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prog1'eso, recibió también muchas felicitaciones. Como sus contestaciones son significativas de los sentimientos elevados y progresistas que le animaban siempre, transcribiremos al– gunas.

"Managua 27 de agosto de 1876.-A los señores 20. Jefe Gral. Mateo Píneda y Prefecto de León.-En la persona de ustedes saludo al Ejército y al pueblo leonés. El placer que experimento en esta ocasión en qUe el Oriente y el Occidente de la República se comunican y se saludan, me compensa de muchas amarguras. El telégrafo es un gran golpe al lo– calismo, ruin pasión que, explotada pOI' los demagogos, noS ha acarreado inmensas y numerosas desgracias. Me congra– tulo de este triunfo de la civilización que simboliza el senti· miento de múón que nuestros pasados infortunios han des· pertado en la generalidad de los nicaragüenses, y que hoy los hace formar causa común sin distinción de localidad, con– tra los enemigos de la patria. Ojalá veamos pronto inaugu– rarse el ferrocarril que acabará por destruir toda pasión lu– gareña y de confundir el dementado espíritu revolucionario que aun forceja por paralizar nuestro progreso. La decidida cooperación de ese importante pueblo en defensa de los fue– ros nacionales, hará que se realice pronto esta bella espe– ranza. El General en Jefe, (f.) P. Joaquín Chamorro." "Managua 27 de agosto de 1876.-AI Sr. Teniente don Agustín García. León.-EI monumento más grande que lJue– de consagrarse a la memoria de los hombres, es sin duda el que erige en el corazón de los pueblos la gratitud que se merece el que, sin hacerlos derramar sangre ni lágrimas, les proporcioua la prosperidad deseable. Si yo alcanzase con mis esfuerzos a colocar a este país a la altura de su destino, o a ponerle por lo menos en la vía que a él debe conducirle, y recogiese por esto la gratitud del honrado pueblo nicara– güense, objeto solo de mis aspiraciones, me consideraría muy feliz y suficientemente recompensado de los muchos sacrifi– cios que me imponen las pocas mejoras que el país viene al– canzando. El Comandante General,

(f.) P JOAQUIN CHAMORRO." (103) Los aparatos telegráficos eran los llamados de tira y

en las poblaciones el alambre iba en los aleros de las casas. Se cobraban 20 centavos por diez palabras. En 1878 se cons– truyó la línea telegráfica de Masaya a Jinotepe.

Por convención celebrada el 7 de marzo de 1878 entre don Ramón Rosa por parte de Honduras y don Gilberto La– rios por parte de Nicaragua se convino en llevar la línea hasta Honduras, extensiva para Nicaragua hasta El Salva– dor y Guatemala; y para Honduras extensiva hasta Costa Rica. Sin embargo, con esta última República no se unió el telégrafo de Nicaragua hasta el 23 de enero de 1879, fecha de ia convención entre don Jesús Monterrey en nombre de 'Costa Rica y don Mariano Montealegre en el de Nicaragua. Para llevar la línea a Honduras se construyó una de Chichi– galpa a Somotillo, que también fue concluída durante la ad– ministración del Sr. ChamolTo, en enero de 1879. De mane– ra que la administración de D. Pedro Joaquín Chamorr.. ejó ... Nicaragua comunicado por telégrafo con el resto de Cen Lro América, Al final del tomo van los teh'gramas cruza dos con los Pt'esidentes de los otros Estados con motivo de la inauguración de esta obra de progreso.

COMERCIO, AGRICULTURA E INDUSTRIAS

El Gobierno del señor Chamorro no desatendía tampoco el comercio, la agricultura y las industrias. En la exposición internacional que se abrió en Chile a fines del año de 1875 Nicaragua obtuvo medallas de primera clase por los siguien– tes artículos: por su colección de maderas, de plantas, de pe– tates (esteras) de algodón, hamacas etc., medalla de segun– da clase por su cera vegetal, por su café, por el muestrario de sus piedras preciosas y por su carey; medalla de tercera clase por sus deshilados.

Sólo con Costa Rica las relaciones comerciales sufrieron intel'l'upción. Se recordará que a causa de la tirantez de am– bos gobiernos, el de Nicaragua decretó la suspensión de rela– ciones políticas y comerciales con su vecina, pero que a pe– sar de que dos veces se decretó tal medida, el Presidente Chao mono se abstuvo de llevarla a la práctica y buscó siempre medios conciliatol'ios para concluir con las diferencias. Sin embargo, a fines de 1876 el Gobierno de Costa Rica presidi.

