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En efecto, no pasó mucho tiempo sin que el Gobierno hiciera venir de los Estados Unidos al ingeniero don Aniceto Menocal, quien, habiendo hecho concienzudos estudios del río San Juan y del puerto de San Juan del Norte, formuló un resupuesto de lo que podría costar la composición, presu–

~uesto que en resumen, daba las siguientes cif~'as: la compo– sición del puerto costana $ 312,346.00; la del no $ 394,949.72.

El total de la obra, incluyendo honorarios del ingeniero y gastos de administración, ascendería a la cantidad de

$ 637,661.00, suma que estaba dentro de las posibilidades de Nicaragua. .

Para comenzar estos trabajos se pidió a la casa Ameri– can Dredging Ca. de los Estados Unidos una draga que costó catorce' mil pesos, más tres mil que se gastarían en armarla en el puerto. Esta draga llegó a Nicaragua en los primeros días del siguiente año y luego se dió principio a los traba-jos. (101) , d d" 1 P 'd . 1 S Ch Dos años despues, cuan o eJo a resl encJa e r. a-mono, los trabajos efectuados consi~tían en más de mil yar– das cúbicas de roca, voladas en vanos puntos del raudal de Machuca, quedando, según los cálculos del ingeniero encar– gado de las obras, unas 600 yardas cúbicas de piedra para dejar el río de una profundidad de cuatro y medio pies en la época en que el nivel de las aguas llega a su punto más bajo. Por su parte la draga había trabajado todo ese tiem– po socavando los bancos de arena entre el Colorado y la ba–

hí~ la parte más baja del río San Juan, y había formado un'canal suficientemente ancho y profundo para ser navega– ble aun en la estación seca. Los vapores de la Compañía de Navegación no habían encontrado ningún obstáculo para na– vegar en aquel pasaje.

Dos circunstancias impidieron que esas benéficas obras se llevaran adelante en la siguiente administración del Gral. Zavala: fue una la gran creciente que alcanzó el río debido al copioso invierno de 1879, que hizo imposible los trabajos; y la otra, la esperanza en el Canal, fundada en el tratado ce– lebrado por Nicaragua con la "Compañía Provisional de Ca– nal Interoceánico" de Nueva York el 25 de mayo de 1879.

Al mismo tiempo, la administración no descuidaba la obra del Ferrocarril en la cual la mayoría del país solo creía como en un sueño progresista. Sin embargo, a fines de 1877

llegó a Managua el ingeniero norteamericano MI'. Beverley Randolph, quien, después de haber conferenciado con el Pre– sidente sobre la obra en proyecto, partió a León acompaña– do de otro ingeniero, el Sr. Maximílíano Sonnenstern a em– prender los estudios y a formular el presupuesto.

Los opositores del Gobierno se burlaban de esta obra, y otros se mostraban desconfiados de que diera a lo menos para su mantenimiento. No faltó quien dijera que nadie viajaría en el tren, porque en las diligencias apenas iban cuatro a seis en cada viaje. El tiempo vino a sacar a los pesimistas de su error.

Mas adelante daremos detalles de esta empresa y de lo que gastó la administración del Sr. Chamorro para iniciar– la.

CORREOS Y TELEGRAFOS

En el ramo de coneos fueron también introducidos ade– lantos de consideración, entre ellos los de establecer más fre– cuentes comunicaciones de los pueblos ya unidos con él y

cr~ar nuevas líneas; uniformó los portes de las cartas con obJeto de ensanchar las relaciones de Nicaragua con los otros

~stados, como más tarde extendería la red telegráfica hasta dIchos Estados con igual propósito; y finalmente, un hecho que ,demuestra cómo se preocupaba aquella administración en dIfundir la instrucción y el comercio, por decreto de 23

de septiembre de 1875 se dispuso por primera vez en Nica– ragu,;l. que no pagarían porte los periódicos, las revistas mer– cantIles, los catálogos, prospectos, anuncios y avisos diver– sos.

También se introdujeron las siguientes mejoras: La co–

rresp~ndencia entre Granada y Corinto se hacía llegar en dos dlas ,:n vez de tres y más; se estableció el correo diario entre Cormto, Chinandega, León, Managua y Granada y vi– ceviísa; la entrega de la correspondencia el mismo día de su e~a~a, en lugar de dejarla para el siguiente.

1 SIgUIendo. el mismo plan, el Gobierno subvencionó con a Suma de seIs mil pesos al año a una compañía de vapores para que tocaran sus barcos periódicamente en los puertos --

(101) Véase Gaceta, página 114, año de 1878.

