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« Previous Page Table of Contents Next Page »do de estach,ldad,"puedell volver libremente al seno de sus familias. 20. Todo!:;;, los prisioneros de guerra tomados en la jornada de Niquinqlt<Jmo quedan, con excepción de los oficia– les, en entera liberrad, pudiendo, si le desean, tomar servicio en el Ejército del Gobierno. 30. Todos los fugitivos del ene– migo, a consecuencia de la misma jornada, que se presenta– ren ante cualquier autoridad civil o militar, cualquiera que sea su clase. gozará ll de las gracias que concede el artículo anterior, y los que .,presenten su arma, tendrán además la
~ratificación de un 'peso. Cuartel· General, Masaya octubre 16 de 1869.~Guzmán."
"Art. 20.-Las gracias concedidas en el Art. 30. del ban– do Clue antecede, tendrán lugar cuando la presentación de pel'sonas se efect,úe dentro del término de ocho días después de su publicación.
, "Dado en Managua, en la Casa de Gobierno. a 18 de oc– tubre de 1869. Pedro Joaquín ChamOl'1·o. El Ministro de la Guerrl!. Antonio Falla. '
"Masaya, octubre 16 de 1869. Señor Subprefecto del Distrito. Mande Ud. órdenes terminantes y perentorias a los Alcaldes de este Distrito para que recojan todos los heridos que el enemigo dejó dispersos por los campOs, y que los ha– gan conilllcir con el mayor cuidado, en hamacas o camillas, a esill ~illdad. Situados ,en el Hospital, h!ará Ud. que los ci–
rujanos los llr.;s 1 an tlebidamente y que estén bien alimenta– dos; todo confol'ltle lo exigen la humanidad y su triste si– tuación. Dará Ud., cuenta a este mando del resultado de la ejecución de esta orden. Soy.-&. Fernando Guzmán". Masaya, octubre 16 de 1869.-Sr. General D. Francisco Gutiérrez. Dondequiera Que se hallen heridos de los Que deló el enemigo después de la derrota de Niquinohomo, los hará Ud. reco~er y los mandará cQn to<1o cuidado al Hospital de esta ciudad. Soy &. Fernando Guzmán." (39)
Otra muestra (le esta política fue (jI decreto de amnistía ,g'eneral y sin excepción que dictó el Senador Presidente el 21 de oct.uhre. Este decreto, que ya hemos trascrito en el capítulo XII, es digno complemento del anterior, y si es ver– dad que no se acogieron a él los revoltosos, demostró que el Gobierno victorioso no abrigaba intenciones ven¡rativas. .•. Por eSo, .bi!'n Imdo informar al Con¡rreso el Ministro de Gobernación y Guerra don Anselmo H. Rivas, romo sigue: Después de manifestar que el estado de sitio se decretó luego de 1uaduras reflexiones, continúa: "Esta medida era de todo punto indisnellsable para manifestar a los pueblos que el Gobierno estaba· a la altura de la situación y desvanecer toda idea de debilidad o impotencia; que tanto como había sido paciente, tolerante y sufrido durante la paz, debía ser enérg-il"o, severo e, inflexible durante la guerra. para resta– blecer la moral púb~ica. hacer respetar la autoridad y afian– zar el orden y lag. instituciones. Esta declaratoria tuvo por objeto desembarazar al Gobierno de los trámites Que la Cons– titución exige para proceder contra los perturbadores del orden, y de ninguna manera afectaba las garantía!;! consigna– das en la Carta "a ,los ciudadanos pacíficos, cualesquiera que fuesen sus :opiniones políticas. .Así se vieron, en lo más recio rIel conflicto per,sonas notoriamente afectas a los revolucio– uarios, vivir tranquilas bajo la salvaguardia de las autorida– des, sin Que sufriesen molestia de ningún género por causa de SU'l opini(';nes.
"Verdad es Que el mando en Jefe se vió en la dura ne– cesidad de proceder contra algunas personas que 1wtoriamen– te est.aban comprometidas en estos movimientos subversivos, reduciéndolas a segura prisión para impedir que fueran a engrosar las filas de los rebeldes pero esto 10 hizo de acuer– do COlt la opinión pública que designaba a algunos de aQue– llos individuos como promotores o cómplicl"f; de la revolución,
1) como ardientes simpatizadores, y a todos mandó iustruir inmediatamente la sumaria respectiva. Y aún con estos in– dividuos el Gobienlo usó de la lenidad compat.illle con las circúnstancias, procurando suavizar lo duro de su situación, a m~dida que sentía robustecerse el P.oder P'úblico: de modo que, inm$liatamente que fue firmada la paz de Pueblo Nue– vo, fueron puestos en plena libertad todos los prisioneros, a pes,al' de habel' continuado, por poderosas razones, suspenso el orden constitucional."
. "Es un deher de lusticia-dice más adelante-Íltformar a la Representación Nacional de que el Senador Encargado del Poder E.lecqtivo supo llenar en aquellas azarosas circuns– tancias, los a1tll}¡ deberes que le imponía su posición. Los hon-
(89) Informa al Congreso del Ministro Rivas, año 18711, Seco de do– cumentos.
