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no todos, llegaron a tomar el santo hábito dominicano y perseveraron en la Orden.

Por lo expuesto se ve claramente el lamentable estado en que se hallaba entonces la Provincia de San Vicente; así como también los laudables esfuer– zos que nuestro Fr. Pedro hizo por restaurarla. Por otra parte, reconocido el celo y fervor de Fr. Pedro ¿quién podrá ponderar el gran bien que haría en las almas, sobre todo en los trece años que estuvo en– cargado de la parroquia de Santo Domingo? Todos confiaban en él; y a él acudían encontrando siempre en Fr. Pedro al padre cariñoso, prudente y virtuo– so, que con sus c·onsejos y buenos ejemplos, les ani– maba a seguir animosos, entre las düicultades de la vida, por la senda del bien que conduce al cielo. Y como prueba de que esto era así, de la gran confian– za que todos en' él tenían puesta, en los testamentos, .especialmente en los que contenían mandas piado– :sas, era con frecuencia nombrado albacea. Hemos visto varios de esos testamentos.

Habiendo, pues, durante su vida dado muestras innegables del celo apostólico que en su corazón ani– daba, lleno de amor de Dios y de méritos, murió este

digno~. de Santo Domingo de Guzmán e ilustre

salva~o ,!r~\:_n la paz de los justos el 25 de Agosto del ano ':I~ Y. .

En el"Libro de Defunciones de Religiosos del Con– vento de Santo Domingo de Guatemala, en el folio 12, se lee lo que sigue: "El día 25 de Agosto del año 1869, falleció en este Convento de nuestro Padre San– to Domingo de Guatemala el M. Rvdo. P. Maestro en Sagrada Teología, Ex-prior y Vicario Provincial, Fr. Pedro Mártir Salazar; reoibió los santos Sacramentos con edüicación de toda la Comunidad; y fue sepultado en el nicho NQ 12, al lado del evangelio". Y sobre este nícho, que se halla en el Panteón de dicho Con– vento, Se lee esta inscripción: "El Rvdo. Padre Mtro. Ex-prior y Vicario Provincial, Fr. Pedro Mártir Sala– zar, falleció y fue sepultado en el Panteón el día 25 de Agosto de 1969".

El Convento de Santo Domingo de Guatemala, por el que tanto trabajó Fr. Pedro Mártir, honra su me– moria con un cuadro pintado, que se halla en la actual sala de visitas, y de donde hemos tomado el grabado que adjunto publicamos.

FR. IGNACIO MENDEZ.-En la antesala de la Sacristía del Convento de Santo Domingo de Guate– mala, hállase también otro cuadro, pintado, y, como se lee en el respaldo del mismo, tomado "del natural por Manuel F. Letona, en Guatemala el 6 de Junio de 1861", del que también ofrecemos un grabado al lec– tor. Representa al Religioso Dominico salvadoreño Fray Ignacio Méndez.

Nació Fr. José Ignacio Méndez en Metapán, Repú– blica de El Salvador, el 5 de Septiembre del año 1781. Nada sabemos de sus padres y primera educación, que debió ser del todo cristiana, como nos lo da a en– tender su vocación religiosa con la que Dios Se dignó favorecerle, puesto que por el año de 1797 ya tomó el hábito dominicano en el Convento de Santo Do– mingo de San Salvador, en donde profesó al siguien– te año. De este Convento fUe trasladado al de Gua– temala, para que en él hiciera sus estudios eclesiás– ticos.

En 1802 recibió la tonsura, órdenes menores y el subdiaconado de manos del Sr. Obispo de Chiapas, Iltrmo. D. Ambrosio Llano. iDe Diácono le ordenó el Iltrmo. Sr. Ar~obispo de Guatemala, D. Luis Peñal– ver y Cárdenas, quien también confirió el Presbiterado a nuestro Fr José Ignacio Méndez, probablemente el año 1805. Terminada ya su carrera y hecho sacerdote, comenzó a ejercer el ministerio apostólico, primero en la misma Capital de Guatemala y poco después en la de El Salvador, su patria, en donde le encontramos ya en el año 1809. Así flparece por el siguiente oficio, que se conserva en el archivo de Santo Domingo de Gua– temala:

"Fray Antonio Ibáñez, Maestro en Sagrada Teo-

logía, y Prior Provincial de la Provincia de San Vi– cente Ferrer de Chiapa y Guatemala &

