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« Previous Page Table of Contents Next Page »'!riOlTAlli ..... ,................. 541.U"' pesos, 6 reales
Todos estos datos demuestran suficientemente que la inge¡'encia activa del cle¡'o en la vida económi~a
de la Colonia continu.ó hasta el final de ésta, lo que, fuera de entol'llecer y estancar el desarl'ollo g'l'adual de la lll'oducción, por el envío de la riqueza numeraria hacia las Casas Madres de lEspaña, y la amortización de la inmueble, tenclía a la inclusión de los gl'unos ecle· siásticos,
1} por lo menos de un sector importante de ellos, dentro de la clase pl'edominante de la sociedad, fenómeno este último tle gran impol'tancia, como se
allí contra la desnudez y el hambre, robaban calor a la existencia económica, dejando así de sentirse en ésta la aplicación fecunda de las fuel'zas industriales. Se alarmó el Monarca y previno a la Audiencia que excogitara los medios más adecuados y se los propu– siese, no sólo para impedir que en las comunidades monásticas continuara concentrándose los bienes de fortuna, sino para evital' que vistiesen el sayal de fl'ai. le tantos individuos que debían ocuparse en la labran. za de la tierra y en otros trabajos mecánicoS".(10) y
en l'n'~ expidió el Rey una cédula en la que ordenaba a la Audiencia impedir la fundación de nuevos con– ventos y hospitales ¡'eligiosos, porque los clérigos, así, "g-ravaban a la Rel)ública en lo temporal", y mandó destruir todos los que :subrepticiamente se levantaran. Tal medida, tomada por el Rey Católico de España, da
clara cuenta de la magnitud y si'gnificado del problema en cuestión: originado como estaba en una situación de orden psicológico, cual el'a la influencia ejercida por el clero sobre la población, realmente resultaba imposible solucionarlo si no era con medidas drásti· caso "Sin embargo, de la ineficacia de la misma l'eal cédula citada dice el estado bl'ilIante, en medio de la genel'al misel'ia, en que encontramos las divel'sas ins– titeciones eclesiásticas en los últimos años de la Colo· nia. lU finalizar el siglo XVJIlflf entl'e nosoti'os, sola– mente el clel'o podía habel' alarde de pl'ospel'idad. Sus rentas, según l'efiere un reputado escl'itor inglés (Too más Gage) no bajaban de 45 millones de pesos. Tan sólo la iOlrdell de Jrredicadores de Guatemala adminis– traba muchos pueblos y tenía una hacienda de trigo,
un molino de agua, un ingenio de azúcar y una mina de plata, de. la que sacaba ancalmente una renta de
30.000 ducados de once reales cada uno, o sean 16.500 duros", (11) 1[ la Orden lli'ranciscana poseía la ma–
YOl' parte del iel'l'Rtol'io de lo qUlle boy son las Repúbli· cas ¡1te Guatemala y Nicaragua. Las ¡'elitas del Arzo– bispo de Guatemala lJl!llellllen senil' también para «le· illGsü'ación de esa prosperidad; en los últimos años del cololliaie eran seg'ún flatos publicados en LA GACETA ilJilE GUATlEMAlLA., las siguientes:
§obre vacantes . Diezmos en 13 años .. , . lPor curatos y vacantes .
\POI' visitas pastorales , ..
GAIOO pesos
306.8 r /6 pesos, ;) ,.'eales 136,362 pesos, 3 reales 9'1.8'78 pesos, 5 reales
Agustín Gómez Carrillo, Historia de la Amér 1 ca Cpntral, tomo III, Introducción, páginas XIII y
XVI.
José D. Gámez, Historia de Nicaragua, pág. 291. (11)
(10)
del'osas de Guatemala y (le asegurarles un verdadero monopolio sobre la introducción y distribución de los . ¡n'oc1udos (lel extel'iol' (9).
Dentro de ese propósito se inspiraron también el control sobl'e el comercio y los puertos, y otras medi– das impuestas por la Audiencia a las provincias del Sur, y a consecuencia de las cuales, por ejemplo, Ni·
caragua y "El Salvador debieroll siempre pagar eleva– dos precios lJor los géneros de Castilla, así como otros productos de España y del lI."el'ú, que debían llegarles
1)01' tierra desde Omoa y otros sitios controlados por
la referida autoridad.
Tenemos que citar también, como factor negativo para el desal'l'ollo normal de la economía, ciertas ac– tividades de la iglesia, que, saliéndose de la órbita de
sn cometido espiritual, descendió al plano económico, ope¡'ando una especie de absOi'ción y estancamiento de la riqueza pública.
.,·ti,;'
lEn ]l)l~,:~'~término Se debe cita¡' los divel'Sos im-puestos de in'l~lesia, y a su lado las caridades, mo– ralmente ob]l' gatorías, para templos, cofradías y con·. ventoso lLos !~Jiezmos constituían un impuesto gl'avo– sísimo y I'ep¡'esentaban un ing¡'eso considerable, como se puede notar por los siguientes datos, escogidos con
años de difCl'enia para hacel' ¡'esalta¡' su línea aseen· dente: "En sólo, Guatemala pI'odujeron en 1553: 4.161;
en 1604: 22.500; en 1633: ZO.OOO; en 1668: 33.00; en 1'192:
B4.'I'OG; y en 1815: 83.603. po¡: Illiel'to, los dos últimos elatos consignados pel'miten ver, indil'ectamente, el es– tancamiento de la producción y la paralización del co– mercio de los últimos años del siglo xvurr en adelan– te, hasta la conclusión de la Colonia, a que hemos alu– dido atl'ás.
lLas cofradías, que se erigieron sin permiso del 'Consejo de Ilndias ni licencia ll.'eal, negaron a ser tan absorbentes económicamente que Si.!. Majestad, pOI' cé· dula de 31 de lEnero de 11~40, o¡'denó a la Audienci~_
pi'Oceder a StH control y vigibmci21. Sólo en la iil1ióce– Bis de Guatemala negó a babel' 1,'4'20 instituciones de .ese ~'énel'o, amén de ¡ei vicm:ías y 131 cm'atos y, si se toma en cuenta que el Arzobispo, pOI' visita a cada Ima de ellas, pel'cibia seis pesos POi' 'Vía de derechos, pceele imaginarse la suma total que le sillstmÍan al ¡)l'O–
ceso de producción del ltstmo.
Jre¡'o si bien estas formas' de drenaje de la ¡'ique·
Ra pública Eepl'esentaban un vicio §ocial, oti'os había que asumían cal'acte¡'es de verdadera gravedad pa¡'a el desa¡'¡'ollo 'ilOl'mal de la economía. Nos referimos
E las comunidades monásticas, que se multiplicabau año tras año y que fueron acapa'i.'anlllIo, poco a poco, la riqueza, especialmente la inmueble. Dice don Agus· Hn Gómez !Cal'l'illo al ¡:especto: "por un motivo 11 of;¡:o las haciendas y las casas iban cayendo en manos del clero regular, y tan creciente acumulación embara·
~aba el I'epal'to equitativo de la l'iqueza y atraía a los conventos multitud de personas, que al buscar abrigo
(9) Con relación a la política económica de la Au-diencia en Costa Rica, expuesta más al detalle, puede consultarse nuestro estudio Esquema so– cial de la Independencia, publicado en Revista de los Artículos, año Il, Nos. 3 y 4, pág. 178.
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