Page 31 - RC_1968_06_N93

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vel.'emos cómo aciúa en 181 real audiencia; se elogia su cO:l:l'ecGÍón Y elegancia pa¡;a habla!: el la:l:in y el romal'!– ce, indisiíntamente, así como la donosura de su estilo y su lenguaje retórico, aún cuando trate áridos temas;

ha lnerecido la a,tenCÍón de eminentes eclesiásticos y er. en general bien visto en la corte, aunque en la penín– sula era veC'ino de C'ádiz, su ciudad de origen.

Era el primero que traía el apellido Landívar a

Guatemala. Por ese mismo fiempo o muy pocos años más tarde también llegaba procedente del reino de Na– vm:¡:a don Pedro de Landívar y Caballero, comisario ge· neral de caballería, hijo de don Esteban de Landívar y

doña i1.na Maria Caballero, quien Y<lJ en 1'726 Se presen– Ia a :rematar en nuestra capitanía general la concesión de los xamos estancados. ,Allá queda¡;án en la Pellín– sula" sus dos hermanos mayores, Miguel, de la Orden de los Franciscanos, y Félbc, capuchino de gran prestancia entre los religiosos de Navarra. Tomás de Landívar y Caballero vino con don Ped:i.'o y se avecinó en Comaya– gua, administrando una sucu:i.'sal del estanco de pólvora. salitre y AGUAS FUERTES.

Don Ped:i.'o era casado C011 doña Juana Francisca J¡¡.viel'a Ruiz de Bustam~nte, hija de don Juan Antonio

Iluiz de Bustamanie y de doña Ma:i.'ia Manuela Fernán– de? de Córdova, enxrmu:adoB ambos con descendencia ,'.e

anos hijosdalgos, ~on blasonado asiento en las mono

:lañas de Burgos: sabido es que en las montañas se con· se;:vaba con es1ric:!:~ pm:eza 1.. i:¡:a'¿¡ieión de la sangre y

la <w:ogante afirmación de la nobleza. "Hay en la historia y en el ea¡;ácter de los montañeses, aÚn en los más humildes, cierto senHmienio nobiliario; un apego

a lB! familia, al solar, al blasón". Todos los ingenios de la época registran en vadadas fOi'mas :i:al ca¡;acte!:Ísiica. como dijo Cel'vantes: "Hidalgo (;oll!lho el rey, porque era

íi!Ontañés".

'Los Ruiz gozaban de inmemorial xl'adición nobilia–

:di., con su CASA SOLAR en el valle de Meñacifa. dig–

HiIkl~üa pm' un escudo con cuatro eual'teles: "el Primel.'o

'1 c:mll'io en campo de Plata y Utl Roble Verde con su [rufo de Bellotas de 0>:0, y ei11pinante a él un Le6n H.ojo: y en segundo y en :i:ercero en campos sangl.'ientos una 'l'ol'l:e de Pla:!a con su homenaje en la conf01'lni–

dad", aludiendo el conjunto a la limpieza, inocencia!, in– tegridad, elocuencia, :i.'iquE!!i2a, la :í'ol'faleza, el esfuel·z'o. el fuego, el a¡;did, guerl'a y vencimiento con sangre, virtud pel'sonal y poderio.

La xama Busi:aman:i;(;¡ aptll'~'cG i:ambic§n "'tan ve"r

rabIe. e inmemorial que la diligencia más E!lcacfa de los

g(~n(Hl.logistas, 11i la más cul'Íosa investigación de ]05

M[;:::oduclol'es y armisias :i:uvo po:;: hnposible penetrada en HU larga cl:ll::rer&. de los siglos ghando desde su dura–

ción has:1:a. su principio y o¡;igGn ocasionando lo imp"–

sible", con su casa solar en las montafias de Burgos

Con blasón y reales armas que aumetlial'On Su brillo en la batalla de Roncesvalles "despojando el estanda¡;– :le real que tenía las fres Flo:i.'es de Lis". Tal la al– curnia que por línea mafel'na hereda'l'Ía el poeta Rafael Landívar.

