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« Previous Page Table of Contents Next Page »que había sido causa de que le tuviese por muerto, y por esto había cambiado de estado, en el que se en– contraba completamente feliz; por el contrario, Be– tanzos lamentábase de la poca confianza que había tenido en su palabra... y así, entre quejas y dis– culpas, renovábase el antiguo amor y amistad, la cual, junto con las razones que para moverle a ello le dió Fr. Arconada, fueron causa de que, desistien– do Betanzos de hacer vida solitaria, tomase la reso– lución de hacerse religioso dominico.
Supo esto el Prior del convento; y con grande re– gocijo de todos, cumplidos los requisitos que para es– tos casos son necesarios, recibió Betanzos el hábito de nuestro Padre Santo Domingo en el mes de Mayo de 1510. De suponer es el fervor con que comenza– ría el noviciado, dados los antecedentes de su vida. Profesó Fr. Domingo de Betanzos, así le llamaremos desde ahora, en manos del P. Prior Fr. Francisco de Pizarro el 30 de Mayo de 1511; y ya profeso fué tan fjel en el cumplimiento de todas las leyes de la Or– den que a todos causaba admiración, sirviendo de ejemplo a muchos. Y en este modo de vida, entre el estudio y la práctica de las virtudes, perseveró cons– tantemente hasta que llegó el tiempo de ser trasla– dado al Nuevo Mundo.
Ya por este tiempo legaban a Salamanca noticias del copiosísimo fr~ que en la Española e islas ad-
yacentes hacían Fr. Pedro de Córdoba y sus compa– ñeros; con cuyas nuevas encendióse en el corazón de Fr. Domingo de Betanzos Un gran deseo de ofre– cerse para aquella nueva empresa. Acompañado so– lamente de un Hermano lego salió de Salamanca con dirección a Sevilla, en donde se habrían de juntar con otros Religiosos Dominicos, para todos juntos em!Jarcar en. ,Sanlucar de Barrameda. Después de felIz navegacIOn legaron todos a la Española en don– de fueron recibidos con extraordinaria al~gría del santo Fr. Pedro de Córdoba y demás Religiosos. Con grande diligencia comenzó Fr. Domingo de Betanzos a estudiar la lengua de los indios que era lo primero que tenían que hacer cuantos Religiosos iban llegando. Y tan pronto como la supo comen– zó a ejercer entre los naturales el ministefio apos– tólico, dándoles a la vez tales ejemplos de virtud y de santidad, que era entrañable el amor que le te– nían, y por tan copiosísimo el fruto de sus predica– ciones y enseñanza. En estos llantos ejercicios per– severó Fr. Domingo en la Española por espacio de doce años, esto es, hasta que llegó Fr. Tomás Ortiz con otros ocho Religiosos, con licencia expresa para que tomando otros cuatro de los que en la isla es– taban, especialmente Fr. Domingo de Betanzos, pasa– sen todos juntos a la Nueva España.
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CONTINUA LA BIOGRAFIA DE FR. DOMINGO DE BETANZOS. - SUS TRABAJOS APOSTOLICOS EN LA NUEVA ESPA~A. - VIDA ADMIRABLE QUE EN MEXICO HACIAN LOS PRIMEROS DOMINICOS QUE ALLA LLEGARON. - LA PROVINCIA DOMINICANA DE SANTIAGO DE MEXICO. - ES ELEGI· DO PRIMER PROVINCIAL DE ELLA FR. DOMINGO DE BETANZOS. - MUERTE DICHOSA DE ESTE
SANTO RELIGIOSO
Ya vimos en el Capítulo II cómo de los doce Do– minicos que a México llegaron en compañía de Fray Tomás Ortiz, cinco murieron y cuatro volviéronse a España gravemente enfermos, quedándose sólo tres y por Superior de ellos el P. Fr. Domingo de Be– tanzos; pero con la circunstancia de que los otros dos Religiosos aún no eran sacerdotes, puesto que Fray Gonzalo Lucero era Diácono y Fr Vicente de las Ca– sas tan sólo estaba ordenado de Ac6lito.
