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« Previous Page Table of Contents Next Page »Efec:iivamen:l:e, antes de (~onci1iar el sueño, después de musitar las plegarias rUuales, permanecía Rafael pe:rdido en un dédalo de abs1l:usas cliv'agaciones; aún dormido tenía ensueños y hasta pesadillas, dándose el caso de que gritase a media noche y despertara sofoca–
do, con la respiración anhelante y un reflejo medroso en los ojos, Sufría faras patológicas indudablemente congénitas, que más tarde confirmaría la locura de do– ña Juana Francisca. Sin embargo, su inielecto alcan– zaba 10m progresivo desenvolvimien:!:o y sus maneras se hadan du1ees y tranquilas, amado de iodos, parientes y
edad os, Y mimado por razón de ser enfermo y el únic.o vástago que podía :l:ransmUh el nomb¡:e de los Landl-va';?
EJL lES'I'UmO
Viviendo como un legado espIritual de~.o~ispo
. ciado JFrancisco Marroquín la Real PontIfiCIa U- llCen . . .• , ~ niversal de San Carlos de Borr?meo mIClO sus muso;>
1 5 de enero de 1681, con mas de setenta alumnos
~lSCritoS
Y actuando profesores i~tel'imos en tanto. que llegaban los oponentes a las catec:1ll:as. Fue prnmm' rector don José Baños y Soto Mayor, doctor de la Unl.17eít'sÍlillad de Osuna y gentil ~ombre tenido en ?Ta~l
p¡'edicamento en la corte, a qURen a la vez se adJudI–
có uno de los !Cursos de teología, POli.' pl'oveíido de SUl
majestad, el oidm' don ]Francisco de Sarasa y Ali.'ce formó los estatutos o constituciones del claustro, en
el milsmo ú@.
Después de una podía que dUl'Ó sig'lo y m.edio, la municipaliidad consiguió que se diera la autoriza– ción real, en !Cédula de (1 de junio, de 1630, que siete años más bl-de confirmó JInocemllio XII, y Gumtemala no defraudó a su sobeli.'ano; ya a Pl'RRICipi4lis ll1lel si·
glo X'VJ!lllI era SllR umiveli.'sidaiil um feC1lRllll11l4li «Je1i.1i.tli'@ Iille ilush'alCÍlón, al qU!l~ veli'da¡¡]Jeli'os sabios y mUIIY ru¡¡;'illld@s hlgenilos daban 1\l\Iill. clfédilio «mli\l!lli.'al too sólililillo !Comq¡¡
SiJ herm.oso edünciG, al «llJ)siado de la caie@l.'al, en la 5a, \Dalle I[}í'i.ente.
mIl embro:g'o, la umiVeHJiqJJaID1 de Sllm (Jali.'l«m S'I[·
IrJ.ó la illln11llellclia lI1le 11llIla dJ.eplfesi@Rl iI1eca¡¡¡¡en.ie, mallli.· fiesta POR' enton.ces ellil la lCuUURll'a íililosóíiica tille la pe· nÍnsula: "la escolástica española, ya insig'nificante en el siglo X'VJ!II, desciende aún más, si es posible en el X'VJ!llJ[; la dictadura católica ha enmudecido a los misrnil1ls ~ellÍllogos". Se gasian 'tiempo e inteligen– cia en estériles discusiones, siendo tales dispu.tas la ocupaci.ón predilecta de los maestros, quienes asis· tían a Iflichas justas abroquelados de sofisma, ya que era Vi.stfil con gran mil.'amiento el que log'l'aba soste– neJ.' j)Gl.' na mañana Illluue uma cosa el.'a blalllCl'!. y pin– tarla lIÍie neg'l'o pOl' la tal'de con artificiosos al'g1JJm.en– tos, en los planos sin sohRción de la mebfisica. So– bre esas cl.llestiones tan interesantes exteriormente severo de los marroquíes q1Ule visitaron lEspaña duran– te el primer tea'cio del siglo X'VJIlIJf: "JHfay hombl'es en este país que tienen por oficio, disputar, Asistí ud· timamellte a una junta de sabios que llaman conclu– siones, JLo que son no lo sé; ni lo que se dijeron, ni si se entendieron, ni si se recouciliax'on después, o si se quedaron en el rencor qMe se manifestax'olll lIlelan·
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te de nna infinidad de personas, de las cuales ni un hombre se levantó a apaciguarlo, no obstante el pe.
