Page 80 - RC_1968_05_N92

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alojándolos en el propio Palacio Nacional, donde vivía la fa– milia del mandatario.

Dos días después del siniestro supo éste lo que aconte– cía en Managua, y no antes porque se había interrumpido la línea telegráfica recientemente instalada. En el acto se pu– so en camino para la capital, donde los afligidos moradores lo aguardaban con verdadera ansiedad y esperanzas. Sus Ministros don Emilio Benard y don Isidoro López habían ya dictado las prindencias más Importantes que me– recieron la aprobación del Presidente. Continuó ésta hacien– do diligencias para l'emediar los males de la catástrofe, y en– tre las medidas que tomó se puede citar como muy acertada y justa la derogatoria del empréstito forzoso decretado el 20 de abril de aquel año, en consideración a aliviar a los damni– ficados, y porque los conatos de guerra exterior se iban di– sipando.

Fue un consuelo para los nicaragüenses que de las otras secciones de Centro América, á pesar de las amenazas de guerra, llegaran oportunos auxilios a los perjudicados con el aluvión. El primero en mandarlos fue El Salvador, y no fal– taron ni de Costa Rica con estar tan agresivo su gobierno hacia el de Nicaragua, ni el de Honduras a pesar de las difi– cultades financieras en que la tenían enredada las últimas contiendas en su territorio.

Con el fin de evitar otro aluvión se abrió un cauce al Occidente de la ciudad para el desvío de las aguas. Al mismo tiempo que esta calamidad, la langosta, que se multiplicaba de modo pavoroso, amenaza,ba impedir la obra de progreso emprendida por la benéfica administración de don Pedro Joaquín Chamorro. El Gobierno dictó medidas enérgicas y oportunas para acabar con la plaga que estaba ya destruyendo las cosechas del próximo año, y se vió al Presidente en persona salir al campo con numeroso acom– pañamiento a dar el ejemplo en la obra de destrucción del pernicioso acridio.

LABOR PROGRESISTA DE LA ADMINISTRACION DE DON PEDRO JOAQUIN CHAMORRO

Hemos visto las inmensas dificultades que tuvo que ven– cer el Gobierno de don Pedro Joaquín Chamorro en sus dos primeros años de administración. Reseñamos ahora los nu– merosos y grandes progresos que llevó a cabo, algunos de ellos en medio de aquellas casi insuperables dificultades, progresos que justifican esta frase del P. Bernardo Portas S. J., en su compendio de la Historia de Nicaragua, pg. 156: "El Gobierno de don Pedro Joaquín Chamorro ha sido uno de los más fecundos en bienes que ha tenido Nicaragua." Desde ellO de eneto de 1877 don Pedro Joaquín Cha– morro había reasumido sus funciones de Presidente: gran regocijo causó esta noticia en toda la República y principal~

mente en León y Granada. El Presidente, al recibir el po– der del Senador encargado D. Pedro Balladares, tuvo justas frases de elogio para la conducta patriótica y los esfuerzos que hizo éste por la salvación del país. Más tarde, en el mes de marzo, el Congreso consignó "un voto de gracias a los ciudadanos Presídente don Pedro Joaquín Chamorro y Senador don Pedro Balladares por la conducta administrativa observada en el bienio anterior, y especialmente· por el tino con que condujeron al país en las pasadas emergencias." Siendo ya más lejanos los peligros de una guerra, el Pre– sidente Chamorro comenzó a moderar las cargas que para conjurar la amenaza pesaban sobre el país, y con ese objeto decretó el 15 de enero que desde el principio de dicho mes quedaba derogada la ley del 8 de mayo de 1876, en virtud de la cual se l'ezagaba una cuarta parte del sueldo de los empleados para aplicarla a gastos de guerra; en consecuen– cia, desde enero de 1877 se les comenzó a pagar íntegramen– te sus salarios.

Estado del Tesoro y Crédito de Nicaragua. El estado del Tesoro en el bienio de 1875 a 1876 fUe floreciente: pues, a pesar de tantas dificultades, de las amenazas de guerras, del alistamiento de un ejército, y de que no se colectaron en el primer año más de 60 mil pesos debido al diminuto derecho de aduana, los ingresos sólo descendieron unos treinta y tan– tos mil pesos de lo colectado en el bienio anterior, el que había producido más hasta entonces.