(103) Gaceta de 1876, págs. 300 y 319.

do por el doctor Vicente Hel'l'era (sucesor de Esquivel) de– cretó a su vez la suspensión de ¡'elaciones comerciales y po– líticas con Nicaragua e inmediatamente se puso en práctica dicho decreto. Esta situación irregular la aprovechaban al– gunos pocos negociantes, pues al paso qne Nicaragua no pro. hibía el comercio con Costa Rica, las autoridades de esta última República quebrantaban la prohibición respecto de pocas personas a quienes quería favorecer. Estos agl .dados compraban en Nicaragua los productos de exportaciót! para Costa Rica, a precios bajos por falta de competidores, y los realizaban allí a precios exorbitantes, estableciendo así un verdadero monopolio. En vista de esto, el Gobierno de don Pedro Joaquín Chamorro dispuso: "Mientras el Gobierno de Costa Rica mantenga cerradas las relaciones comerciales con esta República, no se permitirá que se exporie ganado para aquel país, ni ningún otro de nuestro productos."

Induda,blemente que esta medida no sólo tenía pOI objeto proteger el comercio con entera igualdad sin excepciones de suyo odiosas y nocivas, como lo explicaba la Gaceta de Nica. ragua sino también apretar a Costa Rica, haciéndole ver la necesidad de los artículos de Nicaragua, para que el pueblo influyera en su gobierno a fin de que revocara una disposi– ción tan perniciosa a ambos Estados. Don Pedro .Joaquín Chamorro, que nunca quiso extremar las cosas con Costa Ri. ca, siempre estuvo anuente a reanudar las relaciones comer– ciales y diplomáticas, y dar cualquier paso para restablecer la armonía entre las dos Repúblicas, a pesar de que no fal– taba algún Presidente centroamericano que le aconsejara lo contrario.

El de Guatemala, General Justo Rufino Banios, le escri– bía ellO de diciembre de 1877, lo siguiente:

"Estoy entendido de las razones que Ud. me mAnifiesta tendría ese Gobierno para no rehusar el reconocimi"nto del de Costa Rica en caso de que éste )0 solicitase; sin embargo, creo que Ud. está íntimamente convencido de la infidelidad de Guardia y qtie traicionará cualquiera obligación que con. traiga. Yo me cuelgo en la oreja los compromisos QUe Uds. obtengan de Guardia si él cumpliera alguno de ellos. pues tengo de él la idea de que es un ba.ndido con quien no es posible tratar: el tiempo y los hechos me han inclinado a merecerle ese concepto que él por su parte lo tiene muy me. recido. Ojalá Ud. encuentre alguna solución a esas dificul. tades." (104)

A mediados del año siguiente los Gobiernos en,. 1"Iicara– gua y Costa Rica llegaron a un acuerdo por medio de terce– ra persona: ambos emitirían a un mismo tiempo, con fecha 30 de junio de 1878, una disposición en que se declaraban res– tablecidas las relaciones oficiales y comerciales. Cada Go– bierno dal"Ía por razón que, estando seguro de que el otro restablecería en esa fecha aquellas relaciones, él lo hacía también "no queriendo ser menos elocuente a las exigencias de civilización, de los intereses morales y materiales de am– bos pueblos, y de la hermanable concordia que debe reinar entre ellos y sus respectivos Gobiernos".

La agricultura mejoraba sus productos al amparo de la benéfica y progresista administración de don Pedro Joaquín Chamorro. En los departamentos de Chinandega, León, Ma– nagua, Granada y Rivas se notaba mejoría gracias al cultivo de la caña de azúcar, el algodón, el café, el cacao, el añil y otros productos.

El Gobierno proyectaba traer de la isla de Cuba expertos en el cultivo de la caña de azúcar y el tabaco para mejorar esas industrias, pero hasta principios de 1877 no había podio do lograr "ese ni otros propósitos en favor del progreso del país-dice don Anselmo H. Rivas en su Memoria de aquel año--, porque desgraciadamente los desórdenes que tuvieron lugar en los primeros tiempos de nuestra independencia han dejado en nuestra sociedad un cáncer que la corre y que im· pide el desarrollo de toda acción benéfica. Ese cáncer es la política, vicio funesto que, distrayendo a muchos de las ocu– paciones útiles y aun de sus más preciosos deberes, dá ori– gen a todo género de intrigas, odios y otras pasiones inex– plicables que siempre producen zozobras a la sociedad y mo– lestias al Gobierno".

Pero no por eso desistió de sus propósitos progresistas, pues envió a D. Gonzalo Espinosa a las Antillas para que estudiara la fabricación de licores y el cultivo de la caña de azúcar. El Sr. Espinosa rindió un minucioso informe de los conocimientos que había adquirido, qúe vino a ser una es– pecie de cartilla del cultivo de la caña y fabricación del azÚ-

(104) Original, en el archivo del doctor Pedro Joaquln Chamorro.

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