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rOsos ant.ecedentes del Sr. Chamorro, y los pr"estigios bien merecidos de que goza, eran una prenda de acierto para el Sr; Guzmán al hacer esta desigMción. E)lí, ~fectl), el señor Chamorro proveyó en el ejercicio del Poder.a todas las ne~
cesidades de la situación con la mayor solicitud, desarrollan. do, siempre en perfecto acuerdQ con el Sr. General en Jefe, una política liberal conciliadora' y enérgica a la vez. "Láconducta del Gobierno jamás desmintió su progra. ma de conciliación, sin desmaya", por los reveses lli desvane. cerse por los triunfos: siempre viendo en los rebeldes a ni. caragüenses extraviados, ni un momento dejó de manifestar. se deferente a cortar los espantosos males de la guerra y
evitar' la efusión de sangre."
finalmente, deSI)ués de reférir el Informe como se ajus– tó la paz, agregan:
"Así ,terminó felizmente para Nicaragua una guerra que había llegado a tomar sedás prl)porciones, sin fusilamientos, destierros, ni más desastres (IUe lÍ)s ocurrid(ís en los encuen– tros de armas; y es de mi deber informar a la Representa– ción Nacional de que esta g'uei+a se hizo por 1111a y otra pRrte, de un modo civilizado en lo general, si es que puede admitir este calificativo un hecho que por sí solo .es un es– cándalo que arguye muy poca civilización en el país donde
Ee ejecuta; pero se h!a notadó C(lll satisfacción que esta vez no se h.an desarrollado los instintos de ferocidad quc en otras' ocasiones; el vencido no era ya un enemi~o, se le trataba co– mo hermano y se le brindaban los cllÍdad,oa que exigía su si– ilul('Í(}n; y si en las nr.rtes más remotar.. donde no alcan– zaba la inmediata acción del Gobierno. se cometieron algu– nos actos de crueldad a consecu.encia de algún hecho de ar– mas, estos fueron muy raros y recibieron la reprobación del Gobierno y de la sociedad,"
Don José D. Gámez admite y alaba esta conducta, bien que aprovecha la oportunidad para compararla con la del Go– bierno en 1854, y deducir que, así como éste, por sus excesos, tuvo la culpa de los desmanes de la revolución de aquel año; así ahora, el buen eiemplo del Gobierno influía en la moderllción de los revolucionari(ls.
"Si d Gobierno de Nicaragua-dice el Sr. Gamez-traía" ba a la revolución con todas las consideraciones que los pue– Hos cultos acostumbran eu sus guerras, ¿ por qué ésta de– bía proceder de otra manera? De ahí, pues, la tolerancia y ese carácter de moderación que tanto predominó durante la guerra de 1869," (40)
El SR. CHAMORRO NO ,ACEPTA LA CANDIDATURA PARA PRESIDENTE. SE OPONE A LA EXPULSION
DE LOS JESUITAS
A fines del año de 1869 una comisión del Partido Con– sel'Vador de Managua compuesta por los señores D. José Dolores Rodríguez, D. Macario E¡otrada, D. Perfecto Zavala y D. Heliodoro Moreir11. pasó a Granada a felicitar al Sr. Guzmán por haber debelado la facción, y a dar un voto de gTacias al Senador D. Pedro Joaquín Chamon-o PO)' su pa– triótica cooperación con el Gobierno para salvar lasitua– ción; además, manifestó a este que el Partido, reconociendo su patriotismo y acierto coll1o encargado del Poder Ejecuti– vo en el pasado conflicto, le proponía proclamar su candi– d11tura para Pl'esidente en el período de 1871 a 1875. E.l Sr. C11a111orro contestó: que i'endía las gracias por aquellas de– mosi'.rl:1ciones de que era objeto pero se excusaha terminante– mente, porqu'J no quería que se creyese que él había coope– rado COll el Gobierno para ganar la Presidencia, pues' su acti– tud no ha bía tenido más propósito que salvar a su país. (41) Don Pedro J oaql1ín Chamorro siguió tomando, parte acti– va en la política desde su asiento de Senador. Varias veces pidió permiso en 1871 para retirarse a su hogar,pero le fue negado, porque sus servicios eran estimados de mucha impor– tancia.
Estuvo de acuerdo en la elección de don Vicente Quadra para suceder a Guzmán, y la apoyó con su partido. El año de 1872 se comenzó a agitar la cuestión de lo~
Jesuítas. Los hijos de Loyola, que habían sido expulsados
(40) Gámez, Apuntamientos para la Biografía de M.á,dmo Jerez, pág. 133. 2a edición. La excusa de GlÍmez, esto es, que en 1864 el Gobierno daba el mal ejemplo y que la revolución no hacía mlÍs que ejercer repre' .alias, es falsa, pues el Gobierno L<!gitimo no se ap!ovechó del deeréto del
10 de mayo de 1854 para fusilar a 1081 prisioneros, y la revolueión sí lo hizo.
(41) Referido al autor ,por 'don 'José Do101'es::Rodl'ig1i~z.
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