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LLEGAN OTROS RELIGIOSOS DOMINICOS A GUATEMALA; Y EN BUSCA DE MAS EMBARCA PARA

ESPAl~A FR. BARTOLOME DE LAS CASAS. - FRY AGUSTIN DE SALABLANCA ES EL PRIMERO QUE TOMA EL HABITO DE LA ORDEN EN GUATEMALA. - FUNDAN LOS DOMINICOS EL PRIMER

HOSPITAL QUE HUBO EN CENTRO AMERICA.

En tanto que algunos Religiosos Dominicos tra– bajaban con tan feliz éxito en la conquista pacífica de la Verapaz: ejercían otros su ministerio apostólico en la Ciudad de Santiago de los Caballeros Y su comar– ca, en la que el Htrmo. Sr. Marroquín les había enco– mendado la cura de almas.

En el año 1538 se celebró Capítulo Provincial de la Orden en México, al que asistió como representan– te de Guatemala el P. Fr..Pedro de Angulo, y en el que fué elegido Provincial el M. Rdo. P. Fr. Pedro Delgado. Ante los Padres Capitulares exp~so el Pa– dre Angulo la necesidad urgente que habla de que se enviasen a Guatemala más Religiosos, pues los cuatro que estaban eran insuficientes, sobre toqo d.e,s– pués que se había dado comienzo a la ~v~!1gellza~lOn

de la Verapaz. Hiciéronse cargo de petlclOn tan JUS–

ta los Capitulares, entre los que se hallaba el Vene– rable P. Fr. Domingo de Betanzos, que con tanta pre– dilección miraba siempre las cosas de Guatemala; Y

aunque su deseo era de enviar prontamente cuantos fueran necesarios, por la escasez que de .ell?s enton~

ces había en México, sólo pudo el Provlllclal electo enviar de momento a dos, que fueron el Padre Fr Tomás de Torres y el P. Fr. Matias ~e Paz. . Detúvose escribe Remesal (1), mas de lo que qUi– siera Fr. Pedro de Angulo en México, por esperar a que profesase Fr. Matías de Paz, a~to qu~ t!lvo lugar el 21 de Noviembre de 1538, cual Sl preslllVera el p.

Angulo lo mucho que importaba el que el P. Matías viniese a Guatemala. Llegaron los tres Padres fe– lizmente a la ciudad de Santíago de los Caballeros a fines de aquel mismo año; continuando su ministerio apostólico en la ciudad y en los pueblos comarcanos, en donde ya comenzaba a sentirse la falta d~ Religio– sos, falta que se suplió en parte con los reclén llega-dos. , '1 A med1da que pasaba el tiempo, sentlan mas a falta de sacerdotes en Guatemala, porque los progre– sos de la Religión iban en aumento. Esta falta sen– tíala más que nadie el Htrmo. Sr. Marroquín; quien, en su deseo de aumentar los obreros apostólicos, se movió a llamar al P. Las Casas, que estaba en la Ve– rapaz, para tratar con él, como Vicario que era de los Religiosos Dominicos, el modo de conseguirlo. A este tiempo aproximábase el nuevo Capítulo Provin– cial aue debía celebrarse en México el 24 de Agosto del afio 154'2.

Tan buena circunstancia ofreció ocasión al señor Marroquín Y al p. Las Casa~ para s.uplicar a los Pa– dres Capitulares enviasen mas ReliglOsos a Guatema– la. Con esta comisión enviaron al Capítulo a los Pa– dres Fr. Pedro de Angulo y Fr. Luis Cáncer. La sú– plica por estos interpuesta en nombre del Sr. Obispo de Guatemala no podía ser desatendida por los Pa– dres Capitulares, que sabían bien lo mucho que el Iltrmo. Marroquín estimaba a nuestros Religiosos y la protección que les dispensaba. Y así. en el mismo Capítulo dispusieron que los Padres Fr. Bartolomé de las Casas, Fr. Rodrigo de Ladrada y Fr. Luis Cán– cer se fuesen a España en busca de más Religiosos, Franciscanos y Dominicos, según el deseo del Sr. Ma– rroquín.

