Page 125 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

" s que encontraron encallado a tres millas del meuciOllatlo PUC1'tO. Habia sido saqueado y echado a pi– E1:

e 'hll¡::;L[láltldole la quilla; la cubierta estaba llena de manchas de sangre y el periódico añadía: "Se

~¡¡'I~~ne

que toda la tripulación fUe asesinada". Aq uel modo de perecer era tan indecoroso y repugl1an–

~e' oue ,~e buena gana me habda trocado mi puesto por el del más ínfimo de los oficiales de la al'·

mada de Su Majestad, en el caso de un combate desesperado; porque al menos hubiera podido l1lllrir

honrosamente y mi nombre y mi muerte se habrían consignado para satisfacción de mis deudos; pero si llegaba a ocurrir algo de lo que presumíamos, éstos no, iban a tener ni siquiera eSe consuelo. Ade– nás el Gobierno perdería los frutos de mi misión, y cal:eciemlo de informes sobre los motivos a que :1Jedeció mi conducta

J

podría haberla condenat'lo por haberme yo expuesto en esa forma. De suer–

te que convine con el Capi.tán en que me desembarcase en La Habana, con la esperanza de hallar alH al

O

'¡ím barco de Su Majestad o de poder consegui.r un pasaje en un navío que fuese convoyado hasta sao

¡h~ de aq¡m~l golfo peligroso; ¡Jet'o sucedió que al pasar precisamen.te frente a la boca del puerto sopló

1\'11 viento favorable que nos prometía un buen viaje y nos nevó en la mwhe a treinta leguas de la gran entrada IJJ ensenada que está en el extremo Sur de la costa de Florida.

¡UH nos quedamos otra vez sin viento y aquel era sitio en que esta situación ofrecía mayor peligro

IJara los barcos en todo el golfo, pOr que las mareas los llevau en una hora y a 'razón de cinco nudos por hora directamente contra las rocas y bajíos, en los cuales es seguro que naufraguen o sean saquea–

dos por los pi.ratas que infestan aquellos parajes. 11 duras penas son libramos de ser arrastrados a

esa ü"umpa, y al amanece!." del siguiente día divisamos desde nuestl'o palo de proa media doce–

na de barqui.tos ql~e salían hacia nosotros a toda vela. Si no hubiese soplado de pronto y por rOl'tuna 'un buen viento qne nos nevó a razón de siete nudos por 11Ol'a, no obstante que por su pesado carga· mento de caoba el barco el'a lerdo, nos habrían dado alcance; pero pensando qu.e lo conseguirían en el

curso del dia, pasamos revista a nuestras fuerzas. Yo había asumido el Illaltgo de Comandante en Jefe y

IDil'cctcr de la artillería. lExhibimos seis fusiles, pero todos herrumbrados e inservibles: dos estaban si.n

b~HJ}lRetas, tres sin piem:as de chispa y todos tenían las cazoletas quebraq'Ras. Habia muchos tiros de

metraJI<J1 y lllles proponíamos prodigarlos a los baK'quitos cuando se nos accl·cm·lW.¡ pero la cantidad de pólvora que con dificultad se estaba sacando debajo de las ropas de algunos tripulantes y nna multii.

tml [le colchones, era de una deficiencia lamentable,

Cuando h.ubimos arreglado nuestro material de la l1'1.ejol' manera posible, el Capitán y yo nos reU– ¡'amos a la cámara para celebrar un consejo de guerra. Me hizo entonces una pregunta muy embara· zosa, después de decirme con alguna calma que él nada sabía de la tripulación: -¿Cómo sabe usted -me dijo- que peleará? .

lVie dio inel'tes ]:m¡;ones para sospechar que no qV1el'l'ÍÍa hacedo y luego sig'¡dó lI1iciendo:

"-Sin embargo, 1U1 será por falta llie quién le dé el ejemplo; yo hacharé hasta derramar la última

¡¡¡Ilis: G'1.e mi sangre, pOl'qne <1le segm.'o los LIlh'atas l1JlO me darán ilmal'tel Ji lo más pl'lllbable es qlllle lo maten

I'! w3teit

Cmmdo volvimos soime cubiiell'ta [livisamos una embarcación a unas seis millas de distancia, a estl'ii– b'lll.' y a proa. Al acell'Cál·sen.os vimos que estaba atestada de hombres. El Callitán empezó a da~ pruebas de la sel'iie¡¡]ad de su determinación; habló de manera cariñosa y alentadora a los tripulantes y nos 111'eparamos para entrar en combate. lEI lugre nos pasó por la proa y luego se nos arrimó muy cerca, a babor y a tiro de fusil. Los dos cañones que teníamos en esa banda se cal'ga¡'on COn metralla, clavos herl'umbrados y pedazos de hierro, y yo me había encargado de hacer el primer disparo, dándole fue· go a la pieza con un cigarro que estaba fumando de prisa con ese objeto. Por temor de que los piratas fuesen a creer que los cañones no estaban carg'ados b.ab:i.amos puesto dos hombl'es a la par de ellos, a fin de Que desde lejos los viesen atacando bien Ras cargas. .Antes de venirse sobre nosotl'os, los del lugre 31;OCaNlJl1 las velas; en el castillo de popa tenia éste un. gran cañón giratol'io de bl"OnCe, y si nos ImMese abordado llevaba bastante gente para acaba!' con nuestra tripulación, annque hubiera sido t.'es veces más numerosa; pero YfJ, fuese que no le agradase nuestro aspecto belicoso, o que lo di:stra·

jelt'a.n de su propósito dos grandes barcos que a la sazón estaban a la vista, el lugre se conformó con pasar a nuestro lado en silencio sepulcral, desplegó las velas y puso la proa a la ensenada en que

P\W la 1'1ílafiana habíamos visto a sus compañeros.

lEI Mal'gret tenia todo el aspecto de un bergantín de guerra. En cada banda tenía seis portañolas, (1e las cuales cuatro carecían de cañones, pero se dejaron abiertas para hacer creer que estaban adentro. lEs muy probable también que otra maniobra que se hizo cOlltl'ibuyel'a a nuestra salvación. Al acercarse el lugre alteramos nuestro rumbo en uno o dos puntos, como si quisiésemos arrimarnos a él; porque sa– oiemlo que nI) podíamos escapar, creímos que lo mejor era asumir una actitud. imponente. La opinión general era que debimos n.~estra salvación al temor que de este modo inspiramos. IDurmn.te algunos minutos reinó el silenci.o. Los tripulantes se if1uedal.'on miraudo al pirata y en seguida se fueron tran-

Page 125 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »