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3 o 4 millas, el país está cubierto de bosques y ciénagas, hacié~dolo enteramente inaccesible para a– migos' Y como por consiguiente sólo puede ser atacado desde el mar y el Fuerte es lo bastante gran. de pa:a colocar en él artillería capaz de repeler una flota formid¡¡ble, Belice debería ser conside– rado como una llave muy importante de aquella parte del continente.

Los habitantes europeos, que tal vez no pasan de treinta familias, están divididos en dos clases. Los de la ELITE (1) habían dado un baile al cual no fueron invitados los otros, y estos estaban muy empeñados en sobrepujar con el poder de sus bolsillos la fiesta de que creían haber sido excluidos tan sin razón. Estas rivalidades existían desde hacía algún tiempo, pero nadie pudo decirme en qué se fundaban. Sin embargo, algunos fueron bastantes audaces para decir que sus vecinos, los del par– tido encopetado (no respondo de la veracidad del aserto), eran contrabandistas en gran escala; que temían el establecimiento de un gobierno estable en Guatemala, porque ya no podrían meter sus mercaderías en Omoa e Izabal, como habían solido hacerlo durante tantos años, y que en realidad deseaban que todo siguiese tranquilamente a su Sabor, mirando con odio la idea de las nuevas· cuas de comisióu que estabim· formando en La Habana y otros lugares, de las cuales mis informantes eran al parecer partidarios declarados y ardientes, así como grandes abolicionistas de la esclavitud y de_ fensores de la libertad del trabajo,. en tanto que los otros, según afirmaban ellos, era'n los más hostiles

a la República Central, por haber dictado ésta una ley que no sólo libertaba a los esclavos en su te. rritorio, sino también a los de otros países que llegasen a él. Este era en verdad un mal muy serio 'que se debía remediar, porque los esclavos pertenecientes a los habitantes británicos de Belice se ha. bían pasado a Guatemala en número de doscientos. o trescientos. Es· justo repetir que el Intendente de la colonia,

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General Codd, hizo lo posible para obtener su devolución, sin lograrlo. Mi opinión fir– me, pero honrada, era que el Gobierno de Guatemala debió haberlos devuelto, y se abrigaba la es– peranza de que el asunto se arreglase rápida y satisf~ctoriamente mediante la celebración de un tratado entre la Gran Bretaña y dicha República.

Como Colonia británica Belice. no tiene tanta importancia por las ventajas especiales de que go– 1I:a para cortar palo de tinte y caoba en virtud del tratado de VersalIes del 3 de septiembre de 1786,

como por ser el puerto de depósito. natural para el comercio entre la Gran Bretaña y la República Cen~

tral.

El río Belice es navegable en canos hasta un punto desde donde se va por tierra en dos días a otro río que desemboca en el lago de Términos, el cual se comunica con el río Tabasco y éste con el ladl) de Guazacualco, qUe se pone a su vez en contacto con el de Alvarado por medio del río San Juan. De, slierte que en el caso de una guerra con México o cualquiera orta potencia que llegase a bloquear el golfo, la ciudad de Belice podría abastecer a Tabasco~ Oaxaca y todo el reino de México de mercaderías por medio de la navegación interna, salvo dos días de transporte por tierra. Se ha levantado un mapa de esta colonia mediante los estudios hechos por Du Vernay, y ha sido publicado por Law'ie y Whittle.

La caoba exportada por los colonos británicos británicos puede calcularse en unos setenta barcos cargados a l'azón de 120,000 pies cada uno y cuyo valor es de ~400,OOO anuales aproximadamente. El de los productos guatemaltecos taels como índigo, cochinilla, etc., que se exportan, alcanza a tres veces más. Se supone que las ventas de una casa de comercio en Belice, son, por término medio, de ~ .... 15,000 mensuales en moneda' corriente, la vigésima parte de lo que se vende, lo cual significa que las ventas de los géneros británicos importados para el abastecimiento de dicha Colonia y Guatema– la, alcanzan por lo menos a ~2.500.000 en moneda corriente, o sea alrededor de 1.500,000 libras esterli· nas. La mayor parte de las importaciones y exportaciones comercailes de Guatemala se hacen por el puerto de Isazabal, situado en la culata del golfo Dulce, y por el de Omo, a mano izquierda· de la en· trada del mismo golfo. Entre la colonia inglesa de Belice yesos lugares las mercaderías se llevan en go– letitas de cuatro a siete toneladas y unos siete pies de calado, que cobran de 150 a 200 dólares a la ida

y otro tanto a la vuelta, empleando de cuatro a diez días en cada viaje. En una dirección tienen que lu– char con la corriente que sale del golfo y en ]a otra con e] viento de] Nordeste quesopla duratne nueve meses del año. La distancia, que es de unas 200 millas, podría ser recorrida en 24 horas por un vapor.

Sábado, U de Agosto. - Hoy llegó de Izabal Una de las goletas con mercadería y cuatro pasajeros. Estos nos trajeron cartas de la capital, entre ellos una para don Eugenio por la cual tuvimos el gusto de saber que su heJ:manita había recobrado el ánimo y estaba mucho mejor. Aquellos pasajeros eran comerciantes, y habiendo empleado diez días para venir de Izabal parecían extenuados por el viaje. No encontraron más alOjamiento en tierra que una casita de unos doces pies cuadrados situada en el mue– lle. en la cual tres de ellos estaban tendidos sobre el piso con sus gorros de dormir o pañuelos en la cabeza y sin más ropas que una camisa y pantalones de lino. Uno de ellos estaba tan extenuado qUe

ni siquiera podía fumar y al parecer ninguno de los cuatro lograría reponerse de Jos trabajos que ha– bían pasado y de los efectos del calor que estaban aguantando.

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