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FUNDASE CONVENTO DE LA ORDEN EN CIUDAD REAL A PETICION DE SUS HABITANTES - ES NOMBRADO VICARIO EL P. FR. TOMAS DE LA TORRE, POR RENUNCIA QUE DEL CARGO HI– ZO EL
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P. FRAY TOMAS CASILLAS. - coNFIRMALE EN ÉL CARGO EL PROVINCIAL DE MEXI– CO, P. FR. PEDRO DELGADO.
A pesar de todo lo acontecido en Ciudad Real desde que los Religiosos Dominicos allí llegaron; a pesar de haber tenido que abandonar la ciudad; con todo no dejaron éstos de volver por allí de vez en cuando. Pero el que más volvió fue el P. Fr. Tomás de la Torre, quien no perdía ocasión alguna para predicar y amonestar a los de Ciudad Real, a quienes profesaban los Religiosos especial cariño por haber sido el primer lugar en que morarOn todos a su venida de España.
Una de las ideas del P. Fr. Tomás de la Torre a Ciudad Real, que fue del mayor efecto para sus habitantes, tuvo lugar poco después del pleito a que dio ocasión el Encomendero de Chiapa, ya referido Llegó, pues, el Padre a la Ciudad en ocasión en que sus habitantes estaban muy alborotados, por las ter–
quedad~s de su alcalde, llamado Pedro de Pando, el cual estaba excomulgado y no quería reconocer su culpa, aunque todos se lo persuadían con mucha ins– tancia. \El P. Fr. Tomás de la Torre y su compañero se fueron directament~ a la iglesia; mas advirtiendo que el alcalde excomulgado estaba en ella, entraron a la sacristía y convinieron entre sí que, mientras di–
cho alcalde no se saliese fuera, no podrían ellos ce-lebrar la santa misa. ,
Sabida esta resolución de los Padres, entró colé– rico de un deudo del alcalde en la sacristía y comenzó a reñir con mucha furia con los Religiosos: mas ellos le respondieron con tanta mansedumbre que descon-– certada su ira atendió con sosiego las razones que había para que no saliesen a decir misa en tanto que el excomulgado se hallase en la iglesia. Este, en tan– to, daba voces diciendo que era hijodalgo, y cristia-· no, y que no se tenía por descomulgado.
E'ntonces fueron a decir a los Padres que el al– calde les quería hablar. QUitóse el Padre las vesti– duras sagradas con que estaba revestido para decir misa, y salieron ambos; mas al llegar al alcalde, vien– d que éste no hacía caso ninguno de ellos, ni aún se dignaba mirarles a la cara, ya se iban a salir de la iglesia, cuando un <;iudadano honrado los de– tuvo, llamando a la vez la atención al alcalde di– ciéndole que allí tenía a los Padres. Decirle esto fue como pisar una serpienle, porque se descompuso de tal modo, así contra el que le hablaba como con– ira los Religiosos, que se iba algunas veces hacia el P. Fr. Tomás de la Torre en ademán de querer po– ner en él las manos, llamándole a él y a su compa– ñero escandalosos y alborotadores de la tierra, y .otras cosas que le dictaba su ira.
Cuando más se descomponía en pala'bras el al~
calde, más paciencia y serenidad aparentaba Fr. To– más de la Torre; y así no le respondió palabra. Con~
tentóse con decir a los presentes que había ido allí con el buen deseo de su bien y de predicarles la palabra de Dios; pero, puesto que no le daban lugar a ello, se volvía a su convento Y saliendo de la Iglesia, junto con su compañero, sin detenerse en la Ciudad, fuese a su convento de Cinacantlán en ayu– nas como estaba.
Esta conducta del P. Fr. Tomás de la Torre fue de muy saludables consecuencias para los habitantes de Ciudad Real; puesto que no faltaron entre los principales de ellos qui~nes diEsen la razón al Padre. Esto por una parte, y por otra el pensar lo bien que (1) P. Araya, Parte I1, Cap. XV!.
eran recibidos los Religiosos en otros lugares que a la sombra de ellos progresaban espiritual y t~mpo
talmente, movió a algunos a desear y a procurarse para ellos aquel mismo bien.
. Supo esto el P. Fr. Tomás de la Torre e inme–
dI~t.amente s~ lo comunicó al P Casillas; quien co– mISIonó al prImero para que' entendiese en este asun.
t~, . pero advirtiéndole que no hiciese nada en defi– mtIvo hasta que él volviese de visitar la región de los Zaques, para donde partía.
, I"as diligencias gue al efecto hizo el P. Fr. To.
ma~ de la Torre en Ciudad Real, no pudieron tener meJor resultado; porque, después de haber tratado mucho del caso los habitantes de la ciudad ellos mis–
~os resolvieron que fuesen dos Regidore; y un ve. cmo de los más principales a pedir a los Religiosos que fundasen alh Convento. Cuando estos comisio– nados llegaron a Cinacantlán, y~ se hallaba allí el P. ~asillas de vuelta de su segunda excursión a la reglón de los Zoques.
Excusado será ponderar el cariño y atenciones con que los recibió el P. Vicario, y más sabiendo el fin que pretendían; y ellos, después de saludarle . co;"! mucha humildad e instancias le pidieron en 'nom. bre de los habitantes de Ciudad Real les concediese el señalado favor de que fuesen Religiosos a fundar en ella Convento, ofreciéndole de antemano el sitio que les pareciese, y prometieudo ayudar en todo lo neo cesario a los Religiosos y fuese del servicio de Dios. Concedióles el P. Casillas cuaI!to pedían, pues no era otra cosa la que él deseaba desde que a aquellas tierras habían llegado. Envi6 luego a llamar a lo'> Padres Fr. Domingo de Ara y Fr. Jerónimo de San Vicente, que andaban visitando los pueblos de la· co– marca de Copanabastla; y con ellos y el P. Fr. To– más. ~e la Torre se fue a Ciudad Real para escoger el SItIO que les ofrecían.
Escogieron el que más a propósito les pareció un poco en las afueras, donde má~ indios residían, para q.ue ellos p'udlesen con más faCIlidad acudir a la igle. SIa y los Religiosos asistirles COn más comodidad. Entonces el P. Vicario hizo solicitud del sitio por escrit? . que diEigió al Cabildo, que. decía así: "Muy magmflcos Senores: Fr. Torr:ás CaSIllas Vicario ge– neral de la Orden de los Dominicos y ~n su nombre besamos las manos a Vmds. Sabrán que con celo e intención. del servicio de Dios Nuestro Señor y de Vmds. deseamos hacer y poblar una casa del Señor
SaJ?~o Domingo en esta Ciudad, ansí para la conso– laclOn de este pueblo, como para que los frailes del Convento vayan a visitar los pueblos de los natura– les de esta provincia y a bautizarlos y enseñarlos.
y pues el efec!!) e~ tan santo y justo, y para descar– go de las conCIenCIas de vuestras mercedes, recibirh hemos en que Vmds. sean servidos de nos hacer mer– ced en n?mbre de su Magestad de nos dar un sitio en esttl CIUdad, donde podamos hacer la iglesia, casa y hu~rta, el?- ~a. parte que a Vmd~. les pareciere, que sea sm perJUlcI,? Y más a propósIto a la ciudad. En lo ~ual nos haran merced. *Fr. Tomás Casillas vi-cano General*. (1). ' . Contestó el Cabildo, también por. escrito, conce– dIendo el lugar que los Padres habían escogido' y hecha la donación en forma, el P. Fr. Tomás Casi": llas, en su nombre y en el de toda la Orden tomó pacífica posesión del sitio el 27 de Octubre del año
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