~~ San Jua? del Sur y Corinto. Se. comprome~ía la Compa– ma a rebaJar en un 50% los pasaJes de los Il1migrantes a Nicaragua y en un 25% cuando trajera materiales para fe– rrocarriles y otras obras públicas.

Pero de todos estos progresos ninguno tan valioso ni tan necesario como el establecimiento de la primera línea tele~

gráfica que existió en Nicaragua. Ya hemos dicho que esta mejora había sido autorizada por decreto del 30 de marzo de 1875, y ella se llevó a cabo el año siguiente, en los mo– mentos precisamente en que las dificultades eran mayores y los gastos más fuertes a causa de las amenazas de gue–

ITa.

Esta obra fue encomendada al Ministro de Hacienda don Emilio Benard, pues, aunque no correspondía a su ramo, se tenía fe en su competencia y honorabilidad para llevarla a feliz término. La línea se tendió de San Juan del Sur a Co– rinto y estuvo concluída antes de finalizar el año de 1876.

He aquí el infol'l11e del Sr. Benard sobre este importante progreso.

"Al tiempo de iniciar esta obra el Gobierno pensó llevar– la a cabo por medio de un contrato, pero pronto se convenció de que esto sería más costoso para la Nación y que la obra quedaría expuesta a imperfecciones, comprometiéndose así el buen éxito de ella. Por tanto resolvió emprenderla por su propia cuenta, y hoy que está concluida, se considera satis– fecho de haber adoptado este modo de proceder, porque ha podido establecer una línea telegráfica que por su construc– ción y organización, si tiene rival, no tiene superior en Cen– tro América, y cuyo costo es menor que el que hubiera oca– sionado por un contrato.

"Deducido el gasto de entretenimiento y de oficinas des– de que comenzó a funcionar la línea, así como el valor de los materiales existentes en depósito y el costo de la ense– ñanza de alumnos, el valor invertido en la construcción de esa línea y ensanche de todo el camino, desde San Juan del Sur hasta Corinto, es de $ 36,200.00 que, repartido en una extensión de 70 leguas, resulta a razón de 517 pesos por le– gua, cuyo costo no puede ser más moderado, teniéndose en cuenta el especial esmero con que se ha ejecutado la obra y los materiales todos de primera clase que en ella se ltan em. pleado.

"La ventaja de haber obrado así se palpa ahora por la regularidad con que funciona la línea que está muy lejos de prestarse a las continuas interrupciones a que las obras de este género están expuestas en países montuosos cuando se descuidan las condiciones de seguridad que una exuberante vegetación exige.

"Hoy puede asegurarse, debido a las circunstancias fa– vorables que reune esa línea que su servicio y mantenimien– to por año, incluído todo gusto costará aproximadamente

$ 11,000.00, Y que el producto de los partes telegráficos pri· vados ascenderá a $ 8.000.00, resultado que por una pequeña suma de $ 3,000.00 anuales se trausmitirán todos los des– pacItOS concernientes al servicio público, y que las principa. les poblaciones de la República tendrán a su alcance uno de los mejores agentes del progreso, pagando por su uso un precio tan bajo en la transmisión de despachos, como tal vez no existe en ningún otro país.

, , . "La administración está reglamentada por el decreto de

25 de noviembre próximo pasado (1876), y por contrato de

24 del mismo, se halla actualmente a cargo del activo e in– teligente constructor de ella, señor don Federico Mora. En ese decreto el Gobiel'no tuvo especial cuidado de consignar todas aquellas condiciones de libertad, orden, seguridad, ba– ratura, sencillez e inviolabilidad de la trasmisión de la co– rrespondencia telegráfica, que están llamadas a dar a este nuevo servicio público toda la popularidad que requiere el afianzamiento de futura existencia." (102)

La construcción se hizo con rapidez. Ayudó a esto la anticipada distribución de los postes y el entusiasmo del pú– blico que comprendía la importancia de ese progreso. En San Juan del Sur la Oficina del Telégrafo se abrió el 16 de marzo; en Rivas, el 20 de abril; en Nandaime, Granada, Ma– saya y Managua, el 3 de agosto; en Nagarote y León, el 20

del mismo mes; en Chinandega y Corinto el 3 de octubre. En León produjo inmenso entusiasmo la llegada del Telé– grafo. El Senador encargado de 1 aPresidencia don Pedro Balladares recibió telegramas de felicitación del Obispo, de las autoridades y de los principales vecinos. Don Pedro Joa– quín Chamorro, General en Jefe y verdadero autor de aquel

(102) Emilio Benard, Memoria de Hacienda de 1877, pg. 36.

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