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de cosas en Centro América y particularmente de El Salva– dor (94). Con este motivo, don Anselmo H. Rivas, en nota del 25 de noviembre de 1876, al contestar ese cargo expone de una manera brillante el programa que el Partido Conser– vador de Nicaragua venía desarrollando sobre la libertad de imprenta desde la administración del Gral. Fernando Guz– mán, programa al que dicho Partido fue fiel a través de

todos los inconvenientes y peligros, mientras estuvo en el poder. He aquí el l?árrafo a que nos referimos.

"Debo a V. E. una explicación respecto del tono irritan– te de la prensa de esta República contra el orden político y los Gobiernos de los Estados, de que V. E. hace mérito al expresar. los .s~ntimientl~s generoso~ del. pueblo salvadoreño

y sus disposIcIOnes amigables hacia Nicaragua, manifesta– ciones que el de esta República acepta como una prenda de paz y de concordia entre ambos países y sus respectivos Go– biernos.

'~La prensa, señor, según nuestra carta fundamental, es libre, absolutamente libre: no tiene previa censura ni persecu– Ciones subsiguientes. Cada cual escribe como le parece más conveniente en defensa de sus intereses o de sus opiniones con total independencia no sólo del Gobierno que es por l~

regular el blanco de sus tiros, sino también del círculo o par– tido cuyos intereses pretende servir. Por eso no es extraño ver producciones de la prensa en el mismo sentido político contradictorias en sus apreciaciones, revelándose así la falt~

de unidad en su pensamiento y dirección. La prensa libre en este país es un palenque donde los partidos políticos se disputan el terreno a sangre y fuego, y en el que cada uno de los adeptos se cree con derecho a arrojar su dardo al gru– po opositor. En las pasadas circunstancias han luchado en– carnizadamente dos partidos: uno propendiendo a señorearse del poder, y otro a sostener al gobierno para impedir la subversión del orden público. Los unos insultan, calumnian y deprimen al gobernante y a sus amigos, ensalzando y enalte– ciendo a aquellos de quienes esperan auxilio y protección o a quienes desean hacerse propicios; los otros se creen ao'to– rizados para combatir a sus adversarios por todo medio, cre– yendo muy conducente a su propósito dirigir sus ataques a todos aquellos a quienes consideran como sus más fuertes auxiliares.

"Sensible es, señor Ministro, que la prensa libre, debido sin duda al estado incipiente de nuestra civilización, no siem– pre se haya colocado a la elevación a que la llama su auaus– to ministerio, empleando en sus censuras y apreciacione~ el lenguaje templado y decoroso que corresponde a los grandes intereses encargada de defender.

"Espero que V. E. hará justicia en este punto a Nica– ragua, en cuyo modo de ser político entra como condición esencial la libertad de imprenta con todos sus deplorables excesos.. y contra la cual nada es permitido a su Gobierno. ."SIrva esta explicación, señor Ministro, para poner a mi Gobierno a cubierto contra toda suposición de sugestión o aplauso de esas publicaciones virulentas, que siempre ha mi– rado con desagrado, aun cuando lleven el designio de defen– derle, por c.opsiderarlas dañosas a la libertad de la prensa, cuya rel?reslOn provocan, con peligro de las otras garantías a que sirve de salvaguardia, y porque más bien desvirtúan las cau.sas que se proponen sostener. No sólo los gobiernos y particulares de otras repúblicas han tenido que quejarse de e~ta cIase. de escritos; sino que también en el seno de es–

t~ mls~o palS, se ha levantado muchas veces un grito de in– dllrnaclon contra tales abusos que se han considerado de fa–

tal~s trascendencias. Pero el Gobierno ha considerado menos peh/íroso a las instituciones republicanas este mal, cuyo re– mediO se espera de la civilización, que las medidas represi– vas; y por esta razón expuso al Congreso de 1871: que "es–

~os dabusos debieran c~rregirse mas bie~ P?r la censura i1us– Ira a .de la prensa misma y por la energlca reprobación de a SOCiedad, que por actos represivos del poder público." (95) a 1 GUatem.ala, parll; <;lemos~rar que Nicaragua había faltado

iI a ~eutrahdad, exhlbla copia de un telegrama de D. Anselmo

c~l Rdvas .¡n ~ue éste !!,parecía ofre~iendo auixilios al Maris-q u d?nzha ez, pero Rlvas demostro de modo incontestable e IC o telegrama era falsüicado.

qu Así terminaron, a fines de 1876, los conatos de invasión

és~ amenazama~ a Nicaragua; y seguramente no hubiera . alcanzado m la paz que luego reinó completamente ni el

(94) Igual queja present6 el Gobierno de Guatemala.

(95) Memoria de RR. EE. de 1877, pg. 80.