Las erogaciones fueron ingentes. Basta decir que sólo en el ramo de guerra se gastó la suma, inmensa en aquella época de $ 756,970.85. Hemos de notar sí una circunstancia especial y digna de ser imitada. El decreto del 3 de febrero de 1876 asignó la suma de $ 20.000.00 para inversiones re-

servadas del Poder Ejecutivo; pues bien, no obstante los grandes gastos que tenía que hacer el Presidente en vista del conflicto y de la catástrofe que casi arruinó a Managua, só. lo se tomó de esos $ 20.000.00 la cantidad de $ 7,836.90. Al mismo tiempo que estas fuertes erogaciones salían del Tesoro, el Gobierno pagaba religiosamente sus deudas inter_ na y externa. Se satisfacían las contraídas en los dos años antes de 1875 y 76, se pagaba el cupón de la deuda federal

y lo que aun quedaban por saldar de la contraída con motivo de la guerra civil de 1854. Sus empleados, guarniciones, in– válidos y montepíos todos estaban pagados al día.

,Con ese motivo Nicaragua mereció ser citada como el único país de Centro América que cumplía con sus compro_ misos. He aquí cómo los acreedores de Nicaragua dan cuen– ta al Ministro de S. M. Británica de su misión por estos países.

"Londres, junio 8 de 1877.

"Mi lord: La República de Nicaragua se comprometíó con los tenedores de la antigua deuda federal a pagar las dos duodécimas partes que se le asignaron, dando obligacio– nes pagaderas en dos plazos.

"Tengo el placer de informar a su Señoría que las que vencieron el año próximo pasado han sido pagadas a su pla. zo en esta oficina.

"El Gobierno de Nicaragua ha remitido los fondos para las que vence este año, a pesar de muchas circunstancias ad. versas, inclusive la destrucción de tres quintos de Managua la ciuda(l capital, por una inundación de lodo que se exten– dió una milla de ancho por más de diez pies de profundidad, como puedo atestigual' yo personalmente.

"Descansando en promesa del Presidente Chamorro es– toy cierto que el tercer plazo que vence el año entrante será pagado prontamente.

"Como muchas de estas Repúblicas han adquirido una desgraciada notoriedad por irregularidades en el cumplimien. to de sus compromisos financieros, siento que sólo a Nica– ragua corresponda la mención qlle llago a Sil Señoría por su dignidad y honradez.

"Me suscribo de su Señoría su más obediente servidor,

(f.) EDW. HASLEWOOD Al muy Honorable Conde Derby."

y más tarde:

"193, 194, 195 Gresham House, Old Broad Sto Londres 15 de febrero de 1878.

Estimado señor: Tendré mucho placer en asegural' al Mi– nistro de Negocios Extranjeros (de Inglaterra) que la Re– pública de Nicaragua bajo la Presidencia de Ud. ha cumplido fielmente las obligaciones que le tocaron en la liquidación de su parte en la antigua deuda centroamericana con los bonos Que fueron presentados para su aceptación en el mes de marzo de 1875, es decir hasta el 11/16 del total y que tengo toda confianza en que los otros serán análogamente reconocidos de buena fe cuando se encuentren y sean pre– sentados.

De Ud. muy sinceramente,

(f.) EDW. HASLEWOOD A S. E. el Sr. Presidente don Pedro Joaquín Chamorro, Nicaragua."

Por decl'eto ejecutivo de 16 de noviembre de 1878 se creó la moneda de a centavo para facilitar las pequeñas transacciones, llenando así una necesidad largo tiempo re– clamada por el público. La nueva moneda era de un metal con 3/4 de cobre y 1/4 de níquel; tenía circulación forzosa, pero nadie estaba obligado a recibir en cada transacción más de 20 centavos, excepto las oficinas públicas que lo de– bían recibir sin límite. Se acuñaron quinientas mil mone– das, o sean cinco mil pesos en centavos. Costó al Gobierno esta moneda la suma de $ 4,900.00 pesos plata, de manera que su costo y valor representativos eran casi iguales, lo que quitaba a la innovación todo aspecto de negocio.

Esta moneda de a centavo tenía, según lo afirmaba el Ministro Benard, un valor intrínseco muy superior al centavo de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y otros países. En la Memoria de Hacienda del último bienio de la ad– ministración de don Pedro Joaquín Chamorro, el Ministro don Emilio Benard nos da idea de la rapidez con que aseen-

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