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« Previous Page Table of Contents Next Page »d01\ Agatón Solórzano: a La Libertad a don Eleodoro l\Io– rcira, don Macario Estrada, don José Olívares, don Vicente Alvarez y don Félix Pedro Solórzauo; y a la isla de Ome– tepe a los señores don Pío Castellón, Lcdo. don Pascual Fon– seca, don Pascual Salan1anca, don Serapio Orozco, don Dolo– l'es Rodríguez y don Aurelio Selva.
"Arto. 3o.-Los que quebl'anten el confinamiento serán extrañados de la República.
"Dado en Managua a 17 de noviembre de 1875. Pedro Joaquín Chamorro. Autorizó el presente decreto abstenién– dome de votar en lo l'elativo al señor Guzmán, Emilio Be– nard, Senador del Departamento de Rivas.-Autorizo el l)re– sente decreto, Francisco Avilés, Senador del Departamento de Granada.-Autorizo el presente decreto, Agustín Avilés, Senador del Departamento de Matagalpa. - Rosalío Cortés, .!IIinistro de Gobernación."
"Digno de notarse es que nunca en el aiio de 1875 fue declarada la República en estado de sitio, a pesar de que las conspiraciones existían y aun llegaban a los hechos como en San Juan del Norte. Declarar el estado de sitio era paso muy sedo en aquellos tiempos; cuando se decretó al estallar la revolución de 1869, hemos visto que el Gobierno se vió obligado a explicar a los ciudadanos la necesidad de aquella medida que se consideraba extrema, y se levantó después de un mes de haber concluído la guerra. Ahora el Gobierno podía castigar a los malhechiores sin necesidad del estado de sitio, de acuerdo con el Art. 56 de la Constitución. y por~
que procedía contra ellos con l)l'uebas fehacientes y abundan– tes.
"El 23 de noviembre del mismo año, el Gobierno acordó expulsar del territorio de Nicaragua al extranjero Roberto Vicente Cllambó y al forastero Francisco Puentes basado en las consideraciones de que "no sólo resultan sospechosos, si– no indiciados en el delito de conspiración, según las infor– laciones seguidas por las autoridades de Granada, aparecien– do Chambó como jefe principal que debía asaltar el vapor del Lago y encabezar la rebelión."
Los detenidos, desde sus prisiones, pudieron escribir e imprimir para el público lo que estimaron bueno para su defensa. Una de las hojas sueltas cuyos originales salieron de las cárceles, acusaba al Gobierno de ejercer un poder al'· bitrario, crnel y maquiavélico, aunque en ella misma se con– fesaba que cuando fueron detenidos "estaba la República en completa tranquilidad y en plena fuerza las garantías que la Constitución consagra..." (59)
PRIMEROS IMPULSOS Al PROGRESO
A pesar de estos disturhioB, no desistía el GobienlO de seguir adelante en su plan de mejoras y progreso. En el Manifiesto del Pl'esidente Chamorl'o del 17 de noviembre de 1875 a los nicaragiienses, dice, refiriéndose a los trastornos: "Semejante estado de cosas ha dado lugar, naturalmente, a la baja de las rentas }lÍlblicas; y para aumento de males, los escasos fondos que ingresan al tesoro, se invierten en sofocar revoluciones.
"A través de tan graves inconvenientes el Gobierno hace esfuerzo!) para emprender traba.ios de conocida importancia, como el de la compostura del río y puerto de San Juan del Norte, el del telégrafo de Corínto a San Juan del Sur y aun el del Ferrocarril de Corinto a Moábita, y del Lago de Ma· nagua al de Granada, estableciendo por este medio sencillo y poco dispendioso, una comunicación interoceánica, para cu– ya empresa han ofrecido su concurrencia algunos Gobiernos de Centro América."
"En efecto, la nueva obra del telégrafo fue encomenda– da a la pericia y actividad de don Emilio Benurd quien re– conoce que "la Administración del señor Quadra: en lucha pcrpétuR contra ese mal (las revoluciones), pudo, sin em. bargo, reorganizar las rentas del Estado y facilitar así al Gobie¡'no actual la ejecución del trabajo de que me ocupo.
(59) He aquí cómo refiere estos sucesos don José Dolores Gámez en sus "Apuntamientos para la Bio¡;:rafía de Máxirno Jérez"~ páginas 136, 2~
edición.#
"Durante el año de 1875, el Presidente de la República don Pedro Joa– (luÍn C~a.morro, queriendo observar la máxima de su hermano. "vale lnás prevenir los moles que remedia.rlos", y pensando que algunos individuos
conspiraban en secretó contra su Adrninistl'ación. juzg6 llegado el lnomen–
to de obrar." expulsó de la República a varías individuos, entre ellos a alguno:; miembroo del Poder Legislativo"., ' Hemos puesto en bastardilla las nalabras que Iio se ajustan a la verdad histórica.. Comparando nuestro relato fundado en - documentOB, se püede apreciar eó.\UO escribía la historia el señor Gamcz.
