Page 67 - RC_1968_05_N92

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'¡¡Finalmente, dice V. E. que la impórtimcia qUé en estos últinios', ~lempos ~\a: ,adquirido Costa ~ica y el ineludiblt;cur. so" de I~ aconteCimientos; pueden obhgarla una ve;¿ a eJercer la iJifluencia que le corresponde en los asuntos. generales de Centrb América Y ,~ebe prepararse para ese evento: con tal propósito tiene a bien V. E. hablarme sobre el proyecto de formar. una sola República de Nicaragua y Costa Rica, vista la situ'áeión de guerra en que se hallan las otras del Centro la 'ri'Cc'~sidad en que está constituida Costa Rica de prepa·

~arse p~ta todo evento y Nicaragua de precaverse para lo futuro. "

"Al 'contestar. a V. E. me permito detenerme un tanto en e(pféá.mb~lo dé su .estim~ble carta: así lo demandan el hoitory;dlgmdad de .ml patria, los deberes que de ella me hl!. impuesto ~l encargarme .la. dirección de sus más vitales interet>es' Y mis propios sentimientos.

, '¡No quiero. pensar que en ese preámbulo haya una ame· na21a 'a. ,':Nicaragua, porque trata. de sostenel' por las vías pa–

cífieÍl's' ;''dll la discusión diplomática lo que consiMra pertene·

éérl~'\'de' derecho; y me complazco más bien en ver que fU . aprec!ª~le carta c~nt!ene expre~~o,!,es de unión. y de amis· tad.Pero los sentimIentos patnotlcos que mOVIeron a V. E. al expresar aquellos conceptos, son los que me obligan tamo biéu a manifestarle: (~ue Nicaragua ni ha pensado en de· mandar de Costa Rica, sino lo que estima de jlJsticia, ni retiene cosa alguna que pertenezca en común a Celltroaméri– ca. Desde que los cinco Estados de la antigua Federación rompieron fatalmente el lazo que lps unía y se constituyeron en nilcíones soberanas e independientes, desapare,ció la man– comuilidadde derecho que antes existía y cada uno .posee ex– clusivá'mt!nte lo que le da la naturaleza o adquiere por la 'in· dustria; Y la única herencia que pudiéramos reclamar los centroameriCanos, unos de otros, es la de una fraternidad emllncipada, sin otros derechos que los que recíprocamente quieran concederse, a impulso dél sentimiento de unión que no podrá extinguirse, sin romper los vínculos de la natu-raleza. - _ "Esos mismos son los principios Que Costa Rica ha pro– fesado. Me permitirá V. E. rl-'Cordarle que Nicaragua, que· riendo conservar en buenas condiciones la navegaéión del Río de 'San Juan, quiso echarle las aguas del Colorado; y que Costa Rica se lo impidió, alegando derechos exclusivos. En–

tonces fué que Nicaragua, a pesnr suyo, se vió constituída en la necesidad de reclamar formalmente los límites que le pertenecen, no por las armas ni derramando la sangre de los nicaragüenses y costarrimensés. sino por la vía legal y hu– manitaria de la cJiscusión y el arbitramento.

"Si V. E. se sirve fijar un p~o su atención en la corres· pondencia de este Ministerio, no dejará de ver que nada pide Nicaragua a Costa ica que no esté comprendido dentro de los límites de la legalidad y la justicia. Cualquiera (lue sea el carácter de las respectivas pretensiones, pienso ingé– llull,mente que no corresponde ni a uno ni a otro Gobierno la facultad de calificarlas, haciéndose justicia por sí mismo,

y que si algo pudiera colocar fatalmente a los dos países en lll.situaéión azarosa que V. E. teme con tanta razón, sería

üll'a exigencia de esa naturaleza. -

"Para evitar semejantes escollos y conservar la amistad

~~ue nunca debiera dejar de existir entre las dos Repúblicas, a propuesto este Gabinete el arbitramento sin limitación nin.guna, y lo hIa propuesto con insistencia porque así está esbp'ulado )IOr el Tratado de Amistad y porque es el medio pac!flco y humanitario a (IUe puede ocurrirse, ya que no es POSible un avenimiento espontáneo entre los dos Gobiernos. "Cuál es, pues, la exigencia infundada de Nicaragua? , "Mientras este Gobierno se lisonjeaba en zanjar las di· flcultades por ese medio amistoso, él de esa República decla– ra que pone punto a la discusión: que no habrá arbitramen– to I?ar~ la, cuestión de límites; y que seguirá poseyendo el terrItoriO disputado. Y esa declaratoria hostil en todos con· ceptos, vino acompañada de artículos altamente injuriosos pa– ra el pueblo y Góbierno nicaragüenses consignados en la prensa semiofiCial de esa República. La conducta de estos

p~eblos ha sidó la de oponer a la injuria un profundo silen–

CIO; r

la del Gobierno, la de dar cuenta al Congreso para que el le señale el camino que debe seguir en el conflicto en que nos coloca la decisión dé ese Gobierno.

~l "Paso a tratar del principal objeto de la carta' de V. E.

t . ·f·ensamiento de unión de las dos Repúblicas es' muy pa· no leo. Acaso recordará V. E. que el Honorable señor

pa~ra le PJ:ópuso. ese, medio de, zanjar las düicultades en

88: to1tferel\cias que tuvieron en Rivas el año de 1872. V. E.