Para suplir la ausencia de Guatemala de estos tres Religiosos, enviaron los Capitulares cuatro Pa– dres y dos estudiantes. Y por ]a ausencia del P. Las Casas, que hasta entonces había sido Vicario de la Orden en Guatemala, nombraron para sustituirle al P. Fr. Pedro de Angulo, autorizándole a la vez para

que pudiese dar el hábito de la Orden y recibir no– vicios; siendo el primero a quien se lo dió un español llamado Agustín de Salablanca.

La prim'tiva Ciudad de Guatemala, fundada en Almolonga, fué inundada y arrasada por la gran to– rrentada que salió del próximo volcán en la noche del 11 de Septiembre de 1541; viéndose entonces los pocos habitantes que libraron de aquella catástrofe obligados a trasladarla al valle de Panchoy, a una le– gua de distancia del lugar en que la fundara Don Pe– dro de Alvarado. Esta traslación tuvo lugar oficial– mente el día 16 de Mayo de 1543.

"Uno de los establecimientos, escribe el Sr. Milla

(2), que acreditan el celo de los Dominicos en favor de la clase desvalida, es la fundación que se hizo por aquel tiempo de un Hospital, destinado exclusivamen– te para la asistencia de los indígenas enfermos". Con motivo de la prisa con que se procuraba la construcción de la nueva Capital, _hacíase trabajar a los indios más de 10 que buenai11'énte podían; dando con este motivo para que muchos de ellos, poco acos– tumbrados a tales trabajos, no pudiesen soportarlos por mucho tiempo y al cabo enfermasen. "Para pro– porcionarles algún alivio, dispusieron los Dominicos la creación de un Hospital, bajo la advocación de San Alejo".

Con algunas limosnas, que al efecto recogieron los Religiosos en la Ciudad, dieron principio a la construcción de la casa en la plaza de Candelaria, en cuyo barrio habíase comenzado a edificar también el nuevo Convento de Santo Domingo. El más empeña– do en esta obra de beneficencia, escribe el Sr. Milla, "fué el P. Fr. Matías de Paz, quien se veía atravesar muchas veces las calles de la ciudad, llevando sobre sus espaldas a los indios enfermos y llagados, para trasladarlos al Hospital".

Sólo los Religiosos Dominicos eran los volunta– riamente encargados de atender el Hosp;tal de San Alejo; por 10 que hallándose éste algo distante, dis– pusieron trasladarle a un lugar más cercano al Con– vento de Santo Domingo; y esto con el doble fin de mejorar la parte material del Hospital y de poder asistirlo más fácilmente. "Sustentaba este Hospital de los indios, escribe el P. Remesal (3). el Convento de Santo Domingo, y en casa Se les guisaba la comi– da. Y por parecerles a los Padres que estaba lejos para llevársela con tiempo y sazón, y que no los po– dían visitar tan a menudo, como su mucha caridad se

]0 pedía, compraron a costa del Convento otro sitio junto a la casa. que no había más que una calle de por medio; y allí edificaron el Hospital con título de San Alejo. En esta mudanza del Hospital ayudó mu– cho a Fr. Matías de Paz el P. Fr.B1as de Santa Ma– ría, religioso de mucha virtud y caridad con los po– bres. Eran tantos los que acudían al nuevo Hospital que no cabían en las salas, y el Convento no era tan rico que pudiese acudir con puntualidad a todos". Por varios años estuvieron los Religiosos Domi– nicos asistiendo y sosteniendo el Hospital de San Ale– jo, único que por entonces existía en Guatemala. Hasta que, viéndose los Padres con grandes dificulta– des para sostenerlo, pues los medios de que dispo– nían eran insuficientes, les fué necesario acudir a la Corte de España en solicitud de algún auxilio que les ayudase a sostener el benéfico establecimiento. Fué bien acogida la petición en la Corte: y, con el informe favorable de la Audiencia, se mandó li– brar de la Caja de bienes de Difuntos de Sevilla la

(1) Remesal. Libro IV, Cap. XIV. (2) "Historia de la América Central", Tomo n, Cap. V. (3) Libro IX, Cap. XXI.

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