Como los obreros eran tan pocos y tan grande la mies, comenzó el santo Fr. Domingo a dar el há– bito de la Orden a muchos que se lo pedían, movidos quizá por los ejemplos de virtud que todos admira– ban en aquella tan pequeña Comunidad y por la grande estima en que todos tenían al digno Supe– rior de ella. Criáb¡iles Fr. Domingo, a imitación del Patriarca de Caleruega, con grande humildad, morti– ficación, obediencia, modestia, compostura, abstinen– cia y en toda disciplina y observancia religiosa, co– mo pudiera hacerse en el más fervoroso noviciado, siendo él el primero en darles ejemplo de todo, por– que decía: "que ninguna cosa que el Prelado man– daba a sus súbditos, si era de rigor y él primero no la hacía, nunca los Religiosos se persuadían a que estaban obligados a hacerla".
Todo esto veían y observaban los seglares, y con– siderando muchos el gran provecho que de esta fun– dación se esperaba, comenzarOn a regalarle alhajas y dinero para que se ayudase en el sostenimiento de la Comunidad. En especial el Gobernador, que en– tonces lo era Don Alonso de Estrada, con facultad que para ello tenía del Emperador Carlos V, le daba cuatro pueblos de indios que estaban en la laguna, adjudicándolos al nuevo convento de Santo Domingo para que pudiesen proveerse de pescado fresco, pues los Religiosos no comían carne. Mas en ninguna ma– nera se pudo acabar con el santo Fr. Domingo que los admitiese, porque en la pobreza religiosa tenía pues– to especial empeño; antes prefería enviar a los Religio– sos por las causas de la ciudad, y de las limosnas que recogían se sustentaban; y éstas nunca les faltaron, porque Dios nunca falta a los suyos.
Y .no sólo ~n. la co~ida gua~~aba rigor aquella comumdad dOmInICana, SInO tambIen en el vestir en la cama, en el hablar, en el andar y en todo lo' de– más que la vida religiosa pide; lo cual era motivo pa– ra que otros, despreciando las muchas riquezas que en aquella tierra hay, pensasen en abrazar vida tan
pOJ:ll'~: y llegaron. éstos a ser tantos que comenzó a aflIgIrse Fr. DomIngo de Betanzos considerando que só.lo él era sacerdote en todo el COI\vento, y que si DIOS le llevaba, quedaría la grey sin pastor y expues– ta grande riesgo.
Con esta pena y cuidado, fuese al Convento de San Francisco; expuso su pena al P. Guardián y su– plicóle, para el caso de que Dios le llevara se en– cargase él del cuidado y educación de los 'novicios hasta que viniesen nuevos Religiosos de España que se encargaran de hacerlo. Prometióselo el P. Guar– dián; por lo que aliviado ya de este cuidado el P. Be– tanzos tan pronto atendía a la observancia de su con– vent.o ~omo acudía a la instrucción y enseñanza de los IndIOS, que era el fin principal que a tan lejanas tierras le había llevado.
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En este estado de cosas habíanse pasado dos años, y al cabo de 1528, volvió de España el Padre Fr. To– más Ortiz, ya repuesto de sU salud, y junto con él otros seis Religiosos; viniendo por Vicario General de todos el P. Fr. Vicente de Santamaría, que era religio– so muy docto y gran predicador; con 10 que el p. Fr.
~omingo de Betanzos sintióse muy alegre y regoci– Jado, por verse libre de la carga de Prelado que has– ta entonces por verdadera necesidad habia desempe– ñado.
Mas, así que Fr. Vicente de Santamaría vió de cerca y conoció la santidad de Fr. Domingo, y se dió cuenta de la religiosa observancia que había sabido
i~filtrar en el espíritu de aquellos nuevos religiosos, hIZO cuanto pudo por renunciar en él el cargo de Su– perior. Súpolo Fr. Domingo; y entre ambos surgió una santa disputa sobre quién de los dos debía se– guir gobernando. Y como ni uno ni otro cediese en su santo empeño de querer verse libre de aquella car-
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