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« Previous Page Table of Contents Next Page »aislamiento de los diversos gl'UpOS locales, por medio de un sistema político o administratico que los co– necte y unifique a todos ellos y el dicho sistema re– sulta deficiente, se da el segundo caso y se producen entonces, no individualidades, sino pedazos o parcia– lidades interiormetne desorganizadas.
El primer caso es, por ejemplo, el de las colonias inglesas de Norte América, las cuales, creciendo libre e independientemente al amparo de la auto-nomía par– cial que las instituciones del Imperio garantizaban a todos sus dominio-s, desarrollaron vigorosas y comple– tas individualidades, Todas ejercian por si mismas la justicia, por medio de jurados, la administración, con gobiernos propios, la seguridad pública, valiéndo– se de milicias; todas conservaban el derecho absoluto para decretar impuestos Y contribuciones y ejercían con entera independencia el comercio iutercolonial y metropolitano. Además, no estaban sometidas po– lítica ni judicialmente las unas a las otras por emba– l'azosos sistemas de trabas y fiscalías, cosa tan del gus– ttb español. Por eso todas ellas llegaron a constituir localidades celosas de su individualidad, localismos verdaderos: pero, por razón de sus orígenes, localis– mos cultos y conscientes. Por lo que no se manifes– taron en sentimientos de odio y rivalidad, ni en actos !le expoliación, sino en preocupación constante pOl' su progreso y bienestal·. Por eso también, cuando sur– gió algún conflicto entre dichas colonias, se l'ecurrió para su solución a convenciones y tratados, lo que da idea de su mutua independencia, pero también de su cultura. Y en fin, ese mismo desarrollo independien– te, que tanto las individualizó, no sólo no les impidió, sino que, al contrario, fué la condición cultural preci– sa para la comprensión de sus intereses comlmes, y
para que se coaligaran inteligentemente cuando dichos intereses así lo- demandaban. Por ejemplo, en 16'13, cuando se fundó la Confederación. de New 1&ngland para la defensa común ante los ataques de los indios; en 1690, cuando Massachusetts propuso u.n Congl'eso Colonial en New York, que se llevó a cabo 1C0n la asís·
~cncia de cuatro Estados, con iguales objetivos que en
1643; en 1'454, cuando se firmó un tratado de 'Unión y
Cooperación Colonial para ayudar a Inglatel'l'a, en lucha con Francia; en 1795, cuando nueve colonias, por medio del Congreso Protestante, elevaron su voz de oposición al Parlamento inglés, por su intento dt> po–
ner ciertas contribuciones en Norte América; en n74, cuando se reunió el Primer Congreso Continental, pa– l'a protestar contra la Boston Port Act y la Roston Tea lParty, hecho que marcó el principio del fin de la do– minación in~lesa. Y el mismo desanollo independien· te aludido fué lo que les pel'mitió 5llí lucha comim por la Independencia, y más aún, lo que, en 17'18, hizo po– sible que con toda conciencia y precisión renunciaran todos ellos a muchas de sus ventajas exclusivas, en aras de la Unión, que era desde luego la máxima ven– taja para todos, epro visible sólo para gente libre de prejuicios, odios y l'ivalidades de pequeñez local.
Esos fueron los localismos norteamericanos, y
esas sus manifestaciones.
En cambio, en Centro Amél'ica, los localismos fue·
l'on g'ritones y revoltosos, destructivos y pequeños, co' mo producto que eran de la debilitación por falta de u?iformidad funcional y estructural, de ~n gran ol'ga· msmo administrativo general. Quiere decir que no hubo en Centro América ni unidad perfecta (desarro– llo unitario administrativo y económico), ni plurali.
~ad. ~el'fecta (desarrollo administratico y económico
m~lv~~ual de las partes en forma independiente).
!EXlStIO en la práctica un sistema que, por deficiencia de pri?cipios y de aplicación, partcpó de ambas for–
~as, Slll lograr producir, en consecuencia, los benefi.
CIOS de la una ni los de la otra.
y así, la natural influencia segmentadora de las condiciones geográficas del Istmo, no sólo no fué neu– tralizada ~or el régimen administrativo, sino que, muy al contral'lo, éste contribuyó a reforzada, y lo que es mucho peor, a convertir los localismos de ella resul. tatnes en tendencias enconadas, agresÍl"\;: y, natural. mente, más disolventes aún. j:¡;~.ik'\
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3.-EL DESARROLLO ECONOMICO crh,ONIAL.
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Creemos que bastaría la ojeada que se ha dado so· b,r,e el rég~m~~ administrativo colonial, para dejar la filme conVlCClon de que no existió en el Istmo, en el
trans~urs? .de es~ época, unidad orgánica alguna; pel'o, para Justificar aun más esta afirmación e ilustrarla en el plano económico, vamos a hacer un estudio sobre la producción y el comercio y los factores que los con– dicionaron.
Ya hemos hablado, bien que pasajeramente de los gravámenes fiscales impuestos al comercio an:erica~o
y de la protección del comercio peninsular, esta última
ag~a.vada pa.ra Centro América por su posición geo· graflca deSViada o alejada de las grandes lineas mero cantiles intercontinentales; y hemos hablado también ile los constantes ataques de filibusteros y piratas co· mo factores negativos: para eU pl'ogl'eshro desal';OllO económico del Istmo. Aquí hay que dech' que todos ellos se mantuvie¡'on a t¡'avés del ~oloniaje, acentuan· do a veces, disminuyendo otras, sus efedos nocivos, pero siempre produciéndolos.
Así, los impuestos que pesaban sobre los frutos americanos enviados a España fueron rebajados por real cédula de 6 de junio de 1707, pero no en margen suficiente como para l'epresentar un verdadero estí– mulo para la producción.
La protección comercial establecida sobre toda la América, en beneficio de lo-s comerciantes españoles, en Centro Amél'ica consistió en la prohibición de tra– ficar con La Habana, Cartagena, Panamá y Nueva Es– paña. Sólo con el Perú se permitía un comercio con· sistente sobre todo en ia importación de vinos yaguar· dientes. Esta situación se agravó desde 1748, año en que se suprimió el sistema de galeones contratados por la Corona, que venían hasta Panamá, y de aquí se di– dirgían, según el volumen comercial, hacia el Norte o hacia el Sur, Dicho sistema se reemplazó por el de na· víos particulares debidamente registrados, que resul– taba más expedito. Pero lo malo fué que también se cambió la antigua ruta, y desde entonces los barcoS
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