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Otro de sus primeros decl'etos fue el del 30 de marzo por. el cual se mandaba construir una línea. ~elegráfica entEe Coriilto y San Juan del Sur, lo cual se llevo a cabo el ano sigrliénte en la forma que adelante diremos.

INTERCAMBIO DE IDEAS

El nuevo Presidente recibió manifestaciones de adhesión de todas partes de la República, principalmente de los MUllÍ– , cipios, entre los cuales es de notarse los que le protestaron que, aunque habían votado en contra de él en las elecciones, ahora le ofrecían. su apoyo COlilO autoridad constituída. Una de aquellas congratulaciones es sobre todas digna de mehción, tanto por el cuel1'O de donde venía como por su significado Y por la contestación que mereció del Presi– denté. '.

Nos refel'ímos a la del Veli.erable Cabildo Eclesiástico en la cual, después de felicitar al Señor Chamono, declara las flmdai:lás esperanzas que abrigaba de que ambos poderes, el Civil -:i el Eclesiástico, marcharían de comím acuerdo; "así es que-decía la nota--el Cabildo de esta Diócesis no ha po– dido menos que congratularse al contemplar frente a los ne– gocios' i>úblicos al eminente ciudadano don Pedl'o .Joaquín

Cha~orro, cuyos antecedentes y cuyas opiniones altamente religiosa, no sólo dejarán a la Iglesia la libertad conquista– da 1101' sit fundador, sino que le prestará su apoyo para el ejerciCio, de su autoridad, la propagación de la fe, la predica– ción del Evangelio, el fomento de la piedad y de la frater– nidad".

Por medio de su Ministro de Negocios Eclesiásticos COll–

testó el Presidente: "Elevado el señor Chamorro por el voto de sus conciudadanos al frente de los negocios públicos, no descuida'\'á corno Presidente ni como Patrono, (51) los intere– ses de la Iglesia, los cuales le están encomendados por la Constitución y las leyes, y le son venerados por los princi– píos católicos que profesa. Así la Iglesia contará con la li– bertad que le legó su divino fundador, sin encontrar obstácu– lo para el ejercicio de su autoridad, la propagación de la fe, la predicación del Evangc.lió y el fomento de la piedad y de

In fraternidad cristianas, de acuerdo con el Concordato ce– lebrado entre Su Santidad y este Gobierno, y con las leyes que de él se deriven.

"Por lo mismo se promete que, tomando en cuenta las lluevas ideas que el siglo difunde pOI' todas partes, ambaS' Potestades procurarán la mayor ilustración del clero para combatir las ideas con las ideas, las doctrinas con las doc– trinas, y la falsa libertad con la libertad que descendió del Gólg4(a, y ha sido la verdadera regeneración de los pueblos

y la única civilización positiva de las naciones modernas. "Esto en cuanto al orden intelectual, que por lo que toca a la educación del corazón, S. E. espera que la disciplina eclesiástica sea severa en su realización para que las buenas c?stumbres se arraiguen y ensanchen en el pueblo con el ejemplo del sacerdote, que es la luz y la sal de la tierra co– mo el mismo Jesucristo lo amonestó y quiso que fuera; por– lJue no basta perdonar los pecados, si no se ciegan las fuentes de donde nacen.

"~sto en cuanto al orden intelectual, que por lo que toca a la educación del corazón, S. E. espera que la discipli– na eclesiástica sea severa en so realización para que las buenas costumbres se arraiguen y ensanchen en el pueblo con el mismo Jesucristo lo amonestó y quiso que fuera; por– que no basta perdonar los pecados, si no se ciegan las fuen– tes de donde nacen.

"Añadiendo a esto la práctica de la caridad evangélica, el amo~ constante al prójimo, el olvido de las injurias y el desprecIO que el sacerdote haga de los bienes de la tierra para. entregarse asiduamente a los objetos de su ministerio, podra combatirse con más eficacia todo lo que el mundo ar.roja por medio de la prensa y de sus modernos estableci– m.lentos coutra nuestra santa religión.

"Convencer ron la ciencia y persuadir con hechos prácti– cos (le amor y dulzura, encaminados al bien y a la virtud, d

S b lo lJue, a juicio del señor Pr~side!lte, ambas aut?ridades e en procu~ar sobre todo. ¿ Que harta la fuerza aphcada al

fU~ro mterno del hombre? Esclavizar la conciencia sin redi–

m\rl~! y establecer una religión oficial y no del cielo. 1 Cuando por estos medios la Autoridad Eclesiástica y e Patronato hayall desarrollado la fé y elevado la creencia ---

d. {51~ t: or

)0 acordado el\ el. Coneordato eelebrado en 1862. el Presidente a publlca. era al mismo tImpa el Patrono de la Iglesia de Nicaragua.

católica, los objetos del culto no serán deficientes, porque proveerá abundantemente la piedad de los fieles, desde él palacio del Magistrado hasta la choza del último de los .Cris– tianos.