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no lo estimó ent~nces conveniente. ,Por mi, parte lIeclaroa V. E. que me ,adheriría gUstos~ al p~!..\Samiento, sino. fueta qi,¡e las circunstancias mismas ~n q~e se encuentra.' Centró América y las particulares de éSta Repúblicá,presentan ohs.

táculos muy dignos de tomarse ~n consideración. ,', " "La Constitución )' algunas l~yes posteriores f~l;ultan al Gobierno para concurrir a la reorgimización de Centro Ani.é, rica; pero no para formar nacionalidades aisladas, ,excluyen– do algunas de las otras Repúblicas hermanas. Esta _medida tal vez al)arecería en las actuale!¡ Circunstancias conti-adicto: ria; porque, al paso que todos' lps Gobiernos comprometidos

a Ulúrse poco a poco tienen actualmente ac¡:editadOl!l 8US Mi, riistros en Guatemala, arreglando la manera. de a$imilar lós intereses y de reconstituir la Nación centroamericana por medios razonables y pacíficos, Nicaragua y Costa Rica apa– recerían rompiendo en la cuna la unidad que se organiza. Además, este Gobierno carece de motivos para pensar que no se obra con la rectitud y buena fe que son de esperarse de la honorabilidad de los Gobernantes que .aceptaron la in– vitación del de Guatemala y de los sentimientos de que todos están animados; y no podría PQJlel' a un lado sus compromi· sos sin incurrir en una falta de consideración hac;ia ellos, sin contrariar' la opinión genei'a] altamente pronunciada en favor de la unión centroamericana e infringir el texto ex– preso de la Constitución y las leyes. Para esto ~ería preciso obtener 'facultades del Congr~so; y dudo que fuera aceptado el l)royectó, en la espec;tativ'á de la unión general de que actualmente se trata.

"Por otra parte, la unión de las otras dos I~epúblicas

acaso 110 formaría, en la época actual, el núcleo parli lit agre– gación de las otras de Centro América; y más bien podría ser motivo de celos y desconfianzas, que dieran funestos re– sultados, como ha suc¡:dido otras veces.

"Recuerdo que el finado General don Gerardo ~arrios, a quien sin razón se atribuyó el propósito de organizar un Go~

hierno centroamericano por la fuerza, no pretendía otra cosa que la unión del Salvador y Honduras. Este pensamiento infundió recelos a Guat~mala y dió por resultado la guerra de 1863. El Gobierno de Nicaragua conserva actualmente muy buenas relaCiones con los de Guatemala, El Salvador y Honduras: no tiene por qué temer de ninguno de ellos; y pienso que recibirán como una ofensa indebida, el formar la Nación con 'Costa Rica, excluyendo a aquellas Repúblicas de la unión estipulada. Bastantes combustibles hay por desgra– cía en los pueblos centroamericanos; y no sería prudente agre– gar otros y otros que hiCieran general la conflagmción;' ani· quilando así los elementos de conservación y orden que po– seen y alejando las esperanzas de progreso, que con tanta justicia alimentan los pueblos. ' "Estas razones de interés general que V. E. se dignará calificar debidamente y corroborar COn las que de ellas se desprenden, ,me obligall a abstenerme por ahora del' paso que V. E. me propone. Reconozco el patriotismo que se lo inspiró; pero temo que por ser extemporáneo, produzca efec– tos contrarios a los que se propone y fueran de esperarse. "Por lo que respecta a las cuestiones de las dos Repúbli– cas, debo decir a V. E, que estoy íntiluamente convencido de que no es la espada quien pudiera resolverlas; sinpl la abne~

gación y el patriotismo de los Gobiernos. Ninguna de las dos Repúblicas podrá conquistar a la otrá, y sería una ilusión pensar que un triunfo efímero diera, en lo porvenir, la po– sesión tranquila de lo que se cuestiona. Si Nicaragua, ins– pirada por sentimientos humanitarios, se resigna a aceptar las eventualidades de un fallo arbitral, cualquiera que sea,

y a deponer sus pretensiones en aras de la justicia, mediante la decisión recta e impareial de un Gobierno amigo,

¿ por qué Costa Rica no hace lo mismo? ¿ Por qué apelar a la espada y consumir en una lucha fratricida y estéril los pocos elementos que poseen nuestros pueblos? Permítame V. E. recordarle que la vida de las nacionés, como la de los indivirluos, es por naturaleza de constantes sacrificios; y que por grande que sea un Imeblo, por poderoso que se con· sidere, no le es dado proceder en sus relaciones con los otros pueblos, por su simple voluntad, y sin consultar los principios de la justicia universal.

"Tengo la pena de manifestar a V. E. que la CoIlstitucíón me prohibe salir fuera de la República, y que además las ini– quidades en que se halla el departamento de Ch~luteca, per-, teneciente a Honduras; ·me han impuesto la necesida¡:}' de colocar una fuerza en la frontéra para evitar. que l~s suble– vados' moles~n a las poblaciones' de Nicaragua: e~ta,s cir– cunstancias demandan mi permanencia con$tan~¡ en esta ca·

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