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« Previous Page Table of Contents Next Page »y en consecuencia, se devolvió 10 ya colectado en virtud del empréstito forzoso.
Este hecho es altamente hom'osQ para don Pedro Joa– quín Chamorro, porque a un mismo ti-empo nos enseña que contaDa con el .apoyo de todo el país en el probable conflic–
to con Costa RIca, y nos demuestra la conJianza de sus con–
ciuda~an<?s en su ,~01n-adez, y que estaban seguros de que las contrIbuCIones sel'lan honestamente empleadas en la obra lle ctefensa nacional. (70) -
El' Presidente Chamorro, a pesar del consejo qlle le dió el senado consultor del 4 de febrero de 1876 v del cual aca– bamos de hacel' mención, se abstuvo 'una ver: más a cerrar las relaciones políticas y comerciales con Costa Rica, por varias razones, entre las cuales estaba la de no colocar al Ministro de Nical'agua en la Dieta CcntroamelÍcana que se– siona,ba en Guatemala, en una situación il'reg'ular respecto de sus otros coleg-as, entre ellos un Ministro de Costa Rica;
y porque se esperaba t.ambién que de aquellas conferencias saliera algo práctico en 'favor de la paz y armonía de los cinco Estados.
Nuev'imuinte don Pedro Joaquín Chamorro cnvió a Costa Rica como co.neo de Gabinet.e al Ledo. don Francisco 1'a– (liIla, quien llevaba por misión provocar un arreglo amistoso. Cont.estó GUárdia ilrotestando por los ínovimientos militares de Nicaragua y sobre todo por el decreto del 8 de febrero de 1876 que mandaba alistar un ejército de cinco mil hom:– bres. Don Pedro Joaquín Chamorro r~pondió a esas pro– testas del siguie¡ite modo:
"Managua, marzo 13 de 1876.-Señor General don Tomás Guardia, Presidente de la República de Costa Rica.-San .José, "l\Iuy distinguido señor y apreciado amigo:-Los con– ceptos de su estimable carta de 2 del presente mes, que me entregó el Señor Lcdo. don Francisco Padilla, y los informes verbales de este señor, me han dado a conocer que la sitUl!– cióri de armas en que actualmente se hallan las dos Respú– blicas es originada más bien de equívocas int('ligencirrs que de propósitos deliberados de los Gobiernos. En esta convic– ción, el bien de los pueblos, por el cual deben los Gobernan– tes Sacrificar 'toda consideración secundaria, vuelve a poner la pluma en mis manos para dirigir a V. E. la presente carta. "V. E. ha comprendido que el decreto de 8 dé febrero próximo pasado y las otras providencias dictadas para su ejecuCiÓ\l'nO pueden tener oti'o fin que el de la guerra con– tra Costa Rica.
"El mismo decreto expresa terminantemente el objeto que tuvo el Gobierno al emitirlo. No he pensado hasta hov en hostilizar a riing'una' de las Repúblicas vecinas; porque ni S{)n esos mis sentimientos, ni daria un paso semejante sin hacér previamente la correspondiente declaratoria de guerra y observar las preScripciones del Derech'o de Gentes. "Aunque en esta Repúl>lica se hizo valer como UD hecho que V. E. se dieponía a dar a los emigrados nicaragiienses rel:>identes en, esa, para trastornar estos pueblos, yo no aumen· té ni con un 'solo soldado la guarnición de Rivas, no obstante que tenía fuerzas reunidas en otros puntos; pero me ví eonR– tituído en la necesidad de hacerlo euando supe que V. E. aglomeraba fuerzas eu Liberia. S~ me ha informado que las ha h~cho' ascender al núm,ero de ochocientos a mil homhres: he creído que debo hacer lo mismo; y marchan tropas actual-mente a aumentar las de aquella ciudad. , "No obstante, muy satisfactorio ha sido informar por su estimable carta, de que le es doloroso tener <¡ue tomar una actitud 'que no se hermana con sus ideas ni con sus pro(uildas ,convicciones respecto a la guerra; AsegurQ a V. E. que yo 'uo abrigo sentimientos distintos y en tal supuesto entiendo que la reunión de fuei"zas en ambas Repúblicas es un hecho que sólo males innecesarios produce a los pueblos respectivos.
(70) Hubo sin embargo BUS c"cepciones en la oferta espontúnea. Do] añoB más tarde, en el calor :de la lucha. electoral El Termómetro pe– l'iódico liberal que dirigí;¡. en Rivas don osé Dolores Gámez. publica un artículo anónimo en que Be ataca esta di~Jlosición. Dice el anonimiata que aquella. contribuciones eran cori el pretexto del estado de guerra. que eon– minaban con In cQl1fí8(:at~Ón (prohíbiaa po l'la Constitución) en caso de no pagar, Y que varias propiedades fueron confiscadas y vendidas por menos de la décima parte de BU valor. Estos cargo¡¡ se de¡vanecieron con las si– l{Uientes razones" 1q--No fue pretexto el estado de guerra. sino necesidad imprescindible. 29-Noh\1bo confiscación, ya que esta. consiste en quifal' "\19 bienes a una. persona por castigo de algún delito y a.pllcarlos al Estado. 3q--La8 únicas propiedndea adjudicadas a la Nación como pago del em– préstit,\> fueron dos peqUeños solares y u'n potrero POlO la mitad de su valor en virtud de la referi<!aley de empréstitO. 'El propósito de El Termómetro era. desprestigiar- lit candidatura de' don Emilio Beriard a quien Joii' liberales cousideraban candídato ofícial.