"Penoso es para S. E. contemplar empobrecida la Santa Iglesia Catedral, orgullo e historia de los sentimientos reli– giosos de los nicaragüenses, grande, como en otro tiemp"o fue grande la creencia y la piedad, y hoy desmantelada co– rno triste prueba de que todo se marchita y se rebaja cuan– do nos descuidamos de su cultivo. Pero el señor Presidente cuenta, para remediar un tanto el mal, con invertir en su mejora lo que pueda amortizar de la deuda eclesiástica~ en cuya amortización incluirá tainbién lo que el Estado decrete' para la mejora y construcción de las iglesias sufragáneas. "En la visita que se haga a ese departamento abriga el señor Presidente la esperanza de concluir, con este fin,

1\ll arreglo que sea satisfactorio a las dos partes." (52)

VISITA A LEaN y CHINANDEGA

La Corporación Municipal de León invitó al PI'esidente para que asistiera en aquella ciudad a las solemnes fiestas del Corpus Cristi. Mucho deseaba el señor Chamorro llegar a León para demostrar con su conducta que en su corazón no tenía lugar el mezquino sentimiento lugareño.

A pesar de que los opositores maquinaron para hacer en León el vacío al señor Chamorro, fue recibido éste muy bien en la ciudad metropolitana el 22 de mayo de 1875. Su permanencia en el Departamento Occidental fue muy fecunda para conseguir la paz que después gozó plenamente la Re– pública.

El pueblo leonés, a quien los propagandistas políticos habían ciado una mala impresión respecto del señor Chamo– rro pint.ándolo como un al'istácrata orgulloso. comenzó a mu– <lal: de parecer a medida que lo fué tratando de cerca. El Presidente por su parte, fácilmente se captó las simpatías del vcncidario, pues no enrecia de prendas personales para hacerse qnerer.

En esos días ha,bia falleddo en León un importante cau– dillo liberal: y uno de los más exaltados opositores del señor Chamorro. A la hora del entierro, el Presidente se encaminó con sus ayudantes a la casa del difunto, y con sorpresa de lodos, dió personalmente el pésame a la familia doliente y manifestó que como Presidente de la República quería pre– sidi!' el duelo, porque así lo merecía aquel importante perso– naje, y que era jnsto hacerlo, a pesar de que había sido su adversalio político,

Gestos como éste, su natul'ld campechano, su galantería social, sus amplias ideas republicanas manifestadas en sus he1'ln050s discursos improvisados, le fueron captando la sim– patía y el cariño del pueblo leonés,

Antes de l'egresal', visitó a Chinandega y El Viejo donde también fue espléndidamente recibido. Deseamos recordar dos incidentes que demuestran la capacidad oratoria y polí~

tica del señor Chamorro. Uno de ellos fue el discurso del notable hombre del Presidente, piezas que hablan muy alto de ambos personajes políticos, y es bueno transcribirlas aquí, tanto para lección de la juventud, como para que se conoz– can mejor aquellos esclarecidos ciudadanos.

Don Rafael Campos dijo al señor Presidente entre otras cosas: "Imparcial entre los l>artidos políticos que existen eu esta República, con algunos amigos en todos ellos, permitid– me que os digo que no considero un mal la existenCia de esos partidos: ellos son la salvaguardia de los intereses co– munes mientras sus trabajos no traspasan los límites fijados por la ley. Deseo vivamente que vuestra política merezca la aprobación de la mayoría, ya que no es posible obtengáis la de la uuiversalidad de los nicaragüenses.

"Siendo, como sois, mandatario de un país donde las instituciones republicanas no son un sarcasmo o una farsa sino una realidad, no debéis extrañar que algunas de vues– tras providencias sean combatidas por la prensa y en 'la tri– buna; porque la oposición debéis tenerla. Ningún gobierno puede esperar hoy existir sin oposición; pero esa oposición es Ull estimulante político necesario; es la sal que da sabor, y pudiera decirse, que preserva de la corrupción al alimen· to político.

"Esa oposición, si bien puede causaros algunos sinsabo· res, abusando de la prensa, en cambio, tlebe llenaros de sao tisfacción porque ella os liará conocer qqe tenéis el honor

(52) Gaceta de Hl"7ó. pá¡¡il1a 204.

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