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« Previous Page Table of Contents Next Page »cargo entregarán dichos libros a sus sucesores, dándo– les cuenta general de lo que ha sido a su cargo, y ha– ciéndoselo los nuevOs Mayordomos de el sobrante que resulte, que pondrán por primera partida de su car– go; y dichas cuentas se han de aprobar o desaprobar por la Junta de la Diputación.
XIL-Que por ningún motivo podrá mandar abso– lutamente persona alguna en la Cofradía, religioso ni seglar, especialmente en cuanto a la distribución de sus intereses, porque esto tan sólamentepertenece a la Diputación que, arreglándose a estas constitucio– nes, meditará en las Juntas de cada mes lo conve– niente al mayor aumento de la Cofradía, y sus luci– mientos; en cuya atención se debe entender que los Mayordomos, para los gastos que les toca hacer, se han de sujetar a 10 que la Diputación dispusiere si no es que su devoción les estimule a excederse en al– gún gasto que quieran hacer, y suplir de su peculio, que en tal c-aso se les debe dar muchos elogios y gra– cias..
XIII.-Que respecto de los Cofrades del Rosario se han de ocupar en obras devotas y piadosas, para que el título de la Cofradía manifieste a todos su instituto y obligaciones, se llamará "El Rosario de la Piedad". XIV....-uimamente, para que se tengan presentes estos Cap~s y con el trascurso del tiempo no se echen en olvido, se copiarán en un libro que se hará, y tendrá en su poder el Secretario de la Diputación (que se nombrará) para que en él se pongan y asien– ten todas las determinaciones de la Diputación, los nombramientos de sus individuos, dependientes, Ma– yordomos, visitadores de pobres enfermos y Directo– res de el Rosario, como también los Cofrades obser– vantes de estas constituciones, las que se pondrán por cabeza de el referido libro, y siempre que se hiciere de nuevo, a fin de que por ellas, o sacando copias, se instruyan los Diputados, Mayordomos y demás perso– nas que quisieren, para que se observen puntualmen– te y en 10 posible se aumenten e<>n la devoción los progresos de la Cofradía, haciendo que conste a todos el buen orden de sus funciones y distribución de las limosnas; de modo que el fervor cause edificación a todos los Hermanos Cofrades, y los mueva a contribuir a los actos piadosos y devotos con gusto y permanencia. Así sea; y la Virgen del Rosario, Madre de Dios y Señora nuestra, lo dirija todo a su mayor honra y glo–
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Fecha en San Salvador a 26 de Febrero de 1772. Los anteriores Estautos o Constituciones del "Ro–
sario de la Piedad", nos dan a entender bien a las cla– ras los frutos que la devoción al Rosario había produ– cido en años anteriores en el pueblo salvadoreño. Son ellos, no la obra de un día, ni tampoco la expresión del entusiasmo de unos pocos solamente, sino el fruto de la práctica de esta devoción de muchos años, que poco a poco había ido infiltrándOSe en toda la socie– dad, alta y baja, salvadoreña.
Prueba de esto es, que ya en Mayo del mismo año, 1772, eran doscientos cuarenta y seis los Hermanos Cofrades que profesaban los anteriores Estatutos en– tre ellos, como puede verse en el folio 4, los dos Al– caldes de San Salvador, que entonces lo eran D. Juan de Aramamendi y D. Pedro Día~ Cordero, v junto con ellos 10 más distinguido de aquella piadosa sociedad.. En 3 de Octubre de 1773 se formularon otros nue– Ve Estatutos más, "para el mejor manejo, orden, cré– dito y aumento de nuestra Cofradía", como se lee en el Acta correspondiente..
En el folio 96 hállase copia de una carta- dirigida al Iltrmo. Sr. Obispo de Guatemala, D. Juan Félix de Villegas, la que dice así: "Iltrmo. Señor:
"Desde el año 1748, que se estableCoÍó en esta Ciu– dad, en el Convento de nuestro Padre Santo Domingo, la Cofradía del Santísimo Rosario, se determinó saliere en todas las noches, al toque de oraciones. Con sus correspondientes faroles, por las calles acostumbradas de las Estaciones de Semana Santa, sin otra mezcla que la de solos varones, lo que sin la más leve alteración
pe.rmaneció ,con el fervor i1 edificación que fue tan pú– blico, no solo a los veCInOS de esta Ciudad sino a cuantos sys negocios y tránsito conducía a elÍa, hasta que el ano de 1784, en que el Iltrmo Sr Arzobispo antecesor .de su Señoría Ilustrísima, ¿in duda sinies~ trame~te. info~~do, tuvo a ~~en mandar cesase nues– tra J?ublica edifl<;~nte proceslon, de cuyas resultas ha
d~caIdo la devoclOn ';le la Reina de los Angeles. Ma– na, c?nsuelo y refugIO de pecadores en su Santísimo Rosano.
