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« Previous Page Table of Contents Next Page »que las leyes anteriores, por lo menos daban plazos determinados para tan inícua explotación del hombre por el hombre.
Obra liberal fue, pues, la que presencio el DI', Chamorro Solórzano en el Parque de San Marcos en 1906.
Por el contrario fue obra de consel'Vadores la de– l'ogatoria de la Ley sobre Agricultura y Trabajado– res y precisamente fue un tío carnal del Dr. Chamo–
1'1'0 Solórzano, Don Fernando Solórzano, el que sien– do Minlistro de Fomento en 25 de Enero de 1923, pi– dió la derogatoria de la Ley citada.
En los párl'afos de la exposición de motivos se lee:
"Desde que Dios en su sabia providencia, impu· so al hombre la obligación de ganarse la vida con el sudor de su frente, por el mismo hecho dejó esta– blecido, como ley de compensación y justicia, que ningún otro hombre le era permitido arrebatar a ninguno de sus semejantes el fruto de su trabajo. Por eso pl Papa inmortal León XIii, en su célebre Encíclica a los trabajadores, que le dio justamente el renombre de Papa de los obreros, hizo descansar todo el problema social en estos dos plincipios car– dinales: 19 lEl capital es el salario acumulado y el obrero que se alza contra el capital se alza contra el salario; 21;1 el contrato no excluye na justicia, es de– cir que por más que un contrato esté revestido de todas las formalidades legales, no obliga, si eSe con· trato va contra los principios eternos de la Justicia",
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En esa exposición de motivos de don Fel'nando- Solól'za no claramente se alaba la labor del año 1876, en q' la Asamblea Máxima del Estado se pronunció contra la esclavitud del opel'ario y declara la libel'tad de trabajo, Sancionó esa Ley el entonces Pdte. ]]). Pedro Joaquín Chamol'l'o, se hizo a petición del Senador don Gabriel Lacayo, e intervinieron en ella los li'itlj¡»resentantes Pedro Balladares, don Joaquín Zavaia, ]])1'. Adán Cár· denas, don lEval'isto Carazo, Dr. Robel'to Sacasa, José AJ:güello Arce, 101'. Tomás Ayon, Iillon !Francisco de Dios Avilez, Licenciado Santiago, Moraies, don Ra– fael Morales, !Licenciado don Francisco Padilla. don Mariano Bolaños y don Perfecto Tijel'ino, todos ellos empresarios agl'ícolas.
En esta misma revista se ha escrito del espíritu de Justicia Social que inspi;:ó a D, Diego Manuel
Chamorro, En 1912 la mente de los gobernantes de entonces con respecto a la conversión monetaria, fue con miras de defensa pal'a el salario del trabajador, por medio de la elevación del valor adquisitivo de la moneda nicaragüense. La intervención de Don Diego como Ministro de Relaciones Exteriores, ante el Congreso el 19 de Mano de 1912, fUe calificada con justicia de brillante, como toda la obra de aquel gran patricio, y llena en su totalidad de una Justi· cia Social digna para el laborante. Baste leer la transcripción de esa sesión en donde impera el espí– ritu de Justicia para el trabajador, está íntegra en la obra "Discursos", por Diego Manuel Chamorro, .. 1923, páginas 29 a la 49.
Pero no para allí la obra conservadora por una Justicia Social digna del trabajador. En 1923 se sus– cribió la "Convención para unificar las leyes pro– tect,oras de obreros y trabajadores en Centro Amé· rica". Fue obra de Máximo H. Zepeda, Emiliano Cha– morro y Adolfo Cárdenas, quienes siendo nuestros delegados lograron su aceptación, porque nada me– nos que una de las más brillantes figuras del libera– lismo hondureño, el Dr. Alberto Uclés, se oponia bajo el pretexto de que la Conferencia no tenía como petencia para suscribir convenciones de tal índole, tesis sostenida también por el eminente jurísta sal– vadoreño de mentalidad liberal Dr. Gustavo Guerre– ro, Delegado de El Salvador.
El que desee documentarse mas sobl'e la Politica Social del Conservatismo, puede leer esta Revista co· l'l"espondiente a Mayo de 1962. en donde se dan citas y ampliamente se conoce lo que hizo el conservatis– mo por el obrero.
No puede considerarse que la inquietud por la justicia social haga liberal a nadie, como sostiene el Dr. Chamorro Solórzano, de que "mi inquietud de justicia social, fue la que me h~zo liberal". 't
La injmlticia que impera en el mundo tlebemos eliminarla mediante el mejoramiento de las condi– ciones de trabajo. Si Nicaragua no dedica lo mejor de sus hombres y obras a mejorar las infrahumanas condiciones de los trabajadores en sectores del cam– po y aún de las ciudades mismas, no tendrá paz, por. que el hambre y la rebelión contra lo> injusto harán presa de ella, Yeso no será obra libel'al ni conserva– dora, será obra de quienes tienen hambre y sed de Justicia.
(2) Cartas del Dr. José Madriz al Dr. Adolfo Altamira no, Revista de la Academia de Geografía e Historia. (3) Tomado de "Apuntes de D,erecho del Trabajo", por Rodolfo Sandino Argüello, UCA.1967, pp. 35-38.
Con el fin de completar la 'Colección de nuestra revista ofrecemos a nuestros le;ctores la venta de números atrasados. Asimismo como ali· ciente obsequiaremos diez números anteriores a quien tome una sus– cripción, recordando que cada uno de ellos contiene un libro de ina– preciable valor difícil de obtener hoy día en Centroamérica.
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