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cantidad de quinientos pesos de oro para la fábrica del edificio. Además encargó el Rey al Presidente de la Audiencia, que favorec1eseel Hospital de indios de Guatemala, y que se pusiera un repartimiento que debían pagar seis cientos pesos anuales pata ayudar al establecimiento. Filé esto el año 1554.

Cuando se recibieron estas órdenes en Guatema– la, se ocupaba el Sr. Obispo, Iltrmo. Marroquín, en edificar otro Hospital para españoles, que se propo– nía sostener con sus propias rentas; y como la casa que se construia era bastante capaz, consideró que incorporándose ambos establecimientos, y aplicando al Hospital (común que se formara los recursos de– cretados por el Rey, podrían asistirse mejor los en– fermos y con menos costo. En consecuencia, el Sr. Obispo acudió a la Corte solicitando la reunión de los dos hospitales en uno sólo, ofreciendo a la Corona el Patronato del de Santiago, que así se llamaba el nue– vo, que se estaba levantando para españoles. Pidió el Rey informe a la Audiencia, que fué fa– vorable; en virtud de lo cual se dió comisión al Pre– sidente de ella para que aceptara en nombre de la Corona Real el Patronato del -Hospital común. Mas lo único que por entonces con esto se consiguió, fué retardar la ejecución de las benéficas disposiciones dadas anteriormente a favor del Hospital de San Ale– jo; porque, al tr~l: de llevar a efecto la fusión de

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ambos hospitales, los indios se negaron a ser asisti– dos junto con los españoles, diciendo que si les obli– gaban a ir al otro Hospital, a pesar de 'estar enfer– mos se levantarían a matarlos.

Vista la mala disp~sición de l~s indios, y que en manera alguna se aveman a estar Junto con los espa– ñoles, Po! más, que así se lo a<;onsejaban los Religio– sos; se VIeron estos en la necesidad de acudir de nue– vo al Rey; y explicándole las razones en que se fun– daba la nueva s?li~itud que .le hacían, rogábanle se llevasen a la practica las primeras disposiciones da– das a favor del Hospital de San Alejo. Acedióse en la Corte a esta nueva petición; y el Rey volvió a or– denar se diesen a dicho Hospital de indios los seis– cientos pesos anuales de subsidio; pero encargando al mismo tiempo que, cuanto antes se pudiera, se unie– sen los dos hospitales en uno solo, por juzgarlo asi más conveniente para el bien común. Mas esto no– pudo tener efecto sino en el año 1585, como lo dice el Sr. Milla.

De suerte, que los Religiosos Dominicos, no sólo fundaron el Hospital de San Alejo, que.fué el prime– ro que hubo en Centro América, sino que lo atend.e– ron y sirvieron personalmente por espacio de cuaren– ta y dos años, la mayor parte de este tiempo a expen– sas del Convento de Santo Domingo de Guatemala.

HACE FR. BARTOLOME DE LAS CASAS SU CUARTO VIAJE A ESPAÑA. - ES NOMBRADO PRIMER OBISPO DE CHIAPA. - ORGANIZA NUMEROSA MISION DE RELIGIOSOS DOMINICOS. - VIAJE DE' ESTOS HA~'I'A ULimAR A CIDAPA. - TRATAN DE FUNDAR CONVENTO EN CnJ'D1\D REAL, DE

DONDE SE VEN OBLIGADOS A SALIR; CAUSAS D'E ESTA SALIDA.

Llegados a España los Padres Fr. Bartolomé de Lm;

Casas, Fr. Luis Cáncer y Fr. Rodrigo de Ladrada, tal actividad desplegaron en cumplimiento de la misi0D que les había confiado el Capítulo Provincial de Mé– xico de 1542, que pronto consiguieron reunir en númeru suficiente los Religiosos Frandscanos y Dominicos que habían ido a buscar.