. "Y com? Mayordomo que soy este año de la refe– rida Cofradia, deseoso con las mayores veras de mi
alm.~ de foment~F más y más esta tan saludable de– VOClOn, estableclendola de nuevo, no sólo para con– suelo de este vecindario, sino a que se emplee en ella el número crecido de jóvenes que de día se hallan ocupados en las muchas tiendas de mercancía y que hay en la Ciudad, y. empleados E;n las rentas del Rey, y otros muchos partlculares a qUIenes la ociosidad con– duce a malograr la preciosidad· del tiemuo en cosas muy opuestas y ajenas a las máximas de Jesucristo en gravísimo perjuicio, no sólo de sus almas, sino d~
la salud de sus cuerpos y estimación pública' a fin de evitar en parte siquiera tan funestísimos dañ~s ren– didamente suplico a la paternal benignidad de 'V. l. que, hecho cargo de la justicia de mi humilde reveren– te solicitud, se digne tener a bien por un efecto tan propio de su beneficencia, para bien, consuelo y edi– ficación de todo este vecindario, conceder su superior permiso para que de nuevo vuelva a establecerse, co– mo al tiempo de su fundación, la procesión del San– tísimo Rosario, que deberá salir del Convento de nuestro Padre Santo Domingo· todas las noches: a lo que yo, y toda la Cofradía, viviremos COn el debido re– conocimiento a la generosa bondad de V. l. cuya im– portante vida ruego al ALtísimo guarde los más feli– ces dilatados años".
Dado en San Salvador, a 14 de Mayo de 1797.
Antonio Vítor. Ignoramos la contestación que mereció esta carta. Lo que sí podemos asegurar es que, como consta de dicho manuscrito, mensualmente Se tenían las Jun– tas, y que cada año se renovaba la Diputación o Di– rectiva de la Cofradía; y todo ello confirma que la devoción al Rosario era, por así decirlo, la devoción del pueblo salvadoreño. Porque ¿de qué otro pueblo del mundo se lee que saliesen los fieles todos los días en procesión por las calles, rezando el santo Rosario? Esto sólo se ha podido escribir de la ciudad de San Salvador, lo que nos es sumamente grato el consig– nar aquí.
Sigamos nuestro estudio. En la Visita canónica que a este Convento de Santo Domingo de San Salvador hizo, el 23 de Enero de 1809, el M. Rvdo. P. Provin– cial, Fr. Antonio Ibáñez, dejó ordenado qUe se pu– siese en práctica "lo que Su Majestad tiene dispuesto por Real Cédula, firmada en San Lorenzo de el Es– corial el 15 de Octubre de lB05, a saber: que asista a las Juntas electivas anuales el Sr. Intendente, o en su defec-to, uno de los señores Alcaldes". Lo cual da a entender la gran importancia que entonces tenía en San Salvador la Cofradía del Rosario de la Pie· dad": su buena marcha era algo de interés público. Pero a la vez que esto ordenaba, dispuso .también el M. Rvdo. P. Provincial, que .el !10mpramlE;nto de Presidente o Director de la Cofradla, 'sea solo con anuencia del M. Rvdo. P. Prior que fuese de! Conv~n
to de Santo Domingo, o del Provincial, a. qUIenes solo toca conferirle las facultades en lo espIritual; y en la lista que se trace en el libro de Actas, debe~ po– nerse al Prioste (Presidente) antes de los senores Mayordomos por tener el primer lugar en todas las Juntas que ~elebra esta Cofradía".
Todo lo cual se puso en práctica, ppr lo menos hasta el año 1820 como Se ve por el mIsmo manus– crito. En el Aot~ de la Visita canónica que al Con-
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