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"Sin dejar éste de abrigar sospechas bastante fundadas ¡;on respecto a la futura tranquilidad del país, peí'o conven– cido de que la política de abstenerse de emprender obras de alguna importancia por temor a eventualidades adversas al l){)rvenir, no puede observarse de una manera absoluta sin I)roducir graves inconvenientes, resuelto por otra parte a conserva l' el orden a todo trance y a continuar manteniendo una rígida economía en todo aquello que no fuera de vital iml}Ortancia, dispuso, llor decreto de 30 de marzo de 1875, la creación de una línea telegráfica desde el puerto de San .luan del Sur hasta el de Corinto pasando por Rivas, Belén, Nandaime, Granada, Masaya, Nindirí, Managua, Mateare, Nagarote, La Paz, León, Posóltega, Chichigalpa y Chinan– dega, enlazando así los cinco departamentos de la Rel)ública en Que está principalmente concentrado el movimiento mer– cantil y agrícola del })aís." (60)
Más adelante veremos cómo esto no se quedó en letra muerta, sino que se llevó a la práctica, lo mismo que la ini. ciación del Ferrocarril y la composición del río San Juan. La instrucción pública también recibió un vigoroso im– pulso desde los comienzos de la administración de don Pedro Joaquín Chumorro. En 12 de agosto de 1875, el Ministro del l'a1110, doctor Adán Cárdenas, dirig'e circular a las Direccio– Hes de Estudio de los departamentos de Rivas, Chinandega, Chontales, Matagalpa y Nueva Segovia en que les anuncia que desde el siguiente mes de setiembre el Gobierno estará en aptitud de comenzar a pagar la subvención de cien pesos mensuales qne 1)01' decreto del 20 de febrero de este año destinó el Congreso 1)ara establecer una escuela de primer oJ:dcn en la cabecera. de aquellos departamentos o en el pue– blo ql1e se Cl'ea más conveniente. "El Gobiemo---dice aquella cil'CU]¡U'-110 l)llede menos que mirar con el mayor interés la cuestión de educación popular; porque no puede ser indi– ferente al deplorable estado en que ella se encuentra en toda la República, y porque comprende muy bien que esta es la causa primordial de nuestro malestar social y político, como quiera que la práctica del sistema que nos rige se resiste de incompatibilidad eon el grado de educación y de cultura dc nuestros pueblos." Al mismo tiempo anunciaba "una refor– ma en el actual sistema de enseñanza" en cuanto el Estado contara con rentas suficientes para atender debidamente a este importante ramo, reforma que, como veremos, se llevó a cabo el aiio de 1877.
omA VEZ LA CUESTION JESU'TAS
En enero de 1876 el diputado don Manuel Cuadra inter– peló al Ejecutivo sobre el hecho de que los Jesuítas 'vivían en comunidad y recibían como novicios a jóvenes nicaragüen–
SeS. Mas, antes de dar cuenta cómo resolvió esta nueva difi– cultad el Presidente Chamono, es ,bueno referir el aspecto que bajo su administración comenzó a tomar la tim debatida cuestión de la permanencia de los ,Tesuítas en Nicaragua. Recorc1al'án nuestros lectores que el Comendador don José de 1VIarcoleta pasó a Roma a desempeñar la misión que no aceptó don Pedro Joaquin ChamolTo, y de la que dimos cue·n– ta en el capítulo XIX. Pues bien, el 20 ele ablil de 1875 el expresado señor de Mm'coleta infolmaba así al Presidente Chamono del resultado de aquella misión llevada a cabo
POlO orden de la administración Quadra:
"Por lo delicado del asunto me ha parecido conveniente comunicar separadamente al señor Presidente la favorable resolución de la espinosa y delicada cuestión de los RR. PP, Jesuítas.
"Ante todo, manifestaré que el Santo Padl'e rehusa mez– clarse directamente en este negocio y dar órdenes de expul· sión principalmente en las circunstancias actuales de la Igle– sia. Anteriormente he informado de las razones y motivos de esta prudente reserva.
"Tratóse aquí el asunto con la circunspección y reflexión debidas, y de modo que se pudiese evitar emba.razos al Go– bierno y aún a mí mismo, considerada la posición que yo de· bía mantener en Roma en mi calidad de representante de la República. La expulsión pública, simultánea y re})entina po– día acarrear al Presidente y al Gobierno, acaso, serios con· flictos y tal vez conmover el país. Aprovechando la ocasión de que algunos gobiernos solicitaban y solicitan todavía la presencia de los Padres en varias ciudades, me entendí prime– ramente con el R. P. Manuel Gil, Asistente del P. General, amigo mío de treinta años a esta parte a quien conocí en
(60) Memoria presentada al Cóngr61l0,
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