si hubieran seguido hasta Costa Rica se habrían encontrado con igual situación, y no hubieran variado los términos de su informe, el cual es muy significativo, por la época en que está vertido, como índice del comercio interior existente. Sólo ese dato nos dispensaría de dar más explicaciones sobre el objeto que analizamos en este capítulo; pero no queremos concluirlo sin l'eferirnos en especial a cada uno de los renglones de la producción centroamerica– na. Estos eran: industria ganadera, explotación de las mmas de oro, plata, cobre y hierro, cultivo del cacao, el añil, la grana o cochinilla, la caña de azúcar, los ce– reales, el tabaco y la industria incipiente de telas en Guatemala, junto con otras menos importantes. El ganado vacuno se desarrolló mucho en las gran– des llanuras de Nicaragua y Honduras, pero al cesar, por prohibiciones especiales o irregularidad del tráfi– co marítimo, la exportación de reses a Panamá y de cueros a la Península, su colocación se redujo a la ven– ta local de carne, y por eso se delJreció mucho. Exis– tió sin embargo, también, comercio interprovincial de ese ganado, el cual hubiera sido muy provechoso lJa· ra Honduras y, en general, para el progreso económico del istmo, si los comerciantes guatemaltecos, inficio– nados de espíl'itu localista exclusivista, no lo hubieran convertido en una burda expoliación. Dicho comercio se hacía por medio de feria que se celebraban en lu– gar, época y condiciones determInadas por los refel'i– dos magnates de Guatemala, que constituían la única demanda en grande. Esto les permitía obtener los se– movientes a precios ridículos, fijando sitios cercanos a Guatemala, distantes lo más 16 o 18 leguas, espe– cialmente áridos y en los que quemaban los pastos que
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pudiera haber. Naturalmente, sin posibilidades de obtener forraje y buen cuido para sus animales y en la imposibilidad de llevárselos de nuevo a sus lejanas [laciendas, los ganaderos se veían obligados a realizar– los al gusto de los compradores (5 o 6 pesos cada res, generalmente). Estos 'Xendían luego la carne en Gua– temala, a real cada 5 o 6 libras, obteniendo una rica ganancia, Ciertamente, la Audiencia, en 1770, intentó evitar este abuso, fijando para la celebración de las ferias sitios fértiles y mejor situados con respecto a los vendedores de ganado. Ese año señaló un sitio lla– mado Aguaje de Chalchuapa, pero el recurso no surtió efectos, pues los guatemaltecos, después de protestar infructuosamente contra la medida, se coligaron fir– memente y no concurrieron a la feria, obligando, al fin y al cabo, a los ganaderos, a llevar sus reses a los si– tios de costumbre y a vendérselas por los mismos pre– xios exiguos de siempre. La Audiencia entonces hubo– de acudir al expediente de crear una eST\~:ie de adua– na provincial para el control del gana~:a,.!}, pasara de Honduras a Guatemala; pero esto y las ~4 hás medidas que al efecto pudieran tomar las autorifl\~es, no nos interesan. Lo importante para nuestro obJeto es no– tar cómo los intereses de grupos locales, en este caso concreto, impidieron el desarrollo armónico total del importante ramo que examinamos. Por otra parte, es seguro que este caso fuera otro motivo para el distan– ciamiento provincial y el crecimiento del espíritu de desconfianza hacia Guatemala. El ramo de minería, que tuvo especial importancia en Honduras, hubo de resentirse por la falta de medios de comunicación, la escasez de población, la ignorancia sobre el laboreo, la falta de azogue que debía traerse desde España, y las trabas generales sobre el comercio y las especiales sobr dicha industria. Entre éstas debe recordarse el gravoso "quinto" para las Cajas Reales que, como su nombre lo indica, consistía en un impuesto del 20% sobre la explotación del oro y la plata.
El cacao, fruto aborigen, fué uno de los renglones de mayor rendimiento. Se explotó en todas las pro.. vincias, utilizando especialmente el trabajo de los indios, y se llegaron a exportar buenas cantidades por már al Perú y por tierra a Oajaca; pero el decaimien– to del comercio extel'ior se reflejó en el suyo, que fué definitvo hacia fines del siglo XVIII.
El añil prosperó bastante en 'Guatemala, San Sal– vador, Honduras y Nicaragua, indicándolo así el hecho de que en 17"/3 produjera dos millones de pesos; pero, comenzó luego a decaer hasta desaparecer por com– pleto. Recuérdense las lamentaciones de don J. B. Irí– sarri en 1800 -citadas atrás- refil'iénd.ose al progre– sivo y rápido descenso de las cosechas en todo el Reino. La grana o cochinilla apenas comenzó a cultivar– se en 1812 y pudo desarrollarse algo en Chiapas, gra– cias a las medidas liberales dictadas por las Cortes de Cádiz, pero naturalmente no puede atribuirse a ella ningún efecto en el sentido de unificar económicamen– te el Istmo.
De la caña de azúcar, uno de sus productos indus– triales, el ag'uardiente, vió restring'ido su desarrollo'
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