Page 122 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

tamente a ir allí por temor de la fiebre. Ambos convinieron en que era posible un ataque de los pira. tas; pero añadiendo que con la adición de mi comitiva podríamos tal vez hacerles freJite con buen éxito. Al propio tiempo me mostraron su arniamento que consistía en dos cañoncitos, tres fusiles, una pistola de arzón y tres espadas.

Los barcos ingleses estaban un poco mejor armados; pero como yo no me puse a reflexionar só· bre las temibles ventajas que me ofrecían a este respecto y el MARIA zarpó al siguiente día, no tuve más recurso que valerme del MARGARET, e~ único que quedaba ya. Había sido construído en los Estados Unidos para el Gobierno colombiano y tenía 280 toneladas. Llevaba cuatro cañones de a doce y era un barco notablemente bueno y fuerte a causa de haber permanecido algunos meses en Be. lice, su casco, estaba cubierto de broma y esto iba a entorpecer su navegación; tuvo también la mala suerte de perder dos capitanes durante su estadía en el puerto. Uno de ellos murió de la fiebre en casa de mi hostelera y el otro pereció en un arrecife, una semana antes de nuestra llegada, durante un paseo a uno de los cayos que circundan la ,ciudad. Las rompientes volcaron el bote y los sobre_ vivientes decían que vieron a un tiburón llevarse al pobre hombre. No puede saberse si estas cir. cunstancias tuvieron algún efeoto en el ánimo d,e los marineros de Belice, tan supersticiosos, proba– blemente, como todos; pero cuando tomé mi pasaje resultó que sólo se pudieron enganchar cuatr6, siendo así que se necesitaban doce para maniobrar el barco. Este tuvo sin embargo que hacerse a la mar el 15, porque estaba empezando la estación de los huracanes. Los otros buques aparejaron el 19; pero al MARGARET, le permitieron sus aseguradores quedarse dos semanas más por ser muy velero, según me informaron. El resto del tiempo que permanecí en Belice lo empleé en reunir datos sobre el comercio que allí se tieJie con Guatemala.

CAPITULO 31

DECRIPCION DE BELICE

Cuando los ingleses vinieron por primera vez a la costa de Honduras a cortar palo de tinte y cao– ba, las necesidades de los colonos de Belice eran tan pocas que los barcos solían venir en lastre y acostumbraban echarlo en la boca del río, a fin de agrandar la barra y obstaculizar la navegación.

Se decretó después que todo el lastre debía descargarse en cierto punto, a una media milla de la mar– gen derecha; y habiéndose acumulado allí con el tiempo, aumentando con substancias marina, vino a formar la isla en que se construyó el fuerte. Por consiguiente. el suelo de esta isla es genuinamente británico.

El pueblo ocupa los dos lados de la boca d~l río, unidos por un puente de madera. En el extre. mo del Sur está la iglesia, edificio bonito y decorativo, y la casa del Gobernador, hermosa y amplia, sobre una altura junto a la orilla del mar. Lo bien ventilada y cómoda que es esta vivienda me llamó la atención. Una ancha escalera colocada en un vestíbulo espacioso conduce al piso alto en que col– gaban dos hamacas de red a fin de aprovechar la brisa marina que cuando está abierta la puerta de la sala pasa directamente por entre la casa. No había en ella ningunas cortinas ni alfombras y todos los muebles tenían un aspecto sólido, frío y sencillo; hasta los pisos eran de una madera ordinaria, pe. ro no poco resbalosos. De modo general, yo recomendaría a todo el que vaya a aquellas tierras y

necesite construir una casa que tome ésta por modelo. Salvo tres o cuatro moderadas excepciones, toda la población se compone de edificios de madera montados en postes, sin sótanos, y rara vez tie. nen más de un piso. Están colocados junto a la playa y se diría que los hubiera dejado allí una gran marea extraordinaria, después de traerlos de las márgenes del Támesis situadas entre Rotherhtthe y Blackwall.

Mi hospitalario amigo el mayor Schaw tuvo mucha dificultad para conseguir una casa. La que estaba ocupando debía servir de Escuela. En la forma y los materiales se par.ecía al juguete con que se pretende representar el arca de Noé; porque era toda de madera y el techo bajaba uniformemente del centro a cada lado y en toda su longitud. Tenía ochenta pies de largo, catorce de ancho y treée de alto. El mayor vivía en ella por tolerancia; toda vez que los niños necesitaban el aula; pero creo que había hecho un coptrato para que le mandasen Su casa de Nueva York. Lo cierto .es que la mayor parte de las del pueblo habían sido construidas en esa ciudad.

, Los habitaJ:!,tes de Belice tan sólo traf.can en materias primas. Las mesas de caoba de mi hoste– lera habían sido manufacturadas en Inglaterra, siendo así que la madera de que estaban hechas' había hecho un viaje de más de 15,000 millas antes de llegar a su último destino, situado en la misma costa en que había crecido. Unod~ los troncos más grandes qUe se han e;x:porta!lo ~ Inglaterra fue adquiri. do en Liverpool por la s..ma de &378 y se supone qlle produjo al fabricante por lo menos &1,006. Si se le cortase en chapas h~bría que pagar de esta sUlpa&550 en saiarlos a los artesanos britl\~cos.

Al Norte de la ciudad ,está el Cuartel, detrás y en contorno del cual, en una circunsferencia de

74

Page 122 - RC_1968_06_N93

This is a SEO version of RC_1968_06_N93. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »