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« Previous Page Table of Contents Next Page »aumento más acelerado de las importaciones sobre las exportaciones, lo cual ha venido a empeorarse última– mente por varias causas.
Por una parte, el natural crecimiento de las im– portaciones impulsado por el desarrollo del país y las aspiraciones de mejores niveles de vida de la población, se vino a agregar el efecto del proceso de integración con la libre importación de productos del área centro– americana, muchos de ellos no esenciales provenientes del exterior, pero envasados o empacados en países centroamericanos. Las torifas aduaneras que servían antes para contener esas importaciones, quedaron sin efecto y el fisco dejó de percibir además muchos in~
gresos.
Por otra parte, las exportaciones de productos primarios se han enfrentado cada año con más graves problemas de sobre producción mundial, fijación de cuotas de exportación, y últimamente se han añadido problemas a la producción algodonera con las sequías y las plagas.
Lo conjugación de todos estos fenómenos adver–
sOó ha sido la causa del creciente déficit en cuenta corriente de nuestra. balanza de pagos.
De esta manera la dependencia que mantiene nuestra economía de los ingresos netos de capital pro– veniente del exterior, es cada día más grande, mien– tras que paralelamente nuestra capacidad de endeu– damiento se reduce con relativa rapidez.
Por otro lado, este problema de por sí ha alcan– zado ya elevadas proporciones no parece encontrar perspectivas de mejoramiento a corto plazo. Por el contrario, hechos como los resultados de la rueda Kennedy, las conclusiones de la Segunda UNCTAD, los tendencias de la política comercial que sigue la comunidad económica Europea, y la posibilidad real de que los Estados Unidos adopten mediads restricti– vas a sus importaciones revelan la existencia de cir– cunstancias en el panorama Internacional, que bien podrían agra-var aún más la crítica situación económi– ca porque atraviesa nuestro país.
En este sentido, el establecimiento de condiciones más razonables para el desarrollo de nuestro comercio exterior sigue constituyendo el elemento esencial para asegurar en Nicaragua un proceso satisfactorio y sos– tenido de crecimiento económico. Ha de verse con toda claridad que de no alcanzarse tales condidones, ,dicho proceso de crecimiento no podrá avanzar ma– yormente, y que esta situación podría ser compensada en parte con volúmenes, términos y condiciones más favorables de financiamiento externo.
Preocupa hondamente esta situación, por cuanto su continuada vigencia ha reducido en gran medida la eficacia de nuestras acciones para satisfacer cre– cientes e impostergables necesidades derivadas de nuestro rápido crecimiento demográfico, de las aspi– raciones cada día mayores de nuestra población y de la 'necesidad de ir estrechando gradualmente la brecha que nos separa de los países que ya disfrutan de mejo-
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res niveles de vida. Pero también preocupa esta si– tuación, por cuanto su existencia ya no afecta sola– mente el comportamiento de nuestras economías na– cionales, sino también, y de modo muy apreciable, el
funcionamiento y las posibilidades de progreso de nuestro movimiento multinacional de integración eco– nómica.
En efecto, el Mercado Común Centroamericano, que durante sus primeros cuatro años pudo crecer rá– pidamente a favor de una relativa prosperidad en el sector externo tradicional, ha tenido que operar du– rante los dos últimos años dentro de condiciones limi– tantes cada vez más agudas. Tales condiciones no solamente han reducido sus posibilidades de creci– miento, sino también y ésto es acaso lo más importan– te, han dificultado el eficiente e ininterrumpido fun–
cionamiento del libre comercio y de la equiparación arancelaria.
Las repercusiones de la situación fiscal y de ba– lanza de pagos sobre el Mercado Común, han cons– truido desde hace dos años el problema más urgente e importante de nuestro programa multilateral. Por ello, nuestros esfuerzos se han venido orientando ha– cia la adopción de médidas conjuntas, de alcance regional centroamericano, que contribuyan al fortale– cimiento de las polí:ticas que cada país sigue al nivel nacional en esta materia. A este respecto, es satis– factorio informar que los trabajos realizados durante los últimos doce meses por el Consejo Económico, el Consejo Monetario y los Ministros de Hacienda de Cen– troamérica,' nos han permitido avanzar apreciablemen– te en el esclarecimiento de estos problemas y en la formulación de algunas de las soluciones que requeri– mos. Esperamos que las medidas que están haciendo falta puedan entrar en vigor de inmediato y que la puesta en marcha de tales medidas será eficaz para la consecución de los objetivos que persiguen, y produ– cirá un acervo de experiencia muy útil para empren– der y alcanzar después tareas y objetivos más ambi– ciosos de integración económica.
Cabe mencionar que se están adoptando ya las medidas monetarias y fiscales necesarias, fomentando un mejor uso de los recursos crediticios y orientando el crecimiento del crédito hacia actividades de alta prioridad pora el desarrollo, racionalización del gasto del gobierno central y de los entes autónomos, para mantener las importaciones a niveles razonables y ha– cer de esta manera un uso más discriminado de los recursos provenientes del comercio exterior.
Dentro de la política general de desarrollo, la agricultura está recibiendo una atención muy especial
ya que se le considera el sector básico, donde en nues– tra etapa actual descansa el futuro de la economía nacional. Para este fin, todas y cada una de las obras del gobierno, se están ejecutando con miras a poner a nuestro país en las mejores condiciones com– petitivas, mejorando la infraestructura económica y las facilidades de almacenamiento y comercialización.
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