ligro en que estaban de «al'se puñaladas, según los gestos que hacían y las injurias que se decían; antes los indiferentes estaban mirando todos con mucho sosiego y aún con gusto, la quimera de los dos ad. versarios"
También tuvo gran importancia el colegio de San !Francisco de Eorja, primitivamente de San lLucas,
fundado y regenteado por la Compañía de .Jesús, con una escuela primaria, dos cursos de gramática, una cáte(lra de filosofía y dos de teología, lEl estableci– miento se hallaba instalado cerca del edificio de aqMe– Ba congreg'ación y a poca distancia de la casa de los JLandívar,
Rafael obtuvo precisamente los primeros cono· cimientos en la casa de la "asesoría", para comple· tarlos con notable éxito en el colegio de San ]Fran– cisco de Jaorja, donde se distinguió entre sus compa· ñeros de estudio y fue merecedor de alto aprecio de sus maestros, Se le veía discurrir lentamente por los anchos cOl'il'edores, en intimo consorcio con sus libl'os, o sentado ¡¡m actitudes gol'aves, apal'te del bullicio en qMe, pes a la fénea disciplina lIlel plantel, estallara de l'cpente la ju.llVentllld de los !Cursantes. Su inteligen– cia captaba y asimilaba con gl'Ull .!Cim:ividen!Cia y pre– cisión. las verrllades científicas de la época, que abu– sal.'a de la metafísica lB imptllSie!i'a rllogmáti.camelllte sus conclusiones. Atento siempre a las illlisel'taciollles de los profesores, activo y cel'tero en sus réplicas, tenía ya un gran acel.'VO a S'lll i!llisposición, pacientemente a· tesorac:1o por su don observadoli' y su prodigiosa me– moria; se adentraba así conquistadol'amente en los terrenos sutiles y OSC'llll'OS de lla teología, per4li pronto se wq]) a COlllOCel.· sn pl'edileccióu ]1)101' los estudios de g'li'amática, )¡'e~óli.ica y pq¡¡étilca, Ue~'anq1l1{j) ru «1ominal' arJI· miR'abiemeRlie na lengllRa «llen JLalCio y a distinguirse por sus tradlluC{Jil{j)nes ll1le loa modell{j)s I[Jllási©fils «11e la llatiini– [la¡¡'\!.
A\ Sll~ ill1llD1is«mtiilMe capalCii[1]ad i!llebllllii la concesióll, iL'eg'ateado piL'livHegi.o, de enÍli'al' a la llmiversililIad de §alll \Dm'los Si.ll la práctica de alg'lR1í.los años «]lIDIe !Como requi.sito im1ispensablle se eírlgia ru t[jl(iilos los aspiran– tes. §u ya ll.H'ofumlo !Colllocimiiento del latín le facilli·
tó aquí el estudio, pues todas las llJáteflll'as, con excep– ción de anatomía y astrología, se senían en dicho i– dioma,
Vestía 1l10!i' entonces senciUamente, a la usanza de los estudiantes, a quienes imponían nos estatutos llma modesta compostura, eliminando de sus tra~es los bordai!llos, las guedejas, los !Copetes y las pasamane· rías {le hilo 1C1m:ai!llo; las medias reglamentarias eran negras, Además no era COsa fácil ser admitido en las aulas del claustro; del que se excluía a los negros y
chines y a los descendientes de penitenciados por el Santo Oficio, debiendo el aspirante a doctor demos– trar la limpieza de su linaje y la posesión de un es– cudo heráldi.co como que dicho grado posponía la ca– lidad del título científico a su carácter de blasón nobiliario que acrecía el lustre de los fav0recidos con tal {1istinción.
Cursó las diez lecci(lJlAes del bachillerato en aro
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