ANSIEDAD

]Eran las diez de la noche y, cosa inusi:i:ada, po!: la

cUitda calle poniente cor:;:ía un forIón, tirado por dos mulas prietas, haciendo as:i:illas el silencio. El coche se detuvo al final de la calle, frente a una ancha puerta,

y de él descendieron apresuradamente un hombre alto y magro, envuelto en una amplia capa. españOla y toca– do con un aludo chambergo, y una dama gruesa, rebo– zada en su pesado pañolón de seda negra; eran el bachi– ller Luis Bolaños y la. pariera, llamada ésta con pre. mura él casa de los esposos don Pedro de Landívar y Caballero y doña Juana Francisca Javiera de Busia– monte.

En el espacioso zaguán jugaba el viento con Un fa– rol que oscilaba haciendo caprichosos dibujos de som– bra ell los muros enjalbegados, En la casa había un trajín silencioso, una actividad premiosa que andaba, de puntillas; los sirvientes iban y venían como som– bras, obedeciendo órdenes dadas en voz baja, en veces insignificantes, como descorrer una cortina!, entrecerrar una puerta, permanecer de pie a la entrada de los sa– lones, en actitudes hierá:l:icllS.

Don Pedro de LJandíval' media Con pasos preocupa– dos un salón y su figura borrosa se hundía en las pro– fundidades de un espejo pa.¡:a SUl'gÍl: luego a la super– ficie. Del c'entl'O pendía una al'aña en cuyos lagrimo– nes de crisfal se il'isaba la luz de las velas; sobre sendas consolas a¡;dían velones e'il dos candelabros de plata labrada, flameantes las llamas <l1 viento y goteando de

cera las arandelas. An:ellanados en cómodas buta– cas, conversaban quedamente algunos vecinos notables de la ciudad, enf¡;etenidos en el comentario de los su– cesos actuales. Quien hablal.'a de la c¡;isis económica angusiiante, o de la política condescendiente de la au– diencia pa,ia exonerar de cier:l:os tl:ibu:l:os a los indíge– nas o rebajárselos: glosaba o:i:!:o la o¡;den de su majes– iad, :tendienfe a q~e se <wfi'i7&li'B el cobro de las sumas

ade'l~f1Qda¡; B! "'r~im Glffi Qiü, <!llgu~'w3 plmían esperanzas en la acuñación de lOO!ol1.eda autorizada ya por real cé– dula, dada la actividad de las minas de pIafa, ricos ve– neros que sólo en el mes de (,';nero de 1G3S produjeron veinte mil marcos de pla:l:il de ley y de los que única– mente por falta de :l:>:abajado:i.'es no se obtenía mayor rendimiento: en genel.'al aludía a las publicaciones de La Gaze:!a de Guaie:oo.allll.

En airo salón, va¡;ias damas amigas de la familia hacían cono en torno del acontecimiento: ante el par–

ío inminente ere!!:'!. follas p!:esl'!\ fte gran inquietud, so– bresaliendo la pl'eocupaei6n 'if el don de mando de al– gunas soHel'onas que daban :2uel:ga a sus palab¡;as con el acento circunflejo de un equívoco bigote. Algunas, las más jóvenes atrevían preguntas de ingenua impe– ricia, pero su voz se perdía (,';n la sOnl'isa bul:1ona y roa– liciosa de las enteradas: "Será varón, pal'a honol' de la casa de Landivar que neeesi:l:a de alguie11 que manten–

ga el linaje de su nomb:i.'e. Los Ruiz, sin mengua de las airas l'amas, son antiguos y nobles hijodalgos, con blasón y reales armas; hay que ver". "No, será mujer– cita, como Rita Josefa". ·'Presiento que será hombre, pero no dejará descendencia: ya declina la carrera de las i>(fmas y la profesión más lucrativa es la de religioso: ahora sólo nacen frailes ... " Un grito unánime, ahoga– do, corió la frase, y todas se santiguaron pa:i.'a inmuni-

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