Con ellos se disponían ya para embarcar, cuando el P. Las Casas fue llamado por el Presidente del Con– sejo de Indias, que entonces lo era el Cardenal Loaisa. dominico. Al recibir esta orden F'r. Bartolomé, qu," venía nombrado Vicario de los Religiosos Dominicos que habían de embarcar, mandó a éstos se esperasen hasta nuevo aviso; disponiendo al mismo tiempo qUé el P. Fr. Luis Cáncer se embarcase en compañía de los Religiosos Franciscanos, quienes llegaron a México felizmente en el año 1543, excepto el P. Fr. Alon:-;(J de Casaseca, que iba nombrado Superior de los Padres Franciscanos, y murió en el (-amino.

Acudió el P. Las Casas, con la prontitud que le ftw

posible, al llamamiento del Presidente del Conse;o c].e

Indias; encontrándose con la sorpresa de que el Em– perador Carlos V le había propuesto para el obispadu del Cuzco (Perú), qUe en manera algtma quiso aceptar. Mas no por esto desistió el Conse;ode Indias en

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propósito de elevar al P. Las Casas a la dignidad epis– copal en el Nuevo Mundo, honra a la que por tantos títulos se había hecho acreedor.

El obispado de Ciudad Real de Chiapa había sido instituído por Su Santidad Paulo nI por Bula del 14 de Abril del año 1538, asignándole por territorio todo el que entonces abarcaba Chiapa y toda la Verapaz incluyendo la región de Soconusco. El primer obiSPo nombrado de la nueva diócesis fue Don Juan de Ar– teaga del Orden de Santiago, quien murió, antes de toma; posesión en Puebla de los Angeles, el 8 de Sep– tiembre de 1541. Para sucederle señaló ahora el Con-– sejo de Indias a Fr. Bartolomé de Las Casas, que tam– bién rehusó, por parecerle carga superior a sus fuer-

zas. Mas tantas fueron las razones que le alegó el

Presidente del Consejo, haoiéndole ver sobre todo que así podría con más autoridad traba;ar por el bien de los indios, que al fin hubo de aceptar el obispado el mismo año de 1543.

Aprovechando la circunstancia de que· en aquello:; días se estaba celebrando Capítulo de la Orden en Toledo, dirigióse a esta ciudad Fr. Bartolomé, con el propósito de suplicar a los Padres Capitulares le auto– rizasen para llevar más Religiosos Dominicos para Chiapa y Guatemala, 10 que le fUe concedido. Fuése luego a la Corte, en donde "el P. Las Casas, como dice el Sr. Batres Jáuregui, trabajó con gran actividad a fin de que las Nuevas Leyes fuesen despachadas a las Indias, obteniendo del Emperador que los primeros ejemplares se remitiesen a los Vic,arios de los conven– tos dominiGanos" (1). En Guatemala las recibió el P. Fr. Pedro de Angula, junto con una carta que pu– blica Remesal (2), del mismo Carlos V firmada en Va– lladolid, en la que le encarga, entre otras cosas, que le avisara si había negligencia en el cumplimiento de aquellas nuevas disposiciones.

Mientras que Fr. Bartolomé de Las Casas andaba entretenido en el arreglo de las cosas de Indias, según que él lo había dispuesto, hallábanse ya reunidos en Salamanca los Religiosos Dominicos. que le habían de acompañar: éstos pusiéronse en camino para Sevilla, en donde se reunirían todos el 12 de Enero de 1544. Mas antes de salir dijo mis~ en la Capilla del Novi– ciado el P. Fr. Tomás Casillas, que era el nombrado Vicario de los Religiosos que iban a embarcarse. Ter– minada la misa, y estando todos presentes, el P. Fi' Domingo de San Pedro, que había sido ~aestro. ~e. ~o­

vicios de la mayor parte de los allí reumdos, dmglOles una muy tierna y sentida plática que. por ser. ~lla

trasunto del espiritu apostólico de los nuevos mi~lO­

neros allí reunidos copiamos aquí, tal como la refIere el P. Juan de Ar;ya en su Historia de,l Convento de San Esteban de Salamanca (3). Dice aSI:

(1) La América Central ante la Historia, Tomo n, Cap. XV. (2) Libro IV, Cap. XII. (3) Libro 11,

Cap. vm.

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