Page 69 - RC_1968_06_N93

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'f,:Lárbol,que .debía visto en el camino de Aca~~,'~~con

'cerezas pero sin hojas. era ePi ~uYc,olQún

.

Mi cOplpañero me dijo que se llama pícaro. Confieso que no puedo entender la relación que te~a, _~ ; fruta COn el vocablo que en toda la variedad de sus acepciones se aplica en el teatro de Old Bailey al criminal qUe algunas veces es absuelto. o en las tertulias de las señoras Vitula y Lubentea (1) al mal. hechor que le cree perd~nado al cometer su delito. Tal vez quiera significar que la fruta es picante; pero es en realidad muy aeida.

La siguiente' curiosidad natural con que tropezamos fue el zopilote. Unas cincuenta o sesenta de es.

tas aves estaban reunidas ceremoniosamente en torno de una mula muerta; una de el1as~ que Se distinguía por el copete rojo o gorro frigio que tenía en la cabeza. estaba encaramada sobre el cadáver, contempl~.

dolo ávidamente con aire de dignidad y satisfacción; miraba de soslayo cada bocado, primero con Un ojo y luego con el otro, como inspecciona un caballero con su monóculo 'lP1a mesa ab'lP1dante. La última vez que yo había visto un grupo de individuos de esta comunidad extraordinaria estaban durmiendo la siesta. o sea durmiendo después de comer: ahora se encontraban en espera del momeJito en que podrían dar principio a su festín. Don Simón me dijo que el zopilote que desempeñaba papel tan importante era el que había tenido la buena fortuna de hallar la mula y por esta razón se le consideraba como el alcalde

(2). o lord mayor. en tanto que los demás. amablemeJlle congregados para ayudarle a comérsela. eran sena– dores (3) o simples regidores. La cosa parecía ser realmente así: porque después de una modesta inclinación de cabeza del alcalde. como quien concede una pequeña merced. aquella respetuosa sociedad se lanzó en tropel á tomar parte en el banquete. Estuvimos aguardando un raio que terminase; pero habiendo pero dido la esperanza de ver el fin. seguimos adelante.

'Al medio día llegamos a la orilla de un río tan ancho como la mitad del Támesis en el nuevo túnel.

Duran~e las últimas seis millas habíamos caminado a lo largo de sus márgenes por una región de una be– lleza tal. que es difícil describirla. El camino corría sobre un césped verde y blando. por entre setos de aro bustos exuberantes y floridos, estrechándose o ensanchándose en espaciosas cañadas. y daba tantas vuelo tas que a ,cada rato el río. que antes pM'ecía oponerse a nuestro paso. no tardaba en encontrarse a nuestras espaldas. haciendo variar el rumbo de nuestras meditaciones. Por último llegamos a "la meta de donde no regresa ningún viajero..... resuelto a seguir adelante. Nos encontrábamos en la margen del río y su. pe con asombro que teníamos que vadearlo. Mientras deliberábamos sobre la acuática excursión. :tuv~

la agradable sorpresa de ver muchas gentes. principalmente mujeres y mocitas. que habían ido a misa a

un villorrio situado de esta parte del río; iban de rE gieso y estaban ya reunidos a la orilla. Penetraron audazmente en el agua. y alzándose la ropa a medida que avanzaban consiguieron llegar a la margen opuesta sin mojarse mucho y de manera bastante decente. Si el río -:tuviese la suficiente profundidad se prestaría para hacer un túnel. porque su lecho es de rocas: pero es probable que estas rocas. hoy lisas por la velocidad de la corriente. estarán ya enteramente gastadas antes de que Be construya un túnel debajo de ellas.

Habíamos progresado-eomo dicen con propieda6 los a,mericanos--en corta datancia del otro lado del río. cuando 114lgamos a una cañada con pequeños cClllados dispersos, tachonada de palmeras y cubierta, de una espesa vegetación enana. Eran las doce del día y no se proyed8¡ba ninguna sombra debido a la posición vertical del sol; pero como el follaje era el1 algunos puntos impenetrable. el suelo estaba salpi. cado de manchas de luz y sombra. Debajo de una de éstas encontramos unos viajeros acampados. Eran dos o tres caballeros del país, y IUS criados que habían encendido una hoguera estaban guisando unos pollos y otros comestibles. La vecindad del río ayudaba a estas operaciones culinarias, contribuyendo también con la pureza y frescura de sus aguas a confortar a los hombres y a los animales. porque unos

y otros bebían juntos libremente, justüicando así la observación. en abstracto verdadera pero descortés, de que "un bebedor de agua bebe como un anima!". Dos o tres personas más habían llegado alli. agregán. dose a la caravana: entre ellas estaba un viejo marinero que después de servir en la armada inglesa vivió un tiempo en Sonsonate. tratando de ganarse la vida como cocinero. El pobre estaba padeciendo de una complicación de enfermedades. siendo la primera la vejez y las otras reuma. asma. cojera y no sé cuán– tas más. Se dirigía a la costa del Atlántico para darse unos baños de mar y someterse a un tratamiento de' guaco que. segÚD me dijo Don Simón, se consideraba como un remedio infalible en los casos en que

yil no obra el mercurio. A pesar del asco que aquel hombre inspiraba, quizás le habría permüido venirse c:on nosotros; pero se me aseguró que tenía mala repUtación y le dí una suma de dinero insignificante para deshacerme de éL

Por la tarde seguimos nuestro viaje, contemplando los pintorescos paisajes que be Intentado descri·

(1) Personajes de la mitología clásica. Vitola o es la diosa del triunfo y Lubentea la del deseo;

N. del T.

(2) En castellano en el texto.

(3) En castellano en el texto.

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