"Por ouanto en el año que entra d~ mil ocho cien– tos diez, en e~ ~es de M8;rzo, corr~sponde la Misión que esta ProvlUOla de Predlcadores ha acostumbrado a hacer en los pueblos de San Vicente Apastepeque y

Ol?~1filt~, Y. s~endo n~ces~rio para qU~ dirija la dicha MlSlO?- illstItUlr un VlCal:'lC? de ella, por las presentes y

autorld~~ de ~ues~ro OflClD, instituimos y nombramos por legItImo YIcano al M., Rv~o. P. Mtro. y Dr. en Sa– grada Teologra, Fr. JoaqUin FIgUerOa, para que asocia– do, de los R;R. PP. F'r. F'rancisco Aguilar y Fr. Ignacio Mendez, qUienes le han de a~ompañar, haga y dispon– ga cuanto le parezca convemente y necesario en be– neficio espiritual de aquellas almas: Y mandamos a los dos expresad?~ RR. ,pP.. que le reconozcan como ver– dadero y 1egItuno VlCarlO de N. P. Santo Domingo de dadero y legítimo Vicario en la dicha Misión.

"Dado en este nuestro Convento de N. P. Santo Domingo de Guatemala, a 14 de Diciembre de 1809

Fr. ~tonio Ibáñez Fr. Domingo Julián de Luja

Pnor Prov. Pro-secretarío. A este mismo efecto, consta que el 15 de Enero de 1810, el Sr. Arcediano, Provisor y Vicario General del Arzobispado de Guatemala, D. Isidro Sicilia dio licencia a los tres dichos Padres Dominicos par; ab– solver reservados en la Misión de la Villa de San Vi– cente en El Salvador, y en los pueblos de Apastepe-que y Olocuilta". , En el año 1813 se hallaba de nuevo en Guatemala según Se ve por las licencias que para predicar Y

confesar le dio el Iltrmo. Sr. Arzobispo, Fr. Ramón Casaus y Torres. No sabemos el tiempo que en Gua– temala permaneoió; si bien, por las Actas de la Co– fradía del Rosario de la Piedad de San Salvador, se ve que en Noviembre del año 1818 era Director de dicha Cofradía a la vez que Prior de aquel Convento de Santo Domingo; siendo él quien, junto con el pri– mer Mayordomo, dispuso que "todos los domingos del año salga el Rosario con música por las calles en el verano, y en el invierno se reCe con la misma solem– nidad en la iglesia.

Cuando la primera expulsión de los Religiosos en Guatemala, año de 1829, hallábase el P. Ignacio Mén– dez en Carchá; y de allí, venciendo mil dificultades y peligros, atravesó las montañas de Cahabón, Petén y Yucatán, no parando hasta llegar a nuestro Con– vento de Santo (Domingo de Ciudad Real de Chiapas. Cuando se permitió la vuelta de los Religiosos a Guatemala, fue uno de los primeros que, en 1840, re~

gresaron a la restauración del Convento de Santo Do– mingo y Provincia de San Vicente Ferrer, encontrán– dose allí con su paisano Fr. Pedro Mártir Salazar. Ambos fueron por muchos años como el alma de aque– lla oasa y comunidad, de la que por mucho tiempo fue Fr. Ignacio el Sub-prior y también Maestro de novicios.

El 'Iltrmo. Sr. Arzobispo le nombró examinador sinodal; y el Rvdmo. Maestro General de la Orden de Predicadores, Fr. Alejandro Vicente Jandel, le concedió el tan honroso título de Maestro en Sagrada Teología. En Septiembre de 1859, Su Santidad el Papa Pio IX concedióle el privilegio de poder decir todos los días la misa votiva de la Virgen, por haber per– dido casi del todo la vista.

El P. Fr. Ignacio Méndez¡ fue muy querido en Gua– temala, en cuyo Convento de Santo Domingo pasó la mayor parte de su vida religiosa. Respetado de to– dos hemos oído decir a persona que le conoció, era muy popular; designándole de ordinario con esta fra– se de aprecio y de cariño: Tata Nacho. La natu~al

afabilidad de que estaba adornado y sus muchas VJX–

tudes atraían haoia él a muchas almas, que llegaban en b{¡sca del perdón de sus pecados, o en busca de consejos para el mejor servicio de Dios; y todos ha– llaban en él bondad, misericordia, prudencia, discre– ción y en fin, un gran celo por la salud de las almas. MUrió, pues, "este modelo de virtud y de observan-

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