Page 87 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

nía estar e,n él. Sin embargo, me llevé todos los que pude y él tuvo la bondad de enviarme el resto, Pre· sumo que 'nuestros trabajos en colaboraciQn, relativos a los puntosa ,que iban especialmente endereza– dos, mis investigaciones fueron los preliminares de la amistad que con tanta vehemencia empezó y des. de entonces ha existido entre aquel Cicerón andino y una persona tan humilde como yo. Creo que mu– cho contribuyó a ella, de parte de él, el obsequio que le hice de un ejemplar de mi "Dicciona~'io Ame. ricano" que por fortuna había llevado. Se mostró muy agradecido al recibirlo y no menos sorprendi· do; porque aunque tenía noticia de la obra, ignoraba, según me dijo, que y..o fuese su autor.

Al día siguiente estuve en la Casa de Moneda, y su Director D. Benito Muñoz me mostró todo, el Es– tablecimiento. Es un edificio de mediano tamaño y babía en él dos máquinas trabajando en la acuña· ción de la nueva moneda de la República. En aquel entonces la mayor parte de las pequeñas piezas de plata eran de las llamadas macuquinas, (1) o monedas. cortadas de todas formas y dimensiones, que varían desde la mitad del tamaño de una pieza de seis peniques hasta el de una media corona. Era casi im– posible saber su valor relativo; sin embargo, el público no tenía dificultad en dárselo mediante algu– nas marcas toscas que llevan, casi siempre borradas. Esas piezas o fichas, porque 'no ,tienen ni la forma ni el aspecto de monedas acuñadas" fueron emitidas desde tiempo inmemorial por las casas de moneda provinciales de Nicaragua y Honduras y,a pesar de desgas*e y de los' r~c~rtes evidentes que habían padecido, continuaban corriendo por su valor nominal y con tan buena fe de parte del público, que a menudo me devolvieron piezas por valer solamente medio real, en tanto que otras, de la mitad d~ suta-, maño, las tomaban por uno.' Así no es raro que hubiese vehementes deseos de tener una nueva moneda acuñada. Doña Vicenta, mi bondadosa hospedadora, se ;mostraba particularmente ansiosa de llevar una cantidad de ella cuando regresase a Sonsonate, y yo le procuré alguna a cambio de onzas de oro. La Casa de la Moneda, tal como está establecida en la actualidad es muy suficiente para el peque– ño trabajo que tiene que hacer. Se ha hablado de montar una máquina de vapor en lugar del aparato tosco y movido por mulas como el de México: pero siendo así que a doscientas yardas de la Plaza hay una buena cantidad de agU¡l:, indiqué la baratura y facilidad de emplear ese elemento en vez del sistema

~ctualy del que se propone. Antes de salir de la capital tuve el gusto de saber que el plan indicado por mí había sido discutido por las pers(uias competentes Y se considera factibie y ventajoso.

,

,

Entre los recursos ,territoriales de Guatemala, los que provienen de sus productos minerales se juz– gan considerables; pero los beneficos que puedan reportar han consistido sobre todo en esperanzas. En la provincia de ChiquimuIa se han venido: trabajanjlo unas minas con gran provecho, especialmente las de Alotepeque y San Pantaleón: la últinia está inundada. ,Las de Santa Rosalía, Montañita y San Antonio Abad se encuentran en la misma veta y produjeron en otro tiempo gran cantidad de metal. Pueden ponerse de nuevo en actividad, toda vez que dicen que tan sólo se necesita :remover la tierra que obstruye las galerías. En ,el informe dado al Gobierno por el ensayador de la Casa de Moneda se demuestra que cada qumtal de broza de esas minas produce diez y siete marcos, seis' onzas y tres octa-vos de onza. (2). " '

Hay otras minas en la provincia de Comayagua y la Asamblea Nacional, pará facilitar su laboreo, emitió el 24 de febrero de 1824 un decreto mandando a vender a los mineros la pólvora a precio de coso too En Costa Rica están trabajando minas' de oro y plata y se han descubierto algunas de cobre. Los interesados en ellas' son MI'. Trevithick y un Vizcaíno. (3). El supremo Gobierno,. tan pronto como tuvo conocimiento de lo que estos señores se proponían hacer, envió una carta el 30 de marzo al Jefe de Cos– ta Rica para que se les diese toda clase de facilidades. Entre tanto se había formado en Inglaterra una compañía, la cual se estableció el lq de febrero de 1825 con un capital de $6.'250.000, bajo la presiden– cia de D. Antoilio José de Irisarri y de acuerdo con una autorización que le había dado a éste el Go– bierno de 'Guatemala, en el mes de junio de 1824. Anteriormente, en noviembre del mismo año, pre– sentó una proposicióu MI'. Hines, de la casa de los señores SinímondS and Có., de Londres, para esta· blecer una compañía con un capital de & 250.000. Durante mi estancia en la capital se estaba formando otra compañía presidida por MI'. Viré. Sus socios vinieron después a Londres, uno de ellos es D. Francis– co Lavagninó y el otro D. Próspero de Herrera, un primo de D. José del Valle. Esta compañía se pro– ponía principalmente explotar las minas dé la provincia de Honduras, pero el estado de nuestro cré– dito público no permitió llevar a efecto el plan. Dadas la respetabilidad de los empresariós y la ayuda que Valle hubiese prestado a su pariente, no cabe duda de que el negocio habría sido sumamente venta· joso. '

Los documentos relativ~s a las condiciones que reunen las minas de Herrera, que considero ser de las mejores del país, y el presupuesto de gastos para su explotación, me los dejó éste personalmente en depósito. Me sería grato pensar que una especificación de ellos pudiera ser útil al público. Pare.

(1) En espafiol en el texto.

(2) Un quintal equivale a 100 libras netas, un marco a ocho ,onzas. N. del A.

(3) Don Mateo Urandurraga. N. del T.

39

Page 87 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »