Page 70 - RC_1968_05_N92

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que, como .4ije en mi discurso inaugural: "el ciudadano se debe enterainente a la República, y como soldado fiel a su consigna, debe aceptar sin murmuración el puesto que se señale, por peligroso u oneroso que sea.

"Por mi parte os aseguro que antes de consentir en la humillación de la patria, estoy dispuesto, dando cumplimien– to a mis deberes de Magistrado y satisfaciendo mis propios sentimientos de nicaragÜense, a colocarme aun en la más de– sas,trosa extremidad. Vengan en horabuena los enemigos de Nicaragua, y vengan en el número que quieran. Estoy se– guro de que este pueblo, que jamás ha dado motivo de queja a ninguno de sus vecinos se levantará en masa compacta para defenderse contra sus injustos agresores y los sabrá escarmentar,

"Tengo confianza de que la Divina Providencia, que vela por la suerte de las naciones, tomará bajo su protección la nuestra que aleccionada en sus pasadas desgracias, se con· duce con cordura y marcha tranquila, sin inferir injuria a ninguna de sus hermanas en persecución de su propio bien· estar y engrandecimiento,

"Pero si la suerte de los combates nos fuere adversa; si debiese ser sometido a una dura prueba un pueblo sobrio y laborioso que a nadie provoca, que venga a dominar sobre escombros y a presenciar como sucumbe un pueblo libre, "No desespero de que pueda aún surgir un pensamiento de paz que ahorre a Nicaragua y a Costa Rica un funesto e injustificable derramamiento de sangre, y, lo que sería peor, el encono profundo que éste engrendraría y que haría la lucha interminable. Se funda mi esperanza en el cambio de admi. nistración que es probable se h'aya verificado en la vecina República, a cuyo favor pueden tomar los negocios un giro más satisfactorio; en la sensatez comprobada de aquel pueblo y sus sentimientos eminentemente pacíficos; y en hallarse actual· mente reunido el Congreso de aquel país, que también es ad· verso a la guerra, Por mi parte estoy dispuesto a no perder la más pequeña coyuntura que se presente para evitar a estos dos pueblos los terribles males que los amenazan.

"Pero si desgraciadamente prevalecieren las disposiciones bélicas del señor Guardia y llegare a consumar su inícuo pro· yecto de ensangrentar estas Repúblicas inocentes, estad se· guros de que el Ejército de Nicaragua irá indignado a pedir· le reparación por los gravísimos males que ha causado a nuestro país en más de cinco años de agitaciones y zozobra en que le ha mantenido.

"Jefes Oficiales y Soldados del Ejército: el Gobierno cuenta con vuestra decisión, vuestra lealtad, vuestra subor· dinación y vuestro patriotismo. El espera que en esta vez no desmentiréis vuestros honrosos antecedentes y que sabréis escarmentar a los que osen profanar el suelo de la patria, como lo hicísteis en otras épocas en los campos gloriosos de San Jacinto, Jocote y San Felipe.

"Dejo encargado del Poder Ejecutivo al honorable ciu· dadano don Pedro Balladares, Senador por el Departamento de León, quien, con su energía y patriotismo, sabrá dictar las medidas que"'exija la situación y proveer a las necesida. des del Ejército. El premiará también dignamente a los que se distingan en la campaña.

"Vuestro amigo, Pedro Joaquín Chamorro. - Managua, mayo 15 de 1876".

El General don Joaquín Zavala fue designado para man– dar el Ejército que acampaba en la frontera de Costa Rica mientras el propio señor Chamorro marchaba a León y s~

ponía frente al Ejército del Norte. Antes de partir expidió la siguiente:

"Orden General del 4 al 5 de junio.-Servicio el de cam· paña.-Jefe día para hoy el Coronel don Eduardo Montiel

y para mañana el que se nombre. ' "Jefes, Oficiales y Soldados: La Patria amenazada en sus más grandes intereses os ha llamado en su defensa. Vuestra propiedad, vuestros hogares, vuestras familias están en peligro: nuestros derechos y nuestra libertad corren grave riesgo.

"Voy a compartir con vosotros todos los peligros de la campaña; y confío en que la justicia de la causa que soste. nemos pondrá de nuestra parte la vitcoria. Cuento con el valor ytriotismo que acreditásteis en la sangrienta lucha contra los filibusteros.

"Vepcer o quedar sepultados bajo los escombros de la patria sérá nuestra gloria; y no habrá dentro de vosotros, estoy s~guro, uno solo que aspire a merecerla.

"El Gobierno vela por, los interes,es de la Nación; y a nosotros Jefes, Qficiales y Soldados sólo nos toea obedecerle.