PF.ogreso a _que la impulsó la benéfica y fecunda administra– clon del senor Chamorro si hubiera estallado aquella guerra que con pr~texto del ideal nacionalista, no tenía por objeto

r~alme!Ite smo establecer en el poder de Nicaragua al Par– tido Liberal.

Para que se comprenda mejor la actitud de don Pedro Joaquín Chamorro con el Gral. Justo Rufino Barrios tras–

cr~bimos a continuación las siguientes cartas que denotan aSlmism.o las .~dtas dotes diplomáticas y políticas del gober– nante mcaraguense.

"León, noviembre 29 de 1876.

"Sr. D. Francisco Huete.-Guatemala.

"Muy señor mío y amigo: He tenido el placer de recibir las dos apreciables cartas de Ud. de 30 de octubre y 18 del corriente, y mucho celebro el que su salud haya mejorado Ojalá vuelva Ud. cuanto antes completamente restablecido.•

"1\g~adezco a Ud. la. oficiosid~d ~on que ha trabajado en el ammo del Sr. BarrIOS para InclInarle a un inteligen– cia cordial con mi Gobierno. Mi disposición en este sentido no puede ser mejor, porque desde que comencé a pensar y a tener alguna ingerencia en los negocios públicos, todos mis pasos se han encaminado a establecer la paz sobre bases du– raderas, y he mirado siempre la guerra y las desavenencias c0!110 una dolorosa extremidad que sólo puede aceptarse por eVitar males mayores, como el de 1856 cuando Walker la pérdida de la independiencia; en 1863, la de nuestras i~sti­

tuciones; y en las presentes circunstancias, la de nuestra dig– nidad nacional.

"Con el Sr. Barrios no me costaría el menor esfuerzo lle– gar a esa inteligencia, porque al ascender al poder recibí del Sr. Cuadra especiales recomendaciones en el sentido de culti– var las cordiales relaciones que él dejó establecidas y que yo procuré mantener en el mismo pie, limitándome, en los pasados conflictos, a esperar los acontecimientos y a prepa– rarme para cualquiera emergencia.

"Ud. ve, pues, que en mis antecedentes respecto del Sr. Barrios, lejos de haber motivos de prevención, los hay de simpatía; pero francamente creo que Ud. en su vehemente deseo de que se restablezcan las buenas relaciones entre los dos países, ha interpretado mal las expresiones de cordiali– dad que Ud. me trasmite y que sin duda le han sido dirigi– das por esa c~msideración personal debida al huésped, y a la que nunca falta la sociedad guatemalteca. Mi creencia se funda en que, si existieran las disposiciones de que Ud. me habla, se prepararía el terreno muy de otro modo que como lo hace el Progreso guatemalteco, personalizando la cuestión con insultos, calumnias e invectivas contra mí y contra el Sr. Rivas.

"Ud. sabe muy bien que esos insultos en falta de razo– nes y documentos para destruir cargos que el mismo Minis– tro de Estado no pudo contestar, son impotentes para afec– tarme; pero me llama la atención que, en ese país donde no hay libertad de imprenta, y donde erradamente se me atribuye un poder soberano sobre la prensa de Nicaragua, poder que no tiene ni el Congreso,. haya podido publicarse

u~ escnto que excede con mucho a las emanaciones pestilen– cIales de nuestra prensa; y que, según el fárrago de dicterios que hace veces de razonamiento en el artículo, se deduce ló– gicamente que ha sido elaborado de orden superior. "Es ~rtículo, má.s que a mí, ataca la garantía de la pren– sa cuya independencia es absoluta; y es un absurdo deducir de que en las pasadas circunstancias no haya sido mi Gobier– no objeto de sus ataques, que ella obraba a impulso de éste; siendo la consecuencia legítima de este hecho tan notable que el país estaba identificado con su Gobierno en la defen– sa nacional; y sin embargo, le atacó duramente por su po– lítica de abstención seguida contra la generalidad de la opi– nión pública, cuyo órgano autorizado es la prensa libre en toda cuestión que afecta la honra y la seguridad de la Na– ción. Tanto más lógico es pensar así, cuanto que todos los enemigos del Gobierno estaban fuera del país, y a pesar de haber entre ellos escritores de nota, jamás se atrevieron a escribir en contra de la causa de Nicaragua con excepción de algunos adocenados que escribieron en el Correo de Libe– ria.

"Estas son mis impresiones. Ojalá sea yo el equivocado,

y logre Ud. su deseo que también es el mío.

"Remito a Ud. mi Manifiesto a la Nación de 15 de mayo, al ponerme al frente del Ejército. En ese documento verá Ud. que toda la cuestión de mi Gobierno era con Costa Rica, y que no se menciona a Guatemala a pesar de datos irrecu– sables que tenía de sus hostilidades. No podía convencerme

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