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"Ya he dicho a V. R, que el decreto de 8 de febrero fue emitido para defender la República. amenazada, al lado de Honduras, por partidas que recorrían la frontera a las órdenes de hombres notoriamente desafectos a este Gobierno' y al de Liberia, por los emigrados alli exisientes, quienes, se: gún se decía, serían: auxiliadcs por V. E. '
"Aclaradas las cosas, y no proponiéndose V. E. hacer la guerra a Nicaragua ni yo a Costa Rica, ambas tropas pudie– ran ser retiradas sin peligro. Si hay en los dos confianza recíproca, como realmente la hay por mi parte, no d~J>e, pro– ceder a ese paso otra garantía que la de nuestra correspOn– dencia y la convicción de que cualesquiera que sean las cues– tiones que mantengan las dos Repúblicas, ellas tienen por ob-jeto el bien y no la desgracia de los pueblos. ' "Estoy dispuesto a hacer regresar las tropas ,de Rivas y
dejar sólamente la guarnición ordinaria, haciendo V. E. lo mismo con las de Liberia; y esto puede efectuarse. sirrtultá– ueamente, si, hallándosc dispuesto V. E. quisiese indicar el día.
"Soy de V. E., con toda consideración Atto. seguro ser; vidor, '
(f) P .•JOAQUIN CHAMO:RRO." (71) UNA PROPUESTA DE GUARDIA QUE NO FUE ACEPTADA
Mientras estas dificultades estaban pendie,ntes, el Pre– sident.e Guardia dirigíó al Presidente Chamorro el 14 de ene– ro de 1876, una carta personal, en la cual, a vuelta de pro– testal!e quC' está listo a defender con la. espada. los derechos de Costa Rica' y que no procede por miedo, 10 invita. a
que ambas Repúblicas formen Lma sola para acabar así toda di• ferencia entre ellas; qtle, al efecto, ambos Presidente se reunirían en Liberia; que allí organizarían un Gobierno Pro– visional; que los dos renunciarían, y el nuevo Gobierno con-vocaría una Constituyente. ' Don Pedro Joaquín Chamono recibió con la reserva del caso aquella extraña propuesta, observando, sobre todo, que el General Guardia. no quiso aceptar una idea semejante cuan– do se la propuso en 1872 el Presidente Quadra, (72) y no– tando su empeño en que la reunión debía ser en :territoi'io de Costa Ric;l; pero en lugar de manifestar esta. diferencia apoyó su negativa en motivos legales e históricos de much~
peso, los cuales están contenidos en la siguiente carta: "Managua, Enero 27 de 1876.-"Señor General don Tomás Guardia, Presidente de la RepúbHca de Costa Ricá...,-"Nluy dis– tinguido y apreciado señor:
El señor don Juan J. Borbón ha puesto en Dlis mallOS la interesante carta que Y. E. me ha dirigido con fecha 14 del presente mes.
"En ella se sirve manifestarme: ({ue acaso me SOl·pren· deré de que en el estado actual de relaciones entre los Go– biernos, que uno y otro presidimos, se dirija a mí de una manera privada y confidencial; pero que le mueve a dar ese paso un sentimiento patriótico y humanitario. '
"Después me dice V. E. que le haré la justicia de creer que no terne la guerra por lo que ella es eIl sí: que cuenta con cuantiosos elementos para dejar bien puesto el nombre de Ce·sta Rica: que si ,se sintiera débil, no me, haría oír palabras de paz y conciliación: que si teme la guerra es sólo por un sentimiento de humanidad; pero que, si por una des–
l!, racia inconcebible, yo insistiera en exigir de Costa Rica lo que no puede, lo que no debe ceder sin abjurar su digni– dad y sin renunciar sus derechos más caros aceptará la si· tuación en que se le colQque como una triste necesidad y
empuñará la espada sin remordimiento, con la conciencia de haber agotado hasta el último medio de evitarla sin menos· cabo de la honra nacional.
"l)espués tle hacer esa protesta de defender con la es– pada los derechos de Costa Rica, tiene a bien V. E. decirme: que esa República y la de Nicaragua son dos pueblos her– manos con idénticos intereses y con iguales aspiracioneS:
q~e sus actuales diferencias se reducen a poseer con exdu· slOn lo que a ambos pertenece: que todo el territorio cen–
t~oarnerica~o es nuestra herencia común; y que si ,por inciden– Clas nos dlsputamos hoy la parte de herencia de lo que a cada. uno creemos que le corresponde, no por eso, hemos re– nuncl:,d? la com';1~dad de intereses, y la esperanza de re– constltUlr la famllla y de poseer en común lo que a todos Y
a cada uno corresponde.
17l) Origínal, en el archivo tlel doctor ¡'edro Joaquín Chamorro, (72) Nota del Ministro de &R, EE:. A, H. Rivas (18 de Abril de 1872),
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