Tened presente qUé estando en servicio nos es prohibido de. liberar, y que de vuestro ,valor y disciplina dependen la glo. ria y felicidad de nuestra Patria........Chamorro." (79)

DESAPARECE El 'PEliGRO

El 8 de mayo de 1876 tomó posesión de la Presidencia de Costa Rica el Licenciado don AnicetO Esquivel en quien Guardia creia tener un instrumento. Se equivocó, sin embar. go, porque en sU mensaje de inauguración el nuevo gober– nante de Costa Rica se deelaró pacifista, dijo que la guerra era un azote y que no se concebía que pueblos civilizados y

cristianos sujetasen la decisión de sus diferencias al arbi– tramento de la espada.

El sentimiento de los costarricenses era ese; con excep– ción del General Guardia y sU circulo, todo el mundo estaba por la paz y los propósitos del señor Esquive! fueron salu. dados con aplausos de aprobación.

He aquí cómo se expresaba El Ferrocarril, periódico ill–

dependiente, sobre el Mensaje del Licdo. Esquive!. En el párrafo que vamos a trasCribir, se hace justicia a Nicaragua, pues claramente se da a entender que ella era la agredida: "Pero lo que más debemos aplaudir--(Jecía aquel dia· rio- es esa manifestación franca y espontánea con que dice (Esquivel): "No soy partidario de la guerra." Aquí ha sa– bido interpretar el sentimiento nacional. El pueblo costa. rricense la rechaza, la detesta, y hoy el Jefe de la Nación, que es el que debe mandar y manda, la cree como la peor calamidad con que el cielo puede castigar a los pueblos. Lue– go nada tienen ya que temer a este respecto los costarricen· ses, y deben estar tranquilos los hermanos de la Repl¡blica de Nicaragua".

"Yen otro lugar refiere que cuando el Presidente dijo: "No quiero la guerra", "un solo' aplauso se dejó oír en' to. dos los ámbitos de aquel concurrido salón", y luego el perió– dico insinúa que se mande a Nic;aragua un Ministro y no un espía para que arregle lás difetencias: "Seguros estamos -agrega-que el señor Chamorro, hombre civil y enemigo de las conquistas de espada, se entenderá bien con el ciuda– dano Presidente Licdo. don Aniceto Esquivel, hombre verda– deramente pacífico y conciliador." (80)

"Inmediatamente que tomó posesión, el Ledo. Esquivel envió la carta autógrafa de estilo al Presidente' de Nicara– gua; pero fue interceptada por los enemigos de la concilia– ción. (81) A pesar de eso, la administración del señor Chao morro, abundando en propósitos pacifistas, envió a don As,– censión Paz Rivas a Costa Rica en calidad de agente confi· dencial. A esta misión el' Presidente de la vecina República contestó con el Siguiente mensaje, franca expresión de sus nobles y elevados sentimientos:

"Costa Rica, San José 7 de julio de 1876.

"Excmo. Señor Don Pedro Balladares, Senador Presi– dente de la República de Nicaragua, Managua.

"Excmo. Señor: Amo a Centro América nuestra patria común y profundamente siento su situación azarosa, y las zozo.bras que se ~brigan por la inviolabilidad de 8118 diversa"s seccIOnes. Es mI deber procurar la paz y las mejores rela– ciones entre las pequeñas soberanías en que se halla dividida la antigua ~,onfederación, y h~ré cuanto de mí dependa' par~,.,

la consecuclOn de objeto tan Importante. ' . "Grato es para mí reconocer en el generoso corazón de V. E. los mismos sentimientos; y muy satisfactorio presen– tarle las más ~~nceras gracias por haber tomado la iniciativa de la necesaria concordia entre esa y esta República por su estimable de 20 del próximo pasado junio, y por el órgano honroso del Señor Don Ascensión Rivas, su digno agente confidencial.

"Pienso como V. E. que Nicaragua y Costa Rica no de· ben unirse, haciendo desaparecer para siempre todo motivo de resentimiento, de querellas y enojosos reclamos para el afianzamiento de un venturoso porvenir, y para la respeta– bilidad de sus derechos soberanos.

"He tenido verdadera satisfacción en recibir al aprecia– ble Señor Rivas, y en tratarle con la mayor confianza: él

merece bien la de V. E. que le dará entero crédito en cuanto le diga de mi parte, especialmente sobre mis íntimos deseos

(79) Publicados en la Gaceta de 1876.

(80) Reproducido en la Gaceta de 1876, pág. 195.

(81) Aal 10 IlllegUrá don A. H. Rivas, el<JlQ8lclón al Congreso, añó de 1877, página XiV.

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